Otra costumbre de todos los días, era que llegara con “Tía Michelle” como él le llamaba, saludara a todos, pues eran muchos niños, jugaran un rato, se ayudaran con las tareas que no habían hecho o les costaba y claro, ¿Cómo olvidarlo? Golpear al rubio por siempre tener la habilidad de sacarlo de sus casillas, pero a diferencia de otros días, este día lo saco de ellas más rápido aún.—¡eres un bruto Armand! –reclamo cierto rubio en miniatura sobándose la cabeza por el golpe que su amiguito pelirrojo le dio, el muy simpáticamente le pidió ayuda con unos ejercicios de matemáticas y él le golpeo.—Carlo… estas en tercer grado, ¡¿Cómo me respondes que tres por tres son seis? Soy más pequeño que tú y se mucho más –pregunto casi no creyendo lo que preguntaba, es decir, aquellos problemas eran básicos, se supone que hasta un niño de primer grado los podía hacer bien, pero ya veía que se equivocaba.—Odio matemáticas – se quejó el pequeño rubio mirando con ojos entrecerrados al pelirrojo quien
—¿no te gusto Emily?, te prometo que cuando me paguen te traeré algo mejor –sonrió el pelirrojo queriendo abrazar a su chica, cosa que ella no negó, pero no cambio de expresión.—No, me encanta, de verdad Gustav, pero… — se separó de él, intentando hablar, no hallaba las palabras correctas para poder rechazar un gesto tan dulce del hasta entonces, su novio. — sabes que… el dinero que podamos conseguir en este momento tenemos que destinarlo para comprar las medicinas de Armand, le aumento la fiebre esta mañana, me preocupa que pase la semana sin las medicinas que el médico le receto – la expresión de la rubia cambio por un semblante más triste, en cambio el pelirrojo frunció el ceño ante su comentario.—Deja de preocuparte por él un momento, ¿Qué hay de nosotros?, también tenemos derecho a darnos estos gestos Emily – el tono que uso si bien no era agresivo si fue algo golpeado para la rubia, quien bajo aún más la mirada al escuchar eso.—Armand es primero Gustav, luego nosotros, él no
Digitaba unos papeles en ese momento, se sentía mucho más tranquila, debido al trabajo no había podido despedirse de su pequeño antes de irse a la escuela o tener un momento de calma. Suspiro refregándose los ojos, le dolía la vista estar tan pegada al computador.Cuando abrió los ojos vio a Frank entrando a la oficina con dos vasos de café, uno lo bebía él y el otro lo traía en la mano. Dejo ese vaso frente a ella y luego se colocó tras de sí comenzando a ver todo lo que llevaba, lo cual, no era poco.—Faltan los códigos de las bodegas tres y cuatro –comento desviando su negra visión de la computadora hasta la rubia.—Jhon aun no me trae los papeles de la bodega tres, creo que Jaden se demoró en enviarlos y por eso no ha podido revisarlos, así que avance con el trabajo que Alfonse me envió, termine las planillas de las bodegas uno, dos, cinco, seis, y diez – explico la rubia de la forma más neutra que pudo, como toda una profesional. — si termino hoy con la siete, ocho y cuatro, pued
Corría velozmente, en esta ocasión el objeto de la disputa era un balón. Había tenido éxito en sus múltiples partidos, jamás perdió uno desde que era muy pequeño. En frente a él estaba aquel arco con dos defensas y el portero, sonrió de medio lado, eso era nada para él.Siguió corriendo hasta tener frente a él a ambos defensas, momento en el que dejo la pelota detrás de su pie y le pego con el taco de su zapatilla, dando un pase hacia atrás y pasando de largo a los defensas quienes ni notaron cuando lo hizo.Detrás de él su amigo rubio recibió el pase como acostumbraba hacerlo, se colocó en posición y pateo. El portero ni se esforzó en tratar de atraparlo, solo se cubrió la cabeza, conocía demasiado ese potente tiro como para estar tan loco de intentar atraparlo.El sonido del silbato del árbitro se escuchó al momento de terminar el partido, justo cuando metieron un gol de último segundo, como de costumbre, no era necesario, pero mientras más goles mejor, por eso estaban a la cabeza d
Los ojos de todos estaban posados en la cancha frente a ellos. Una gran red dividía esta, ya habían pasado muchos partidos en aquella cancha, este ya era el último. En los asientos alrededor estaban la mayoría de los hombres, algunas de las mujeres aun con sus uniformes de gimnasia puestos, aquellas que habían perdido sus partidos antes de la final que veían jugar.Muchos animaban, sobre todo los niños, per o los adultos veían más tranquilos. Alfonse veía todo con algo de aburrimiento, una vez terminada su tarea de jugar futbol y no haber ganado solo quería irse a descansar, claro que la problemática de su mujer no lo dejaría que se fueran antes de que el evento terminaraJhon mientras veía a su desanimada esposa quien volvía a tener a su pequeño bebe en brazos y este jugaba con el cabe lo de ella, la razón de que estaba así de deprimida era porque había perdido ante los lanzamientos que Andrea lanzaba fuertemente hasta el punto de que los equipos oponentes se retiraban por no poder a
OoOoOoOVolvía a tener esa expresión deprimida en su rostro, aun cuando su padre y su madre no dejaban de intentar de animarla realmente se sentía muy mal y su hermano mayor con lo honesto que era realmente le había bajado aún más el ánimo. Aunque sonrió con algo de sinceridad al ver como el pequeño pelirrojo se preocupaba tanto por ella, tanto así que por el comentario el pelirrojo Grant ahora ahorcaba a su hermano mayor para que se callara, no era que disfrutara viendo el sufrimiento de su hermano mayor pero le enternecía que el pelirrojo esta vez lo hiciera por ella y no por gusto propio. Solo dije… la… verdad… —reclamaba el rubio quien pasaba de los colores azules a los morados por ser ahorcado por las pequeñas pero maléficas y sádicas manos de su amigo pelirrojo— Los haces sentir más mal inútil, ¡Aprende a callarte! –exclamo exasperado el pequeño quien no dejaba de apretar el cuello de su amigo rubio en un intento de que no abriera más la boca. Su amigo mayor, el Jonson de 10
El último de los partidos se libraba, curiosamente, el tercer grado arrasaba como siempre, hasta que se toparon con el sexto grado, el mayor de la primaria.En todo partido, el pequeño pelirrojo había hecho de portero, en parte porque como jamás había jugado en grupo al futbol, todos decidieron que se quedara allí, la sorpresa fue que solo le habían hecho un gol en sus dos primeros partidos y ahora con los de sexto grado tampoco le podían meter un solo balón en portería, de esa forma, todos atacaban dejándole a él la segura tarea de proteger el arco para atacar al enemigo.Ya era segundo tiempo, a pesar de que no les habían hecho goles, tampoco habían hecho alguno, es decir, un partido contra los de sexto no era nada fácil, además que se irritaban cada vez que tiraban al arco y el pequeño pelirrojo detenía el balón sin importar su velocidad, fuerza o dirección.Me recuerda mucho a Fernand, él era así —sonrió con algo de nostalgia el azabache mirando al pequeño pelirrojo jugar al arco,
Los premios ya habían sido entregados, todo estaba en orden, poco a poco los padres y los hijos se retiraban de aquel lugar. Los adultos seguían hablando de lo más divertidos, claro, dos de ellos aun sin palabras para lo que paso en el último partido de los niños.La rubia veía con alegría a su pequeño quien sonreía animado, pero tambien notaba como este miraba las manos de todos los niños que iban tomados de las manos de sus padres, esa mirada de sana envidia que le tenía a todos esos afortunados niños, esa mirada que solo ella distinguía y que para el resto pasaba desapercibida porque el pequeño sabía muy bien ocultar sus emociones.No como ellaToma –escucharon todos al azabache quien le paso un jugo natural con todo y fruta a la rubia, el vaso estaba muy bien adornado—Este… gracias –sonrió con algo de pena la rubia, no entendia el porque del gesto, aunque solamente ella no lo hiciera—Tanto el Jonson con su esposa, como el matrimonio Douglas y el azabache miraron atentos cada exp