Fuegos artificiales

No corrían, pero el paso si era rápido. Al llegar al puente pudieron observar a mucha gente esperando que ya fuera la hora de que las campanas sonaran. Sin saber cómo, la rubia fue la que guio el camino entre la gente hasta que diviso al borde del puente a su pequeña sentado con los ojos cerrados y a su lado, también sentada, la pequeña de cabellos plateados a la que distinguió muy bien, era la misma niña a la que Armand había salvado en Londres antes de la navidad.

Casualidades de la vida

¡Armand!–exclamaron felices todos los del grupo nombrando al pequeño quien abrió los ojos para ver llegar a quienes esperaba—

Enseguida fue la rubia quien se agacho a ver al pequeño pelirrojo, este solo sonrió de manera nerviosa al ver el rostro preocupado de su madre, sabía que no estaba del todo bien. Tenía varios golpes, unos cuantos moretones y unas pocas heridas.

¡¿Cuándo aprenderás a no preocuparme Armand? ¡¿Cuándo?–exclamo la rubia con rostro de reproche total al pequeño quien pego un son
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App