UNA NUEVA VIDA EN TODOS LOS SENTIDOS
Faltaba una semana para la boda y el departamento se encontraba completamente desmantelado.
Necesitaba muebles nuevos, electrodomésticos y utensilios que hicieran parecer que vivía allí como un hombre soltero.
Además, debía cambiar por completo el color de las paredes que sin duda tenían el toque femenino de Eleanor, quien estaba segura de que el departamento ya había sido vendido.
Mientras ella se encontraba completamente sumida en los preparativos de la boda y la luna de miel, yo me encontraba abocado completamente en cumplir con lo que le juré a la memoria de mi hermano. Seguía siempre los pasos de aquella muchacha y al parecer, tenía todo fríamente calculado en relación a mi plan. Nada podía fallar.
Luego de dejar a Eleanor para su última prueba de vestido, busqué por la zona comercial un
6 meses antes de la boda de Henry y Camile…EL PRIMER ENCUENTRONi bien regresamos de la luna de miel, me puse en campaña para iniciar mis planes. El piso quedó perfecto; parecía un lugar distinto y quedé bastante conforme. Prácticamente todo era en tono blanco y un poco de gris, que le daba un aire sobrio y masculino al sitio.Había madrugado ese día con la excusa de ir al bufete a revisar unos pendientes urgentes y estaba fuera del St. James's Park, recostado en la puerta de la todoterreno negra que conducía.Faltando treinta minutos para que llegara, comencé a caminar haciendo el mismo recorrido que aquella chiquilla, hasta llegar a la fuente donde siempre se detenía a quitarse la sudadera para anudársela a la cintura. Tomé asiento en el borde la misma, mirando el reloj deportivo que portaba en mi mu&ntild
SORPRESA—¿Ha iniciado la cacería? —dijo Brandon mientras nos servían café, en el mismo sitio de siempre, a unas calles del bufete.—Hoy fue nuestro primer encuentro. La llevé a mi piso y se dejó arrastrar sin protestas —respondí confundido y él enarcó una ceja.—¿Se te antoja demasiado fácil como para que sea real?—Exacto.—Eres atractivo y no es extraño que una mujer de su edad se deje arrastrar por la pasión del momento y que al día siguiente, ni siquiera lo recuerde —bromeó y negué. Esa muchacha nunca había visto un tipo desnudo a juzgar por su reacción.—¿Quieres decir que he perdido habilidades? —bromeé de todos modos y Brandon se encogió de hombros.—Desde el momento en que asumiste que Eleanor ser&ia
Un año y medio después de la Boda de Henry y Camile…HENRYMoví la cabeza despacio, intentando recobrar el conocimiento, parpadeando y arrugando la nariz por el olor nauseabundo que aturdía a mis fosas nasales.Intenté moverme pero mis manos estaban sujetas hacia atrás, amarradas a la madera de una silla vieja que rechinaba con mis movimientos. Abrí los ojos al recordar todo lo que había pasado antes de recibir aquel golpe que me dejó inconsciente y sentí temor por Camile y mis hijos.Miré a mi alrededor pero todo estaba oscuro, solo el olor a putrefacción reinaba allí y a mis oídos llegó el sonido del recorrido del agua: estaba en el interior de una alcantarilla.Forcejeé mis muñecas, intentando deshacerme de las cuerdas que tenía atadas alrededor, sin éxito alguno.&la
UN EXTRAÑO ENCUENTRO EMMA ROSS Como todas las mañanas, había salido temprano para correr. Aún no me había acostumbrado al ambiente húmedo y fresco de Londres, a pesar de estar viviendo aquí por casi seis meses. Llevaba una camiseta blanca y una sudadera roja que sabía, en algún momento me la quitaría para amarrarla a mi cintura. Mi conjunto culminaba con unos leggins negros y calzado de correr. El pelo castaño oscuro, me lo sujeté en una coleta alta, poniendo música en mi ipod y comencé mi recorrido habitual caminando de manera ligera hasta St. James's Park. Una vez en el parque, aumenté de ritmo mientras en mis oídos explotaba la voz de Fred de Palma. Además de que me gustaba su música, ayudaba bastante a mis clases de italiano. El tío Frederick se había empecinado en que todos aprendiéramos su idioma de una o de otra manera, y aunque mi música lo horrorizaba, no decía nada con tal de que siguiera
9 meses antes de la boda de Henry y Camile…Londres, Salónde gala del Rosewood London HotelJAMES WILLIAMS—Eres la mujer perfecta para mí, Eleanor. Gracias por decir que sí.Suspiré complacido al recibir una sonrisa cómplice por parte de quien a partir de hoy, se convertía en mi prometida y futura esposa.Era de esperarse que después de cinco años de relación, le hubiera propuesto matrimonio y que ella aceptara. Hacíamos un gran equipo juntos; ambos abogados, aunque la pasión por la psicología me había llevado a estudiar ambas carreras, luego de formar parte de una familia demente e inescrupulosa, que dejé en el pasado apenas cumplí la mayoría de edad.A Eleanor no le resultaba extraño que ninguno de ellos estuviera acompañ&
¿QUÉ OCURRIÓ?—¿Quién trajo esto, Eleanor? —pregunté aturdido por aquella información que acababa de descubrir.—Se lo entregaron al conserje sin decir nada más, y me lo dio a mí. No sé quién pudo haber dejado el paquete aquí.—Debe ser una broma de mal gusto… —tragué con fuerza, volviendo a coger la fotografía que le tomaron a Cristopher y la nota.—Entonces… ¿dejarás las cosas así? —preguntó apenas, con la voz saliéndole en un hilo por el temor.—¿Crees que sea falsa la información? —respondí con otra pregunta—. Como abogada y amiga; ¿crees que ésta información es irrelevante y que la persona que lo envió se tomó demasiadas molestias solo para fastidiarme?El
EL PRINCIPIO DE LA INVESTIGACIÓN—¿Nos conocemos? —entorné los ojos ante sus palabras.—Digamos que sí…—Yo no recuerdo haberlo visto en mi vida.—Conocí a Cristopher Williams; ¿su gemelo? —enarcó una ceja.—Supongo que por el crimen que le quitó la vida —dije suspirando y negó.—Tuvimos un negocio.—¿Qué tipo de negocio?—Pues, no sé si esté enterado, pero su hermano me pagó, junto con otro hombre que creo era el cerebro de todo, para que enviara a un tipo a prisión.—¡¿Qué?! —dije con incredulidad y el hombre sonrió—. ¿Recuerda el nombre del otro sujeto?—No; pero estoy seguro fue quien ideó todo aquel macabro plan.Suspiré, tragando con dific
UNIENDO PIEZASComo había imaginado, el señor Storm me citó una semana después de haber pactado nuestro trato, en el mismo sitio que la primera vez.—¿Ha tenido una investigación productiva? —pregunté, luego de que la mesera nos sirviera café.El hombre sonrió con satisfacción y de un maletín que había dejado en el suelo, recostado a las patas de la silla que ocupaba, extrajo un grueso folio que tendió sobre la mesa, para mí.—Aquí encontrará todo lo que necesita saber.Tomé el folio y comencé a revisarlo, apartando la tapa de carpeta negra.En la primera hoja había una fotografía; la de un hombre moreno con semblante duro y ojos oscuros. La descripción decía: Henry Ritter.Levanté la mirada, frunciendo el ceño ante la no coincidencia