— En el trabajo— respondió en voz baja, preocupada por enfurecerlo de nuevo.— Bien, sigue haciendo tus cosas tranquilas y no deambules, ve directo a tu casa, que la ciudad está muy violenta, ¿para qué me llamabas?— Puedo…puedo pasar hoy por la hacienda a ver al bebé, por favor, hace días que no lo veo y lo extraño demasiado – ella le suplicó y Steve casi le pregunta si a él no lo había extrañado también, sin embargo, ahora mismo, no tenía ganas de más dramas.— Héctor lo va a llevar a tu casa y lo recoge en la mañana, pasa la noche con él. Gabriel también te extraña.«Y yo también»— ¡¿En serio?!— Emma exclamó de repente de la felicidad, llevándose la mano a boca y mirando a la puerta, esperando que nadie la haya escuchado— ¿Cuándo te he mentido? – Steve suspiró pellizcándose el puente de la nariz.Emma sospechaba que las cosas no iban bien. De la alegría pasó de nuevo a la preocupación, pero ¿qué podía hacer?¿Darle su apoyo emocional? Eso sonaba muy lindo, pero era inútil.Lo que
— Ya le he dicho varias veces, yo solo entré a hacer la limpieza y vi al señor en el suelo sufriendo un ataque.— ¡Si hubiese entrado a robar, cree que me quedaría a socorrerlo!— Emma ya estaba un poco alterada, por tanto cuestionamiento y haber repetido lo mismo una y otra vez.Se encontraba asustada porque ese hombre era demasiado importante y si moría sin aclarar este asunto, alguien tendría que pagarlo y quién mejor que la pobre camarera del hotel.— Cálmese Señora y a mí no me suba la voz— el oficial la trató de la misma manera brusca y fría desde que llegó y la metieron en una pequeña salita a tomarle la declaración.— Disculpe, es que le he explicado varias veces, no entiendo por qué llevo horas aquí…— Tendrá que explicarlo las veces que sea necesario, porque hay muchos detalles en su historia que no cuadran— el hombre la interrumpió con molestia.El jefe había llamado, que este caso involucraba a una persona relevante y esta mujer era, por ahora, la sospechosa principal.Inoc
El teléfono de Steve había comenzado a vibrar dentro del bolsillo de su saco, pero él no tuvo de tiempo de atenderlo, porque ahora mismo, estaba entrando a la habitación del hospital donde su padre agonizaba.Sabía que este momento llegaría algún día, pero a pesar de todo, se sentía sofocado y triste. Su padre era la única familia cercana que le quedaba, porque para él, su medio hermano era algo así como un desconocido.Cuando muriera, se quedaría completamente huérfano.— Steve, no frunzas tanto el ceño o parecerás un viejo amargado, como yo— escuchó la voz débil del hombre que se consumía en la cama.Steve tragó y camino hasta sentarse en la silla a su lado.— Padre, ¿cómo te sientes?— ¿En serio me vas a hacer esa pregunta? – Augusto se permitió sonreír, qué más daba aparentar fortaleza, ya para qué— Me estoy muriendo y me siento fatal, para qué decirte otra cosa.— Padre…— Steve. Te he llamado aquí, hijo, porque el tiempo se me acaba – Augusto suspiró entrando en el tema. — La
Emma salió del hospital, luego de la conversación con el hombre que había salvado y le había hecho la proposición más increíble de la vida.Tan increíble, que incluso dudaba de que la estuviesen engañando.Ella no conocía de nada al señor Víktor, ¿en serio le ofrecía una oportunidad tan mágica?Se sentó en el banco de un parque desierto y se quedó mirando a la nada, ¿qué haría con su vida?Tenía dos opciones delante de ella, seguir siendo Emma la patética y lamentable, siempre llorando por las esquinas al querer defender a su hombre y a su hijo, sin embargo, ser tan poca cosa que ni siquiera podía decir a los cuatro vientos que era la madre de Gabriel.O convertirse en una leona y proteger a sus seres queridos sin miedo y con poder. La imagen de la Srta. Regio, al lado de Steve, pasó por su mente.Emma quería verse así al lado de él.De igual a igual y no como la pobre muerta de hambre que siempre sería si las cosas seguían así.Apretó los puños y una decisión se tomó en su corazón.
— Sabía que era una decisión que no te gustaría, pero ya la tomé. Siempre me pediste que esperara por ti, que confiara en ti y lo hice, lo hice hasta estas consecuencias horribles.— Ahora soy yo, la que te pide un voto de confianza. No te estoy abandonando, solo quiero salir y expandir mis alas, quiero ser alguien que te pueda ayudar, también ser tu escudo.— ¿Y crees que siendo asistente personal de un millonario lograrás eso? ¿De qué manera me puedes ayudar así? – Steve se giró para enfrentarla con fuego en sus ojos. — Al menos aprenderé a comportarme para que no te avergüences de mí, a vestirme para que no vengan unas señoras ricas a reírse de tu mujer y humillarla.— Ya estoy cansada de ser la damisela en peligro Steve, yo también, quiero poderme defender, aunque tú no estés presente.— ¿Y nuestro hijo? ¿A él también lo vas a abandonar para irte en tu viaje de emancipación por un año?— Claro que no, hablé con el abogado del Sr. Víktor, ahora que tenemos la custodia compartida,
Estaba dispuesto a darlo todo por ella, pero en una cosa Emma tenía razón, nunca sabría cómo ella se sentía, porque él siempre había estado en el lado superior y ella era la humillada y perjudicada.Al final, las diferencias, eran demasiadas. Sin embargo, esta decisión de Emma, para él, era un abandono en toda regla. Él luchaba contra el mundo por su amor y ella, lo estaba entregando en bandeja de plata a otra mujer.Era obvio, quien amaba más aquí.— Steve, por favor, te lo suplico, no quiero que nos separemos así. A los seis meses, te hablaré para buscar a Gabriel.Emma miró a la ancha espalda del hombre que más amaba en toda su vida y ya salía al pasillo lúgubre de su piso.— No te lo daré y es mi última palabra, que logres todo lo que quieras y no me llames, porque para mí, Emma Green ya murió en este mundo y no existe— y con la misma salió de ese sitio, que le había traído, de los peores recuerdos de su vida.Emma se quedó en su lugar apretando los puños hasta encajarse las uña
Leo miró su reloj sentado en la consulta, ya era hora de que trajeran al niño de Steve para hacerse su chequeo mensual.Debido a que nació un poco prematuro y en un parto difícil, Steve lo llevaba de manera periódica a hacerse análisis de rutina.Solo que últimamente, no era Steve ni la nana los que venían con él, sino la Srta. Amaia, justo como ahora.— Hola, Srta. Amaia, pase adelante – Leo indicó a enfermera que la dejara pasar con el cochecito de Gabriel — ¿Cómo ha estado este caballero?Enseguida cargó al bebé, que lo conocía, y comenzó a intentar interactuar con Leo, tocándolo con sus manitas.Era un niño hermoso, gordito, rosadito y se notaba el cuidado esmerado que le daban.— Gabriel está bien, solo que últimamente lo noto como medio resfriado.— Anoche tosió un poco y su naricita estaba tapada, ¿cree que debería darle vitamina o algo así? – Amaia comenzó a explicarle con preocupación.— ¿Anoche? ¿Se lo comentó la nana? – Leo le preguntó mirando a de cerca al sonriente Gabri
Un fuego de ira se encendió en su interior, recordando cómo, al final, Steve le había negado el pasar tiempo con su hijo esos 6 meses que le correspondían.Él hizo lo que prometió, no importa si incluso el abogado comenzó un proceso en la corte, esos casos donde los padres no se ponían de acuerdo, demoraban su tiempo.Steve tenía estabilidad y siempre había estado con el bebé.Emma vivía en otro país y aunque mostró todas las pruebas de que podía hacerse cargo de su hijo, no sabía si Steve había estado pagando de este lado, pero el año pasó y nada de que pudiese estar con Gabriel.Incluso vino a buscarlo en persona y no pudo pasar de la reja de la hacienda, ni ver al magnate Brown.Víktor enfermó de gravedad y ella tuvo que hacerse cargo de todo lo que prometió, a cambio de lo que tenía ahora.Había sacrificado un año de estar con su hijo, pero nunca más. Nadie, la iba a separar de su Gabriel, jamás.— Gracias, doctor, usted no sabe el favor que me ha hecho, por un momento pensé que s