Zeynep se despertó temprano por la mañana, se encontraba acurrucada entre los brazos de Kerem, se estiró, una sonrisa se extendió por su rostro al recordar las celebraciones de la noche anterior.Por primera vez desde que llegó a Diyat, se sentía verdaderamente aceptada, verdaderamente parte de algo.Y sabía que gran parte de eso se debía al hombre a su lado, su marido, su amor, su roca en medio de las tormentas de la vida.Como si sintiera sus pensamientos, Kerem despertó, cuando su mirada se posó en Zeynep, una sonrisa suave se extendió por sus labios.—Buenos días, mi amor —murmuró, atrayéndola para un beso suave.Zeynep se derritió en su abrazo, sentía su corazón llenó de amor, sintió que ese era el momento, el momento de compartir su secreto, de hacer a Kerem parte de la alegría que había estado llevando sola durante tanto tiempo.Pero antes de que pudiera hablar, Kerem se levantó, para después estirarse con un gemido.—Debería ir a ver cómo va la limpieza después de anoche, cono
La partida de Neylan fue rápida y sin ceremonias, Kerem envió a varios hombres para escoltarla, con instrucciones estrictas de que no se le permitiera salir de la propiedad.Zeynep observó mientras se alejaba, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza, a pesar de todo, a pesar de la crueldad y la manipulación, una parte de ella todavía anhelaba la aprobación de Neylan, su aceptación, aceptación que tal vez nunca llegaría.La voz de Izmir la sacó de sus pensamientos, sorprendiéndola.—Zeynep, querida —dijo en tono gentil— sé que este no es quizás el mejor momento, pero... bueno, hay algunas cosas que creo que debes saber sobre el embarazo.Zeynep parpadeó sorprendida.—Oh... por supuesto, Baba, estaría honrada de escuchar lo que tenga que decir.Izmir le dirigió una sonrisa, sus ojos se arrugaron en las esquinas.Mientras se acomodaban en los cojines, Izmir comenzó a hablar, su voz era baja y melodiosa.Le habló de la importancia de los hijos en su cultura, de cómo un nuevo bebé era vi
La tarde era tranquila en Diyat, en los campos circundantes, los trabajadores regresaban a sus hogares después de un largo día de trabajo, cansados pero satisfechos con su labor.En la gran casa de los Ozturk, sin embargo, había una atmósfera de celebración y júbilo, las mujeres se habían reunido en la habitación de Zeynep para llevar a cabo un antiguo ritual de fertilidad y bendición que se realizaba cuando una nueva vida estaba en camino.—…Y así, al frotar aceite de oliva sobre tu vientre —decía Dilara, una de las tías de Zeynep que había llegado para felicitar a la pareja, mientras su mano realizaba movimientos circulares sobre el abdomen de su sobrina— estamos invocando la protección y la abundancia de la Madre Tierra para tu hijo.Zeynep se mantenía quieta y en silencio, dejándose envolver por la calidez del ritual y las palabras susurradas de las mujeres a su alrededor.—Que este niño venga al mundo rodeado de amor y alegría —murmuraba una anciana, arrojando pétalos de rosas so
En el hospital, las luces fluorescentes brillaban con una frialdad clínica sobre los pasillos interminables. El aroma estéril a desinfectante llenaba el aire, acompañado por los sonidos apagados de pasos apresurados y el ocasional timbre de un teléfono.—¡Necesitamos ayuda aquí! ¡Un hombre ha sufrido un ataque al corazón!La voz de Kerem resonó a todo volumen mientras irrumpía por las puertas de emergencia, su rostro estaba tenso por la angustia. En sus brazos, cargaba el cuerpo inerte de su padre, Izmir Ozturk, el gran líder cuyo rostro arrugado ahora estaba pálido como la cera.—¡Por aquí, por aquí! —Una enfermera de aspecto serio corrió hacia ellos, haciendo señas a una camilla cercana.Con movimientos rápidos pero cuidadosos, Kerem depositó a su padre en la camilla mientras un equipo de médicos y enfermeras se arremolinaba a su alrededor, dando órdenes y preparando equipos de emergencia.—¿Qué sucedió? —preguntó uno de los médicos, un hombre de mediana edad con el cabello grisáceo
Kerem reaccionó como si lo hubieran abofeteado, su rostro se contrajo en una mueca furiosa mientras se interponía entre Asya y Zeynep, sus hombros estaban tensos por la ira.—¡Cómo te atreves! —rugió, mientras sus ojos destellaban como brasas ardientes— ¡Zeynep es mi esposa, la madre de mi hijo! ¡Merece todo mi respeto!Se volvió hacia Zeynep, su expresión se suavizó al mirarla, reflejando una ternura que hizo que el corazón de ella se acelerara.—Habibi, no les hagas caso —murmuró, tomando su rostro entre sus manos con delicadeza— tú eres mi mundo entero, nunca lo dudes.Zeynep asintió, parpadeando para contener las lágrimas que amenazaban con derramarse, depositó un suave beso en la palma de la mano de Kerem, reconfortada por su actitud protectora.La risa burlona de Mehmet rompió el momento, como un puñal afilado cortando el aire.—Qué conmovedor, —se burló— el gran Kerem Ozturk, finalmente rendido ante los encantos de una pequeña ramera, dime, hermano, ¿En verdad crees que ella te
Kerem intentaba contenerse lo más posible, armar un escándalo en ese momento empeoraría la situación de su madre.—¿Estás contento ahora? —escupió entre dientes— ¿Esto es lo que querías, atormentarla de esta manera?Mehmet permaneció en silencio, su expresión era indescifrable, mientras observaba a su madre inmóvil sobre la cama.Fue solo cuando los ojos de Neylan volvieron a abrirse lentamente que Kerem se volvió hacia ella, tomando su mano con suavidad.—Ana... —comenzó con cautela— sé que esto debe ser una gran conmoción para ti, pero necesito que me escuches.Neylan parpadeó con confusión, mirando fijamente el rostro de su hijo menor, luego, lentamente, sus ojos se desviaron hacia Mehmet, una expresión de incredulidad cruzó su rostro.—Kerem... —su voz era un susurro apenas audible— ¿Quién... ¿Quién es ese hombre? ¿Por qué se parece tanto a Mehmet? —Neylan no comprendía lo que veía.El pecho de Kerem se oprimió ante la pregunta, una nueva oleada de ira hacia su hermano lo inundó a
Los días transcurrieron en una atmósfera tensa dentro del klan Ozturk, Kerem y Mehmet apenas se dirigían la palabra, pues cada vez que lo intentaban, sus conversaciones se convertían en acaloradas discusiones cargadas de reproches y amenazas.Kerem se sentía atrapado entre la espada y la pared, lo que su hermano y Asya habían hecho al fingir sus muerte y huída respectivamente, se consideraba un crimen imperdonable, castigado con la pena máxima según las antiguas leyes del clan. Pero por más que Kerem intentara convencerse a sí mismo de la verdad, una parte de él se negaba a aceptar que su propio hermano, su compañero de juegos de la infancia, fuera capaz de semejante traición.—¿A qué diablos han regresado realmente? —murmuró para sí mismo una noche, contemplando las estrellas desde el balcón de su habitación.Unos brazos cálidos lo rodearon por detrás, y el aroma a jazmín inundó sus sentidos cuando Zeynep apoyó su mejilla contra su espalda.—No dejes que te consuman los demonios de
Los días transcurrieron lentamente mientras Izmir se recuperaba del ataque cardíaco que había puesto en peligro su vida. Finalmente, después de varias semanas de reposo y cuidados intensivos, los médicos lo dieron de alta para que continuara su rehabilitación en el entorno familiar de su hogar.Sin embargo, el ambiente en la gran casa de los Ozturk estaba lejos de ser acogedor, una tensión espesa e invisible parecía impregnar cada rincón, una calma que presagiaba la tormenta que sin duda llegaría. Kerem y Mehmet apenas se dirigían la palabra, intercambiando miradas cargadas de resentimiento y amenazas cada vez que se cruzaban por los pasillos o en los jardines.—¿Hasta cuándo piensas seguir con esta actitud infantil, hermano? —La voz de Mehmet era un siseo venenoso mientras se acercaba a Kerem una tarde en los establos— ¿Cuándo aceptarás que he regresado para reclamar lo que por derecho me pertenece?Kerem levantó la mirada del caballo que estaba ensillando, sus ojos oscuros destell