Servicio dominical

Marisol y Amapola salieron de la casa muy animadas como todos los domingos, vestidas muy arregladas para ir a la misa de siempre y venían conversando de todo un poco. Y de repente Marisol vio a un hombre muy raro y le dijo ay comadre me acordé del señor Santillano. Ay ni lo nombre comadre por favor. Qué susto llevamos nosotras con ese señor. Yo pensé comadre de verdad se lo digo, pensé que ese hombre se nos iba a morir. Me dio un tremendo susto. Sí comadre a mí también me asustó muchísimo. Imagínense esos mafiosos en la casa buscando a ese señor. Menos mal que se levantó de esa cama. Bueno le deseo lo mejor dice Amapola. Fue el amor de mi vida, es verdad, lo amé toda mi vida y hoy estoy tratando de olvidar el pasado. Eso es lo que importa comadre, que usted borre ese pasado y empiece su vida nuevamente. Con esa hija que Dios le dio, Dios la bendijo.

Ay es verdad mi hija, es un amor de ser humano, un tremendo ser humano diría yo. Y prosiguieron el camino hasta la iglesia. Ahora comienz
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