Un fuego de ira se encendió en su interior, recordando cómo, al final, Steve le había negado el pasar tiempo con su hijo esos 6 meses que le correspondían.Él hizo lo que prometió, no importa si incluso el abogado comenzó un proceso en la corte, esos casos donde los padres no se ponían de acuerdo, demoraban su tiempo.Steve tenía estabilidad y siempre había estado con el bebé.Emma vivía en otro país y aunque mostró todas las pruebas de que podía hacerse cargo de su hijo, no sabía si Steve había estado pagando de este lado, pero el año pasó y nada de que pudiese estar con Gabriel.Incluso vino a buscarlo en persona y no pudo pasar de la reja de la hacienda, ni ver al magnate Brown.Víktor enfermó de gravedad y ella tuvo que hacerse cargo de todo lo que prometió, a cambio de lo que tenía ahora.Había sacrificado un año de estar con su hijo, pero nunca más. Nadie, la iba a separar de su Gabriel, jamás.— Gracias, doctor, usted no sabe el favor que me ha hecho, por un momento pensé que s
Steve se sentía como la mierd4, pero igual aquí volvía de nuevo a caer en lo mismo.Al paso que iba, de alcohólicos anónimos, nadie lo libraba.Sabía que tenía que parar, sin embargo, ya los tragos de vodka no le parecían lo suficientemente fuertes, como para caer noqueado y no pensar.Ayer, en la noche, había llegado al punto de quedarse borracho perdido en un bar y Héctor tuvo que sacarle una habitación en el Hotel donde estaba el bar, para pasar la mona y al otro día, regresar al trabajo.Ni siquiera pudo acompañar a Gabriel al médico y tuvo que pedirle el favor a Amaia, que se había quedado, según el mayordomo, a cuidar al bebé.Steve sabía que solo se había quedado a esperarlo.Ya no sabía qué hacer para quitársela de encima, toda su seducción y pegajosidad, solo le revolvían el estómago.Amaia era una mujer hermosa, pero no era su tipo, en realidad él ya no tenía ni tipo, porque pensar en mujeres solo lo hacía pensar en traición.Vertió otra línea en el vaso y se quedó mirando a
Emma esperaba tomándose un café en la terraza interior del Luxury Hotel, mientras su secretario le sacaba la habitación.En específico, la 310, justo la que Víktor había ocupado hace más de un año atrás.Era increíble lo que el dinero podía lograr.Desde que puso un pie en este lujoso hotel, las mismas mujeres y trabajadores, que antes eran sus colegas y la miraron como escoria, cuando fue falsamente acusada, ahora se desvivían por servirle y alagarla.Nadie se imaginaba que esta refinada mujer que destilaba dinero por todos lados, era la insignificante Emma, camarera por menos de una semana, en este mismo hotel.— Sra. ya está todo listo – Vladímir se acercó con la tarjeta electrónica en la mano.— ¿Te aseguraste de que la persona que quería ver, estuviese trabajando? – Emma lo miró desde su asiento.— Sí, ella está de guardia hoy— ¿Y la otra camarera? ¿Aylin?— No está hoy, pero en la mañana comienza su turno.— Bien, vamos entonces – y se levantó con firmeza, con sus altos zapatos
Emma se dio su baño muy relajada, planificando en su mente todas las cosas importantes que debía hacer y a las personas que debía enfrentar.Había una en específico que cada vez que pasaba por su mente, y lo hacía bastante seguido, lograba que todo tipo de sentimientos se revolvieran en su interior.Sobre todo uno, llamado anhelo, que se empeñaba en hundir a fondo porque no lo necesitaba ni quería para nada.Salió, fue al enorme vestidor, se puso un vestido cómodo, pero que gritaba dinero por todos lados, miró las preparaciones que había hecho y caminó a la sala a disfrutar de su cena y de la cara de Marlene que gritaba “¡te quiero comer viva malnacida!”— Vaya, al final va a ser que de verdad no sale la mancha o quizás no frotaste lo suficiente – miró de manera despectiva hacia la alfombra, que sabía de sobra que no se iba a blanquear, aunque la doncella perdiera la mano en el proceso.— Emma… — casi ladró Marlene entre dientes, mirándola con odio desde el suelo.— ¿Perdón? ¿Cómo me
— Se… Señora, no sé qué tengo que ver yo con las cosas de su closet, ten…tengo mucho trabajo, ¿me puedo retirar? – Marlene tartamudeaba nerviosa.En eso, un toque en la puerta interrumpió la atmósfera tensa.— ¿Me mandó a buscar? – la jefa de doncellas entró y vio la cara en pánico de Marlene y ya se imaginaba que esa estúpida había vuelto a equivocarse, sin embargo, cuando giró la cabeza y vio a la huésped, su ímpetu vaciló y una mala premonición creció en su corazón.Pero ella no se encontraba al nivel de Marlene, si se había ganado su puesto, no era por dejarse impresionar tan fácilmente.— Jefa de las doncellas, la llamé porque quiero presentar una queja contra su personal – Emma, sentada, desde su posición de poder, señaló a Marlene con la cabeza.Ni siquiera se inmutó en saludar a la vieja jefa de doncellas. Aquí todos se reconocían y recordaban sus acciones pasadas.— Puedo saber, de qué se le acusa, ¿qué hizo para ofenderla? – le respondió con diplomacia.— Destrozó mi guarda
Le habló entre dientes a esta mujer estúpida y altanera que su hijo se había buscado de esposa.El odio era palpable y Marlene miró a Emma con una ira sin control, aun así, se arrodilló y ambas comenzaron a suplicarle perdón.Toc, toc, toc. La puerta volvió a sonar.— Pase adelante – Emma dijo con voz suave— Sra. Spencer, me ha mandado a buscar, en que puedo… ayudarla— el gerente se detuvo un poco al ver la escena interior echa un caos y a dos de su personal arrodilladas delante de una imponente mujer.— Sí, lo mandé a llamar, ya estoy harta del drama, así que iré al punto. — Su personal me ha ofendido grandemente, las quiero fuera a ambas y con la peor recomendación que exista.— Tengo pruebas de sobra, del porqué, de mis acciones tan extremas, así que espero que elija sabiamente Sr. Gerente.— Creo que este hotel tiene una reputación que mantener y personal calificado, sobra en este sitio, de hecho, yo personalmente le puedo recomendar a una doncella que conozco, para el puesto de
Steve se arregló la corbata de su traje corporativo hecho a medida, antes de bajarse de su auto.Miró a las nuevas oficinas de Deluxe Sweets, este gigante innovador alimenticio, que había surgido de la nada y avanzó a pasos agigantados este año pasado.Se especulaban toda clase de cosas de su dueño. Que era un tipo gruñón, inaccesible y antisocial.Nadie lo había visto, pero a Steve eso le importaba poco, no iba a enamorar al CEO, sino a convencerlo de invertir en su compañía.Apretó el maletín de cuero donde estaba su proyecto y entró al enorme edificio.Tenía esperanzas y muchas, porque si le enviaron un fax en específico, era porque la buena reputación que le quedaba a su compañía, había jugado un papel.Pero cuando la recepcionista le dijo el piso de la reunión y las puertas del elevador se abrieron. Su confianza renovada comenzó a tambalear.Había aquí como diez representantes de empresas, dedicadas igual al diseño y construcción de proyectos.Esto parecía un concurso y Steve se
¿Sería que tenía tantas ganas de verla que ya estaba alucinando con ella?— Si usted entra en este gran proyecto no tendrá mucho tiempo de acompañarlo, ¿cree que no fallará en su compromiso con mi empresa?— ¿Quién va a cuidar a su hijo? ¿Su nana, su nueva novia o su madre, la panadera de los suburbios?— Espere un momento… no le admito que hable así de mi…espera…¿Emma?— ¿Qué haces aquí? —cuando la luz subió, reveló a la hermosa e imponente mujer sentada a la cabecera de la mesa, con un elegante vestido de tubo negro, maquillaje sencillo, pero labios rojos pasión.— Hola, magnate Brown, cuanto tiempo sin verle – la sala cayó en una cueva de hielo y parecía que el mundo se había puesto en pausa.Solo existían ellos dos ahí y ahora. Steve estaba asombrado y se quedó mudo, solo mirándola. El sentimiento de anhelo en su alma se hizo más fuerte, ella estaba tan hermosa, pero a la vez, tan diferente.La calidez y sencillez que le habían enamorado de Emma ya no se encontraban allí, era un