En otro de los pisos de aquel edificio, una rubia mantiene en sus bracitos a un pequeño bebito, esta tenía ojos azules y cabello negro. Tomaba su mamila con mucha ternura, aquel bebe no tenía mucho más de seis meses y aquella rubia sonreía enternecida. A su lado estaba un rubio de ojos azules mirando con alegría a aquel bebe, sin duda alguna, aquella era una ayuda bastante buena para él.—¿entonces cuando llegara Claudia? –Pregunto la rubia de cabello largo a su acompañante aun sin dejar de alimentar al pequeño en sus brazos.—Llegará, creo, el jueves, ya han pasado dos semanas de que se fue de viaje, lástima que no pudo llevar a Samantha para que Jaden le conociera –expreso el rubio mirando al pequeño quien se había terminado la leche. — ven aquí pequeño –sonrió tomando a su pequeño en brazos y sobándole la espaldita.—Es muy pequeño para viajar en avión Jhon, ya lo sabes, además de que la familia de Claudia ha tenido suerte últimamente, claro, por el contacto que tú les hiciste – ha
Iba caminando con tranquilidad por aquel pasillo, ahora si se sentía completamente feliz, tenía un buen trabajo, tenía una casa, la cual pagaría a mil años, pero la tenía, su pequeño iría a un buen colegio, seria cuidado por su mejor amiga y además tenía a esa misma mejor amiga a su lado, trabajando junto con ella, sí que tenía suerte.Pero la suerte se acaba…Por ir de distraída ni cuenta se dio cuando choco contra alguien. Cayó al suelo junto al sujeto con quien choco y una pila de papeles los acompaño. Al abrir los ojos pudo distinguir a un hombre algo mayor, tenía cabello castaño y curiosamente, su rostro estaba cubierto con una especie de media máscara. Se sobaba el trasero por culpa del golpe al igual que ella, pero cuando sus ojos se cruzaron fue el mismo hombre quien reacciono.—Lo siento, no veía por donde iba –se disculpó nervioso el hombre colocándose de pie y estirándole la mano a la rubia quien sonrió nerviosa y acepto su ayuda para colocarse de pie.—No importa, yo iba d
Se estaba arreglando, tenía todo en orden, su camisa dentro del pantalón, su cinturón, su camisa perfectamente abrochada, una corbata negra de uniforme bien puesta, solo la chaqueta la llevaría en la mano, más tarde haría frio, solo eran principios de otoño, no se congelaría por ir así nada más.Se miro al espejo sonriente una última vez, no se había arreglado el cabello, le gustaba desordenado, sus rojos rebeldes siempre daban buena impresión, no se veía nada mal en lo absoluto, y combinaban muy bien a sus fríos ojos, los cuales aprendió a usar desde ya hace tiempo.Agarro su mochila de color negro, dentro llevaba todo lo necesario y salió de su cuarto con una gran sonrisa. Bajo las escaleras dando vuelta para entrar en la cocina donde su madre ya estaba sentada y tomaba una taza de café, aunque parecía ida a sus ojos…Miraba aquella taza como lo más interesante del mundo. Tenía muchas imágenes en su cabeza, muchas de las cuales eran de aquel pasado que por mucho quiso olvidar y ahor
La paz… se fue de su vida…Aquel rubio no dejaba y dejaba de hablarle del que sería su fin de semana perfecto con el cumpleaños número 7 de aquella rubia de ojos chocolate que resultaba ser la hija de su mejor amigo.Tenía ya muchos detalles innecesarios en su cabeza, como los juegos que abrían, la comida, entre la que obviamente había ramen, los shows que habría y muchas cosas que a él no le interesaban.Iría, si, por obligación, él ni siquiera tenía un niño al cual Jhon invitara, solo iba por hacer presencia, ya que él como “el mejor amigo del padre” no podía faltar, a veces de verdad le daban ganas de matar a su amigo por comprometerlo a ir a los cumpleaños de sus hijos donde el solo se aburría como ostra.—Así que tu hija cumple 7 años –la voz de aquella mujer interrumpió a ambos.Salvación…—Así es Emily, mi pequeña cumple 7 añitos, me emociona tanto, creció muy rápido –lloraba a cascaditas el rubio haciendo reír con levedad a la rubia.—Debe ser muy divertido tener a una niña –s
Paso rápido la hora, donde todos los niños jugaban y nadaban con sus amigos y sus padres, muchos de los cuales también jugaban con sus pequeños, como el caso de la rubia quien estaba metida en la parte baja de la piscina con su pequeño, eran unos de los pocos en esa zona ya que la mayoría se metía a lo hondo lanzándose de piquero o bombitas.Este veía atento a ese pequeño pelirrojo quien jugaba con la rubia y una pelota inflable, la curiosidad lo invadió de inmediato, ¿Por qué no salían de esa zona? Lo único que quería era que esa “Molesta” rubia fuera a sumergirse bajo el agua y no verla con ese pequeño bikini rojo el cual moldeaba perfectamente su busto, y se metía entre sus piernas cuando veía su redondo trasero, incluso podía observar un poco del bronceado que estaba adquiriendo en esa zona.¡Basta!¿Qué diablos estaba haciendo?, estaba mirando más de lo que debía, se estaba convirtiendo en un maldito mirón pervertido de mente sucia, ese no era él.Claudia y las demás mujeres, las
Por el pasillo caminaba con el ese pelirrojo aun en brazos, no es que quisiera llevarlo así, pero no sabía si estaba del todo bien o no, podía perder el equilibrio caminando. Había parado un poco su llanto, llevaba los ojos cerrados, respirando tranquilo, pero aun así soltaba algunos sollozos aislados. Al lado de él caminaba preocupada la rubia quien veía preocupada a su hijo.—No puedo creer que no le enseñaras a nadar –le reclamo con poco animo el azabache a la rubia.—Yo tampoco… sé nadar… nunca me enseñaron –reconoció ella parando su paso al igual que el Maxwell quien se le quedo mirando.La de la expresión melancólica ahora era ella. Que idiota, debió suponerlo, de lo contrario el chico si sabría nadar o ella habría sido la primera en ir en auxilio del pequeño en su lugar.Sentía el vacío de muchos años de poco afecto en su corazón, siempre necesito a sus padres, a alguien quien le quisiera así, lo más cercano fue esa mujer de cabello rojo, Adelaide, pero ella era joven y ni ella
Otra costumbre de todos los días, era que llegara con “Tía Michelle” como él le llamaba, saludara a todos, pues eran muchos niños, jugaran un rato, se ayudaran con las tareas que no habían hecho o les costaba y claro, ¿Cómo olvidarlo? Golpear al rubio por siempre tener la habilidad de sacarlo de sus casillas, pero a diferencia de otros días, este día lo saco de ellas más rápido aún.—¡eres un bruto Armand! –reclamo cierto rubio en miniatura sobándose la cabeza por el golpe que su amiguito pelirrojo le dio, el muy simpáticamente le pidió ayuda con unos ejercicios de matemáticas y él le golpeo.—Carlo… estas en tercer grado, ¡¿Cómo me respondes que tres por tres son seis? Soy más pequeño que tú y se mucho más –pregunto casi no creyendo lo que preguntaba, es decir, aquellos problemas eran básicos, se supone que hasta un niño de primer grado los podía hacer bien, pero ya veía que se equivocaba.—Odio matemáticas – se quejó el pequeño rubio mirando con ojos entrecerrados al pelirrojo quien
—¿no te gusto Emily?, te prometo que cuando me paguen te traeré algo mejor –sonrió el pelirrojo queriendo abrazar a su chica, cosa que ella no negó, pero no cambio de expresión.—No, me encanta, de verdad Gustav, pero… — se separó de él, intentando hablar, no hallaba las palabras correctas para poder rechazar un gesto tan dulce del hasta entonces, su novio. — sabes que… el dinero que podamos conseguir en este momento tenemos que destinarlo para comprar las medicinas de Armand, le aumento la fiebre esta mañana, me preocupa que pase la semana sin las medicinas que el médico le receto – la expresión de la rubia cambio por un semblante más triste, en cambio el pelirrojo frunció el ceño ante su comentario.—Deja de preocuparte por él un momento, ¿Qué hay de nosotros?, también tenemos derecho a darnos estos gestos Emily – el tono que uso si bien no era agresivo si fue algo golpeado para la rubia, quien bajo aún más la mirada al escuchar eso.—Armand es primero Gustav, luego nosotros, él no