En aquel enorme edificio, fuera se podía observar una gran furgoneta en la cual había bastantes niños. Al momento de que esta arranco, en la entrada a aquel edificio vemos a un pequeño pelirrojo y su madre rubia entrando.El lugar era muy amplio, pero lo que le sorprendió primeramente fue el tipo de gente que se encontraba en aquel lugar. No era de las típicas empresas donde había solo gente linda, parecían ser personas más corrientes de lo que deberían ser, claro, todos arreglados, con sus uniformes y todo, pero realmente le asombro ya que en cada lugar donde antes trabajo no era así.—¿Emily? –escucho llamarle a una voz sumamente conocida para ella.—Hola Jhon –saludo sonriente la rubia al ver luego al rubio acercarse a ellos con una amplia sonrisa en el rostro.—Hola tío Jhon –saludo el pequeño con una gran sonrisa, igual a la de aquella rubia, cosa que de cierta forma enterneció al rubio——Que gusto verlos ¡de veras! ¿Qué haces por aquí? –pregunto divertido el rubio mirando a la s
Ya había perdido gran parte de la mañana, cosa que lo tenía bastante molesto, más su irritación paso hace unos cuantos minutos. Miro al rubio quien caminaba callado a su lado, sabía que si abría la boca quedaría con más vendajes que una momia, con los que tenía ya le bastaban, después de la tremenda tunda que le había hecho vivir, no lo creía capaz de seguir con ganas de fastidiarlo.Al menos por unas míseras horas.No importaba, al menos tendría tranquilidad en su oficina. Miro su reloj, las once con treinta minutos, ¡Perfecto! Ya se había ido casi toda la mañana entre la persecución, la tunda y la enfermería para el rubio, y lo peor de todo, aún tenía tres míseros problemasUn puto balance sin cuadrar, porque Alfonse había faltado justo ese día.Sin secretaria porque Carla había dado aviso de que salía por periodos legales antes de tener a su bebe, él ya sabía, pero había olvidado encontrar reemplazo por todo lo que había tenido que hacer últimamente.Y un sistema de computación sin
En otro de los pisos de aquel edificio, una rubia mantiene en sus bracitos a un pequeño bebito, esta tenía ojos azules y cabello negro. Tomaba su mamila con mucha ternura, aquel bebe no tenía mucho más de seis meses y aquella rubia sonreía enternecida. A su lado estaba un rubio de ojos azules mirando con alegría a aquel bebe, sin duda alguna, aquella era una ayuda bastante buena para él.—¿entonces cuando llegara Claudia? –Pregunto la rubia de cabello largo a su acompañante aun sin dejar de alimentar al pequeño en sus brazos.—Llegará, creo, el jueves, ya han pasado dos semanas de que se fue de viaje, lástima que no pudo llevar a Samantha para que Jaden le conociera –expreso el rubio mirando al pequeño quien se había terminado la leche. — ven aquí pequeño –sonrió tomando a su pequeño en brazos y sobándole la espaldita.—Es muy pequeño para viajar en avión Jhon, ya lo sabes, además de que la familia de Claudia ha tenido suerte últimamente, claro, por el contacto que tú les hiciste – ha
Iba caminando con tranquilidad por aquel pasillo, ahora si se sentía completamente feliz, tenía un buen trabajo, tenía una casa, la cual pagaría a mil años, pero la tenía, su pequeño iría a un buen colegio, seria cuidado por su mejor amiga y además tenía a esa misma mejor amiga a su lado, trabajando junto con ella, sí que tenía suerte.Pero la suerte se acaba…Por ir de distraída ni cuenta se dio cuando choco contra alguien. Cayó al suelo junto al sujeto con quien choco y una pila de papeles los acompaño. Al abrir los ojos pudo distinguir a un hombre algo mayor, tenía cabello castaño y curiosamente, su rostro estaba cubierto con una especie de media máscara. Se sobaba el trasero por culpa del golpe al igual que ella, pero cuando sus ojos se cruzaron fue el mismo hombre quien reacciono.—Lo siento, no veía por donde iba –se disculpó nervioso el hombre colocándose de pie y estirándole la mano a la rubia quien sonrió nerviosa y acepto su ayuda para colocarse de pie.—No importa, yo iba d
Se estaba arreglando, tenía todo en orden, su camisa dentro del pantalón, su cinturón, su camisa perfectamente abrochada, una corbata negra de uniforme bien puesta, solo la chaqueta la llevaría en la mano, más tarde haría frio, solo eran principios de otoño, no se congelaría por ir así nada más.Se miro al espejo sonriente una última vez, no se había arreglado el cabello, le gustaba desordenado, sus rojos rebeldes siempre daban buena impresión, no se veía nada mal en lo absoluto, y combinaban muy bien a sus fríos ojos, los cuales aprendió a usar desde ya hace tiempo.Agarro su mochila de color negro, dentro llevaba todo lo necesario y salió de su cuarto con una gran sonrisa. Bajo las escaleras dando vuelta para entrar en la cocina donde su madre ya estaba sentada y tomaba una taza de café, aunque parecía ida a sus ojos…Miraba aquella taza como lo más interesante del mundo. Tenía muchas imágenes en su cabeza, muchas de las cuales eran de aquel pasado que por mucho quiso olvidar y ahor
La paz… se fue de su vida…Aquel rubio no dejaba y dejaba de hablarle del que sería su fin de semana perfecto con el cumpleaños número 7 de aquella rubia de ojos chocolate que resultaba ser la hija de su mejor amigo.Tenía ya muchos detalles innecesarios en su cabeza, como los juegos que abrían, la comida, entre la que obviamente había ramen, los shows que habría y muchas cosas que a él no le interesaban.Iría, si, por obligación, él ni siquiera tenía un niño al cual Jhon invitara, solo iba por hacer presencia, ya que él como “el mejor amigo del padre” no podía faltar, a veces de verdad le daban ganas de matar a su amigo por comprometerlo a ir a los cumpleaños de sus hijos donde el solo se aburría como ostra.—Así que tu hija cumple 7 años –la voz de aquella mujer interrumpió a ambos.Salvación…—Así es Emily, mi pequeña cumple 7 añitos, me emociona tanto, creció muy rápido –lloraba a cascaditas el rubio haciendo reír con levedad a la rubia.—Debe ser muy divertido tener a una niña –s
Paso rápido la hora, donde todos los niños jugaban y nadaban con sus amigos y sus padres, muchos de los cuales también jugaban con sus pequeños, como el caso de la rubia quien estaba metida en la parte baja de la piscina con su pequeño, eran unos de los pocos en esa zona ya que la mayoría se metía a lo hondo lanzándose de piquero o bombitas.Este veía atento a ese pequeño pelirrojo quien jugaba con la rubia y una pelota inflable, la curiosidad lo invadió de inmediato, ¿Por qué no salían de esa zona? Lo único que quería era que esa “Molesta” rubia fuera a sumergirse bajo el agua y no verla con ese pequeño bikini rojo el cual moldeaba perfectamente su busto, y se metía entre sus piernas cuando veía su redondo trasero, incluso podía observar un poco del bronceado que estaba adquiriendo en esa zona.¡Basta!¿Qué diablos estaba haciendo?, estaba mirando más de lo que debía, se estaba convirtiendo en un maldito mirón pervertido de mente sucia, ese no era él.Claudia y las demás mujeres, las
Por el pasillo caminaba con el ese pelirrojo aun en brazos, no es que quisiera llevarlo así, pero no sabía si estaba del todo bien o no, podía perder el equilibrio caminando. Había parado un poco su llanto, llevaba los ojos cerrados, respirando tranquilo, pero aun así soltaba algunos sollozos aislados. Al lado de él caminaba preocupada la rubia quien veía preocupada a su hijo.—No puedo creer que no le enseñaras a nadar –le reclamo con poco animo el azabache a la rubia.—Yo tampoco… sé nadar… nunca me enseñaron –reconoció ella parando su paso al igual que el Maxwell quien se le quedo mirando.La de la expresión melancólica ahora era ella. Que idiota, debió suponerlo, de lo contrario el chico si sabría nadar o ella habría sido la primera en ir en auxilio del pequeño en su lugar.Sentía el vacío de muchos años de poco afecto en su corazón, siempre necesito a sus padres, a alguien quien le quisiera así, lo más cercano fue esa mujer de cabello rojo, Adelaide, pero ella era joven y ni ella