Kerem sentía que la ira crecía en su interior al escuchar lo que su madre y los ancianos habían hecho. ¿Cómo se atrevían a interferir en los asuntos de su esposa, a cerrar la escuela que tanto significaba para ella?Sin perder un momento, se dirigió a la casa de la mejor amiga de su madre, sabía que ahí estaría, irrumpió en la sala donde Neylan tomaba el té con sus amigas.—Madre, ¿qué demonios crees que estás haciendo? —rugió, su voz resonando en las paredes.Neylan lo miró con sorpresa, pero rápidamente se recompuso.—Kerem, hijo, ¿A qué te refieres?—No te hagas la inocente —espetó Kerem, señalándola con un dedo acusador—sé que tú y los ancianos cerraron la escuela de Zeynep. Que la humillaste y la echaste como si fuera una criminal.Las amigas de Neylan jadearon, escandalizadas por el tono de Kerem. Pero a él no le importaba. Estaba harto de las manipulaciones de su madre, de su constante desprecio hacia su esposa.—Esa forastera estaba llenando las cabezas de nuestras niñas con i
Zeynep se miró en el espejo, sus manos acariciaban suavemente su vientre aún plano. A pesar del miedo y la incertidumbre que la embargaban, no pudo evitar sentir una chispa de emoción. Una vida crecía dentro de ella, un pequeño milagro de vida.Pero ese milagro también representaba un peligro. Si su secreto era descubierto, no podía arriesgar a su bebé a ese destino.Se vistió con sus ropas habituales, agradeciendo en silencio que las túnicas holgadas y los chales pudieran ocultar su condición por un tiempo.Bajó las escaleras con cautela, escuchando voces desconocidas en la sala. Al entrar, se encontró con Kerem hablando con tres visitantes, una mujer mayor, un hombre de aspecto severo y una joven deslumbrante.—Ah, Zeynep —saludó Kerem, su voz tensa—. Permíteme presentarte a la familia Gazi. Habbab Bey, su esposa Ilhan Hanım, y su hijo Halik.Zeynep inclinó la cabeza respetuosamente, tratando de ignorar la mirada evaluadora de los Gazi.—Es un placer conocerlos.—El placer es nuestr
Kerem entró en la habitación poco después, encontrando a Zeynep acurrucada en la cama, su rostro enterrado en la almohada. Se sentó a su lado, su mano acariciando suavemente su espalda.—Zeynep,¿Estás bien?Ella se tensó bajo su toque, tratando desesperadamente de ocultar sus lágrimas. Pero cuando se sentó y se volvió hacia él, sus ojos enrojecidos la delataron.Kerem sintió que su corazón se apretaba al ver su angustia.—Oh, Zeynep... lo siento tanto. Siento que tengas que pasar por esto, que tengas que soportar el comportamiento de mi madre.Ella negó con la cabeza, tratando de forzar una sonrisa.—No, no es tu culpa. Kerem tomó su rostro entre sus manos, su pulgar limpiando suavemente una lágrima perdida.—Pediré a Ayse que suba más tarde tu comida, así no tendrás que ver a mi madre que al parecer está de un humor peor que nunca, regresaré más tarde, pediré al chofer que te lleve a la escuela..Kerem se levantó, dirigiéndose hacia la puerta.—Descansa. Iré a hablar con mi madre,
El sol de la mañana bañaba la habitación en una cálida luz dorada. Zeynep se estiró perezosamente, disfrutando de la rara sensación de paz. Pero esa paz fue efímera, rota por la entrada de Kerem.—Zeynep, tengo que ir a Mardin por negocios este fin de semana —anunció sin preámbulos.El corazón de Zeynep se hundió. La idea de estar sola con Neylan, sin la presencia protectora de Kerem, la llenaba de pavor.Kerem, notando su expresión abatida, se sentó a su lado, tomando su mano.—Ey, no pongas esa cara. Quiero que vengas conmigo —dijo con una gran sonrisa.Los ojos de Zeynep se iluminaron, una sonrisa incrédula se extendió por su rostro.—¿De verdad? ¿Puedo ir contigo?Kerem rió, encantado por su entusiasmo.—Por supuesto. No podría dejarte atrás.El viaje a Mardin sería una bocanada de aire fresco, una oportunidad de escapar, aunque fuera brevemente, de la asfixiante atmósfera de Diyat.Zeynep se arregló inmediatamente, eligiendo ropa adecuada para visitar Mardín.Pero su buen humor s
Zeynep tuvo que hacer un gran esfuerzo para no mostrar lo desagradable que le parecía la presencia de esa mujer.—¡Kerem! —exclamó Elif, poniéndose de pie —bienvenido a casa.Kerem miró de su madre a Elif, su confusión evidente.—Elif, ¿Qué estás haciendo aquí?Fue Neylan quien respondió.—Oh, ¿No te lo dije? La familia de Elif se fue de viaje. Y ya sabes cómo son las tradiciones, una joven soltera no puede quedarse sola. Así que, por supuesto, ofrecí nuestra casa.Kerem frunció el ceño, claramente descontento con este giro de los acontecimientos. Pero antes de que pudiera responder, Elif intervino.—Espero que no sea un problema, Kerem. Prometo que no seré una molestia.Zeynep, que había estado observando el intercambio en silencio, finalmente habló.—Por supuesto que no es una molestia. Eres bienvenida aquí, Elif.Pero incluso mientras decía las palabras, podía sentir la tensión creciendo en su interior. La presencia de Elif, combinada con las constantes manipulaciones de Neylan, e
Neylan dejó la amenaza colgando en el aire, pero Zeynep podía llenar los espacios en blanco. Conocía las historias, las leyendas de mujeres que habían tratado de escapar de sus matrimonios, sólo para ser arrastradas de vuelta y sometidas a las más brutales de las 'justicias'.Se tambaleó hacia atrás, el peso de la realidad cayendo sobre ella como una tonelada de ladrillos. La tensión en la habitación era palpable, la furia emanaba de Kerem en oleadas.—¡Suficiente, madre! —su voz retumbó en las paredes, haciendo que Elif y Neylan se estremecieran, no toleraré más de este comportamiento hacia mi esposa. ¡Fuera, las dos!Neylan abrió la boca para protestar, pero la mirada en los ojos de su hijo la detuvo en seco, con un resoplido indignado, se dio la vuelta y salió de la habitación, Elif salió siguiéndola de cerca.Kerem se volvió hacia Zeynep, su expresión se suavizó en ese momento, pero ella ya se había metido en la cama, cubriéndose completamente con las mantas, una clara señal de
Por la mañana, Zeynep se paró frente al espejo, admirando su reflejo en el hermoso vestido tradicional kurdo que había elegido para el día. Los intrincados bordados y los colores vibrantes parecían cobrar vida bajo la suave luz que se filtraba por la ventana.—Buenos días, mi amor —la voz de Kerem la sobresaltó de sus pensamientos, se giró para verlo apoyado contra el marco de la puerta, con una suave sonrisa en su rostro.—Buenos días —respondió, con una sonrisa propia extendiéndose por sus labios. —¿Qué te parece? —Dió una vuelta, haciendo que la falda se arremolinara alrededor de sus piernas.Kerem se acercó, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura y atrayéndola hacia él. —Te ves absolutamente impresionante —susurró, depositando un suave beso en su cuello.Zeynep se recostó contra él, deleitándose con su cercanía. —Nunca pensé que diría esto, pero estoy empezando a disfrutar de la ropa tradicional.—Te sienta bien —murmuró Kerem, mientras sus labios rozaban su oreja —aunqu
Zeynep abrió la boca para gritar, pero ningún sonido salió. El hombre se rió, el sonido duro y sin alegría.—Adelante, grita —la desafió —no hay nadie que te escuche, nadie que te salve.Avanzó, sus intenciones se reflejaban claras en sus ojos, Zeynep se congeló, su mente acelerada trataba desesperadamente de pensar en una manera de escapar.Pero antes de que pudiera moverse, antes de que el hombre pudiera dar otro paso, un disparo resonó en el aire.El hombre se tambaleó, mirando hacia abajo con sorpresa al rojo que manchaba su pecho. Luego cayó, inmóvil.Zeynep giró, sentía latir su corazón en la garganta, allí, a pocos metros de distancia, estaba Kerem, una pistola humeante en la mano.—¡Zeynep! —gritó, corriendo hacia ella, rápidamente la envolvió en sus brazos, su cuerpo temblaba contra el de ella —¿Estás bien? ¿Te lastimó?Ella sacudió la cabeza, incapaz de hablar a través de sus sollozos. Kerem la abrazó con fuerza, murmurando promesas y palabras de consuelo en su cabello.—Shh