A Ignacio le había costado dormirse, no estaba acostumbrado a dormir tan temprano; sin embargo, con el pasar de los minutos logró hacerlo.En casa de Violet, ella escuchaba atenta a Mariska, mientras lo hacía, vigilaba a Salomé ya en su cuna.—Ya que estás de acuerdo con el proyecto y que no hemos hablado más que de trabajo, ¿por qué no me cuentas qué está sucediendo entre el robot y tú?—No, nada fuera de lo laboral y los asuntos de Salomé, es muy controlador, sabes, quiere controlar con quién salgo, según él, para proteger a Salomé.—¡Hmm! Bueno, desde mi experiencia te diría que le interesas, lo digo porque vi como te miraba en el centro médico, existe la posibilidad de que esté celoso y no puedes negar que de algún modo es más que tu tipo.Violet se giró sobre su espalda y llevó las manos sobre su vientre.—Es apuesto, pero no creo que pueda pensar en él, como algo más que el padre de Salomé, aunque créeme, no es difícil imaginarme otras cosas, debe ser la falta de actividad.—Te
Le recibió el morral con sus equipos.—Así es, las vi y pensé que se verían bonitas en algún lugar de la casa —se justificó.—Claro, no tiene que explicar, iré a ponerlas en agua, Violet está en la terraza, puede ir allá.Entró y empezó a jugar con Salomé, Mariska salió y se sentó a trabajar, preguntó si le habían dado el medicamento, ella lo envió a la terraza.Ignacio se dirigió al lugar con la intención de preguntarle, la vio estirándose, y se detuvo.La risita de Salomé, interrumpió a Violet, quien muy nerviosa cogió su toalla, se secó el sudor y desde distancia prudente saludó.Ignacio se acercó, la saludó y realizó su pregunta, obteniendo una confirmación.Al verla recoger su equipo se puso de cuclillas, ayudarle con Salomé en brazos.Ambos cogieron la misma mancuerna y se quedaron mirando sin soltarla.Un inevitable acercamiento que prometía un beso a no ser por la intervención de Salomé, quien sin querer le dio un golpe en el rostro a Ignacio, haciendo a ambos reaccionar.Ambo
—Puedo darle los motivos Ignacio, pero me gustaría que seamos conscientes, que actuemos como los adultos que somos.—¿Significa que va a estar con el doctor?—Significa que soy libre, al igual que usted de estar con quien guste, Ignacio, usted es el padre de Salomé y si en algún momento llegase a pasar algo entre nosotros, yo esperaría no fuese pasajero, no solo por ella.—Soy hombre de una mujer Violet, en una relación conmigo, le puedo garantizar fidelidad, respeto, amor, no soy un adolescente, no busco divertirme, tal vez tenga razón, de mi relación con Fermina esperaba más, aunque ahora me doy cuenta de que no había nada. ¿Acaso no le gusto como hombre?—Sí, Ignacio, me gusta, pero estamos a tiempo de detener esto, podemos ser buenos amigos y por nuestra princesa buenos padres.Ignacio sonrió con tranquilidad, poniéndola nerviosa.—El problema Violet es que si ya la veo como mujer, no podré verla como amiga y mucho menos como la simple madre de mi hija, siempre tengo lo que quiero
—No tengo porqué, por favor, déjeme sola y si necesita ayuda con Salomé puede pedir a Mariska que la ayude en lo que yo salgo.—Puede meterse a la ducha, le prometo que no la espiaré, estaré aquí con Salomé, respetaré su espacio, cuando se esté vistiendo, nos saldremos de la habitación.Violet negó con la cabeza, se acercó a Salomé, quien la apartó de nuevo.—Solo voy a darte un beso, puedes quedarte a tu padre, no me interesa.Ella logró darle el beso y pretendía marcharse, él se lo impidió, alcanzó a sujetarle la mano.—¿Así que no le intereso? —cuestionó cuando ella se giró y lo miró.—¿Ignacio está seguro que no se tomó algo hoy?Él la miró sonriente.—Desearía recordar esa noche —dejó un beso en la frente de Salomé—. Quisiera tener los recuerdos de cuando la hice mi mujer.—Ignacio, por favor, no siga con esto.—Está bien Violet, ¿cree que pueda invitarla almorzar mañana?—No, Ignacio, lo siento, me gusta Zaid —respondió ella de inmediato y tratando de huir.—Debería agradecer qu
—Me gusta toda la comida de mi país, dejaré que se informe y me sorprenda.—Será un placer Violet, créame que daré lo mejor de mí, como estaría dispuesto hacerlo para …—Es por Salomé —repitió ella, antes de que él dijera algo.—Sí, por supuesto, por Salomé —replicó él recordando esa excusa.Ella se retiró, caminó hasta la entrada, donde estaba Mariska con Salomé en brazos.Ignacio la había seguido con su mirada y realizó una llamada a Liana, después de que se imaginó el modo en que seguramente Zaid la miraría.Salomé extendió sus brazos, no pareció darle importancia a la partida de su madre.Violet suspiró cuando esperaba que al alejarse, Salomé llorara, su corazón sufrió una decepción al darse cuenta de que Salomé le decía adiós con su mano, que se despedía de ella, sin hacer un berrinche o pucheros.Violet se despidió con la mano y subió, empezó a conducir y llamó a Zaid, quien le dijo que se dirigía a la clínica, después de esa llamada, Violet llamó a Michael, para agregar ideas a
—Hola Violet, le dije que podía ir a su compromiso, pero que advirtiera no sería una cita, solo me encargué de que no estuviera a solas con el doctor.Ella suspiró profundo—Es usted un… Ignacio no me parece adecuado, no voy a tolerar que empiece actuar así.—Tendrá que dejar de salir con hombres que tengan otras intenciones con usted Violet.—Está loco, no, usted a mí no me dice con quién salir.—Lo sé, es por eso que le diré a los tipos que se acerquen con qué mujer no deben meterse.Violet colgó la llamada irritada.—Tienes una madre muy caprichosa, desobediente y testaruda, pero es solo nuestra, ¿lo sabes verdad?Salomé sonrió y se le tiró encima, él la levantó para hacerle cariños, satisfecho no imaginaba lo que le esperaba con Violet.—¿Mariska le importa si me llevo a Salomé a dar un paseo breve? Debo verme con una cliente.—No lo sé, creo que debería preguntarle a Violet.—Soy su padre, estará bien conmigo, será algo rápido, no iremos muy lejos.—Tiene razón, pero iré con uste
—Quería despedirme, pasaré por mis cosas mañana —se negó a extenderle los brazos a Salomé—. Que tengas lindo día princesa, no llores, estarás bien, la pasarás muy bien.Miró a Violet y fingió una sonrisa, Violet estaba confundida, por la aparente decepción que se le notaba, incluso olvido el reclamo que tenía que hacerle.Ignacio salió del restaurante, Violet lo siguió.—¿Ignacio, está bien? ¿Está todo bien con su padre?—Así es, Violet, agradezco su preocupación, buenas noches.—Ignacio, algo le sucede, se ve molesto.Él se quedó mirándola fijamente.—Estoy bien, iré por mis cosas mañana, en cuanto a la cena, creo que tenía razón, estaré ocupado, y supongo que usted debe trabajar en la campaña y otras cosas.Violet, lo miró confusa.—¿De verdad actuará así? Habla de madurez, Ignacio, pero no creo que lo sea.—El problema Violet, es que estoy dispuesto a conquistarla, a complacerla, lo que implique aspirar a ser más que el padre de Salomé, pero no estoy dispuesto a competir por su ate
Violet frunció el ceño e Ignacio sonrió con picardía.—No sé qué es lo que más me gusta de estas conversaciones, si tenerlas con usted Violet, o ver sus gestos, sus expresiones.—Honestamente, es muy gracioso esto, no me imaginé que fuera así… es decir, tan celoso, tan…—No, podría decir que no lo soy, es un privilegio solo para mis mujeres.—Ah, ¿sus mujeres?—Así es, dijo que no eran unas mujercitas y ahora lo creo Violet, creo que debería irme, si me quedo no le garantizo poder controlar mis impulsos, mis deseos de sus sexuales labios.Ella retrocedió, Ignacio sonrió, sonrisa que se esfumó al escuchar a Salomé llamarlo papá desde los brazos de Zaid.Violet sonrió al verle la expresión.—Creo que debe controlar mejor sus expresiones cuando está celoso Ignacio.—¿Eso cree, Violet? Con una amplia sonrisa ella respondió que sí.Ignacio se acercó, saludó a Zaid, se despidió de Salomé, lleno de celos al ver que no lloraba ni hacía berrinches por su partida. Ignacio se había marchado y V