Treinta y siete

Le recibió el morral con sus equipos.

—Así es, las vi y pensé que se verían bonitas en algún lugar de la casa —se justificó.

—Claro, no tiene que explicar, iré a ponerlas en agua, Violet está en la terraza, puede ir allá.

Entró y empezó a jugar con Salomé, Mariska salió y se sentó a trabajar, preguntó si le habían dado el medicamento, ella lo envió a la terraza.

Ignacio se dirigió al lugar con la intención de preguntarle, la vio estirándose, y se detuvo.

La risita de Salomé, interrumpió a Violet, quien muy nerviosa cogió su toalla, se secó el sudor y desde distancia prudente saludó.

Ignacio se acercó, la saludó y realizó su pregunta, obteniendo una confirmación.

Al verla recoger su equipo se puso de cuclillas, ayudarle con Salomé en brazos.

Ambos cogieron la misma mancuerna y se quedaron mirando sin soltarla.

Un inevitable acercamiento que prometía un beso a no ser por la intervención de Salomé, quien sin querer le dio un golpe en el rostro a Ignacio, haciendo a ambos reaccionar.

Ambo
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