Aun veía con sus chocolate ojos a aquel chico con una gota en la cabeza, no era para menos, no siempre se podía ver a aquel pelirrojo Maxwell con una curita en la mejilla y con un ojos morado. Si, un ojo morado Está listo–afirmo Armand dejando el lápiz sobre el escritorio y pasándole un montón de papeles a quien estaba del otro lado del escritorio quien asintió tomándolos y comenzando a revisarlos— Frank es un demonio sin compasión, hacerte venir aquí después de tan tremenda tunda–comento Jaden aun revisando los papeles mirando que todo estuviera en orden con una sonrisa de diversión ante el suspiro que escapo de la boca del pelirrojo— Si es por demonios sin compasión, conozco a uno peor, el que me dio la tunda–afirmo el pelirrojo con aburrimiento colocando un codo en el escritorio y depositando su mejilla en su mano, reaccionando inmediatamente al dolor ya que se apoyó inconscientemente en su mejilla herida— Sobreviviste–dijo Jaden con expresión de risa arrogante en su rostro al
Me volvieron a trasladar aquí ya que la empresa que me contrato abrirá una sede en Inglaterra y como yo sé japonés les convenía traerme–volvió a explicar sin darle mucha importancia al tema el pelirrojo mayor mirando el rostro serio de Armand— Que suerte–dijo con ironía Armand mirando con un tic nervioso a Gustav, realmente no había cambiado nada después de todos esos años— Sí, he tenido suerte estos últimos años –sonrió con ligereza Gustav quien se coloco en la misma posición del Maxwell pelirrojo, mirando al parque— recuerdas aun este parque con dolor ¿verdad?, es normal, ya que ha sido mi culpa muchas de las cosas que pasaste–intento comprender Gustav la mirada y actitud que Armand aun tomaba con él, era lo más razonable, después de todo lo que había hecho se merecía su indiferencia— No es dolor con lo que recuerdo este parque ni es rencor lo que tengo contigo–suspiro el Maxwell quien cambio su cara de fastidio por una de nostalgia mientras miraba aquel parque— ¿no?–pregunto as
Es verdad –afirmo Armand quien cerró los ojos de momento para abrirlos con una media sonrisa muy a su estilo— además, salgo de viaje a Londres ahora a las ocho, así que ya tengo que irme para registrarme y todo el asunto–aviso recordando la hora que era y que si no se alistaba para volver, perdería el pasaje de vuelta— Dale mis saludos a Emily–pidió Gustav a Armand con una divertida mueca esperando una reacción de enojo de el pelirrojo quien siempre fue celoso de su madre— Pero esta vez era diferente Ya quisieras–sonrió con diversión el pelirrojo menor comenzando a caminar dándole la espalda con diversión a los esposos— Y a tu familia, tarado–completo la frase Gustav mirando con cara de fastidio a Armand quien se quedo parado para tan solo verles por sobre su hombro— Insisto, quisieras–sonrió de medio lado con los ojos divertidos para seguir caminando solo levantando una mano en son de despedida— No ha cambiado tanto como pensaba—pensó con un suspiro de fastidio Gustav, muy a pe
¡Termine!–exclamo feliz la pequeña de ahora 5 años colocándose de pie desde la silla del escritorio de su hermano y levantando su cuaderno con una hermosa sonrisa— Espero que hayas entendido, sino, puedo explicártelo de nuevo–ofreció el pelirrojo quien sabia que a su hermanita a pesar de ser bastante inteligente, como a todo niño habían cosas que le costaba entender de la escuela, sobre todo cuando avanzas en los grados— No, intentare hacer el resto yo sola, no quiero interrumpir más tus estudios de la universidad–sonrió de manera dulce la pequeña rubia de ojos negros con agradecimiento para su hermano, sabia lo muy ocupado que estaba en sus estudios y aun así siempre podía contar con él— Está bien, pero si necesitas ayuda sabes que puedes pedírmela–dijo Armand con una enorme sonrisa a su hermanita, después de todo para él jamás fue molestia ayudarle a estudiar— ¡Ferdinand! ¡Fernand!–Escucharon el tremendo grito de la rubia madre de ambos sacándole una tremenda gota a ambos al esc
¿oí quejas?–pregunto con ojos de demonio nuevamente Emily tronando sus dedos y haciendo palidecer desde a sus hijos hasta a los hermanos rubios quienes tragaron grueso y hacer sonreír nerviosa a la hombre— N—no–respondieron al unisonó todos los hermanos negando fuertemente con la cabeza, solo que Armand paro volviéndose a sobar la nariz al encontrarse con que le seguía doliendo— Sana, sana, ya sano–dijo Blanca con una divertida expresión habiendo, con dos dedos, sobado la nariz del pelirrojo con cuidado— Blanca, eso sirve con los niños de kínder–se quejo con ojos entrecerrados Armand mirando como sonreía divertida la hombre, aun cuando eran novios, el complejo de niña inocente de esta todavía le desconcertaba de cierta manera, ya que a pesar de tener ahora 10 años, seguía comportándose de 5 años la mayoría del tiempo— Entonces así–pronuncio la hombre quien luego se acerco al rostro del pelirrojo dándole un beso en la nariz, dejándolo con los ojos abiertos de par en par y las mejil
Nuevamente sus ojitos negros estaban abiertos esperando ver a su padre, mas esta vez pudo observar a una mujer de cabello rojo y de lentes a la cual reconocía muy vagamente, lamentablemente, aunque ella fuera su madre, jamás le había sido muy cercana por lo que no le reconoció del todo. Sintió como esa mujer le tomaba en brazos con poca delicadeza, no como el pelinegro que recordaba, si no que esta era algo más brusca y por, sobre todo, la mueca de sonrisa que traía en su rostro era bastante falsa.—Hola mi Gabriel –hablo con sarcástica ternura la morena quien tenía al pequeño de tan solo seis meses en sus brazos mirándole con suma inocencia. —Pa… pa –balbuceo apenas el pequeño quien miro apenas al resto del cuarto buscando aquellos ojos negros que el ya reconocía y quería demasiado. —No Gabriel, no veras a tu padre hoy… ni nunca más… —expreso la morena con una sonrisa maliciosa agarrando una pequeña mochila y saliendo del cuarto del bebe con él en brazos. Ya era tarde, el sol come
Han pasado años, aunque no podria nadie decir que eran muchos, para Frank, habian sido largos años. Tiempo Aquel en el que el jamás ha desistido de encontrar a su hijo, cada cumpleaños el compra un regalo acorde a la edad que debería cumplir y lo deja en el armario donde los recuerdos de su pequeño aún se conservan como si él estuviera allí. Su vida a parte de buscarle, es el trabajo, se niega a estar con otra mujer por temor a nuevamente perderlo todo. Aquella mañana sería un día común para todos, menos para el destino el cual tenía preparada la primera de sus bromas. Eran apenas las ocho de la mañana, mucho trabajo como todos los días, estaba muy tranquilo y absorto en sus labores hasta que algo interrumpió aquel apacible omento. Unos ojos azules con cabellera rubia interrumpieron, como siempre, su mente no de la mejor manera. —¡Frank! –Escucho gritar a cierto personaje que conocía muy bien mientras este entraba por la puerta, una de las pocas personas en las que confiaba y que
—¡Armand te dije que no corrieras! –Grito la voz de la mujer quien por fin alcanzaba a su hijo el cual era tomado de los hombros por aquel hombre de mirada penetrante.—Lo… lo siento –expreso con algo de miedo el muchacho sin aun zafarse del agarre de ese hombre quien le seguía tomando por los hombros.—¿no crees que sería mejor soltarle Frank? –pregunto algo burlón el sujeto que le acompañaba, al cual pudieron reconocer por su cabello rubio y ojos azules los cuales miraban al azabache quien solo respondió con su monosílabo colocándose de pie.—¿le conoce? –Pregunto el azabache mirando directamente a la rubia quien como acto involuntario se le sonrojaron las mejillas con nerviosismo por la situación.—Lamento mucho el accidente, espero que Armand no les haya causado problemas –expreso la rubia con algo de pena y las mejillas levemente sonrojadas mientras tomaba la mano del pequeño— te dije que no corrieras niñito desobediente, pídele disculpas a este señor –ordeno la rubia con autorid