De repente, la vista de Steve se fijó en un pequeñito monedero redondo, rosado, dejado sobre la alfombra de juegos.Había comprado todos esos juguetes y algo así, no era de su hijo. Se acercó, agachándose y agarró el monederito.— ¡Dámelo, eso es mío, eres malo, tío Steve, eres malo! – Winona se zafó de su madre, llorando, y fue a arrebatarle a Steve su monedero.— Winona, espera, escucha pequeña, lo siento, esto es algo de los adultos, una persona mala quiere hacerle daño a tu primito, ¿entiendes?, disculpa si te asusté, es que estoy muy preocupado.Steve se agachó frente a ella y se puso a su altura, intentando no agravar más la situación, al final era una niña inocente.— ¿A Gabriel…? – ella miró con sus dos grandes ojos al bebé, que también la miraba con la boca arrugada y casi al punto del llanto.— Sí, alguien quiere llevárselo y hacerle cosas malas. Necesito saber quién ¿este monedero es tuyo?, ¿puedo verlo? – Steve le preguntó y ella asintió con mocos y lágrimas por toda la c
Jennifer cada vez se convencía más, de que había caído en su trampa. Por eso, desde que recibió aquella llamada de la compañía, se había comportado tan raro.Se quedaba pensando por momentos, perdido en la nada, su nivel de irritabilidad aumentaba por cualquier asunto y ya no las trataba igual.Jennifer temía que su burbuja rosa se había reventado y al igual que le pasó con su exmarido, comenzaba ahora la pesadilla del matrimonio.Cuanta razón tenía, fue una ilusa al pensar que estas vacaciones lo arreglarían todo. Él las trajo desde el inicio con este propósito, para que se acercaran a Steve y dañarlo.Lo más probable es que incluso ya se haya regresado al otro país, dejándolas aquí para afrontar las consecuencias.— ¡Steve, yo no sabía, yo no…! – pero Steve dio la vuelta y la dejó hablando sola y custodiada por dos hombres que no la dejarían moverse de la sala, ni hacer ninguna otra llamada a nadie.Confiscaron su teléfono y lo monitorearon.— Señor, la señal termina en esta obra
— Steve, ¿qué vas a hacer con nosotras? ¡No nos puedes dejar aquí como prisioneras! ¡Te juro que no tengo nada que ver con lo que sea que esté sucediendo!, ¡solo fui utilizada! Jennifer se levantó del sillón enseguida, cuando vio a Steve pasar como un mensajero de la muerte.— Te quedarás aquí por ahora, nadie te hará daño y mucho menos a la niña, pero tu teléfono será monitoreado y sigue intentando llamar al maldit0 de tu marido. — Ofrécele dinero, lo que sea por informaciones claras y precisas de este asunto – Steve le respondió con prisas pensando en cualquier información que le pudiese servir a Vladímir en el rescate. — Haz todo lo que te indiquen y Jennifer, de tu cooperación depende mucho el cómo sea tu vida después, tenlo en cuenta.Y con esa amenaza dejó a una pálida Jennifer, que cayó de golpe en el mueble. Steve le creía que había sido utilizaba, cuando se enamoraba, Jennifer era una tonta en todos los sentidos, pero tampoco ponía la mano en el fuego por ella.Intenciona
Se escucharon pasos y dos hombretones, con muy malas pintas, se pararon cerca de ellos. Steve tuvo una premonición siniestra en su corazón.— ¿Recuerdan lo que les dije que podían hacer más tarde? Eso de desahogarse con la mujer. Toda suya – Amaia señaló a Emma con la cabeza como si fuese solo estiércol.— ¡No, no! ¡¿qué está haciendo Amaia?! ¡Deja a Emma en paz, estoy dispuesto a firmar lo que quieras, a hacer lo que desees, pero déjala tranquila, ya la has torturado lo suficiente!Steve comenzó a forcejear destrozándose las muñecas, intentando liberarse para ayudar a Emma, que ya estaba siendo desatada de la silla por esos tipos asquerosos.—¡Tú también eres mujer, cómo puedes hacerle eso, firmaré lo que quieras, golpéame a mí, a mí!, ¡¡yo fui quien te dejó desgraciada!!— ¡¿Ahora te diste cuenta de que soy mujer?! ¡Cuando tu perra me sacó desnuda de tu empresa, por qué no pensaste en la humillación que pasé, en cuantos hombres me vieron desnuda! Amaia le gritó mientras golpeaba c
— Es cierto, los mataré, pero puede ser rápido o lento. Ya que elegiste el peor camino, entonces te lo concederé. Viólenla primero delante de él. — No la maten todavía, necesitaremos más sesiones para que Steve se motive – les dijo a sus hombres y a pesar de las ofensas, súplicas e insultos de Steve, Amaia hizo caso omiso y salió de ese agujero mohoso. No se quedaría a ver esa asquerosa escena, con que la viera Steve y esa hija de puta sufriera, bastaba y sobraba. Caminó por entre los pasillos más adelante, a donde tenían montada una base improvisada. — ¿Firmó los papeles? – el real jefe de los hombres que su padre había dispuesto bajo sus órdenes le preguntó, sentado tranquilo en un muro de una pared derrumbada, jugando a las cartas con otro maleante. — No, pero pronto lo hará, me encargaré de doblegar su voluntad – Amaia le respondió entre dientes, quedándose de pie en la pared frente a ellos y un poco alejada. Odiaba estar escondida como una rata en este agujero de mala muerte
— ¡Algo me está hiriendo en la mano, me está quemando! ¡Ayúdame, ayúdame o no podré firmar nada con la mano inutilizada! – de repente un grito de ayuda de Steve los sacó de su conversación. — Por todos los cielos calla a ese imbécil que ya no sabe que inventarse, métele un calcetín apestoso tuyo o lo sea en la boca. ¡Se me baja todo de solo de escucharlo! Le ordenó el que estaba entre las piernas de Emma al otro, que con fastidio, dejó de aguantarla y caminó hacia Steve. El magnate suspiró aliviado al ver que su plan surtía efecto. Lo único que se le había ocurrido para separarlos, era esa estúpida excusa. El corazón de Steve le latía con alegría y esperanza, ¡Vladímir, era Vladímir que se había asomado a la salida de uno de los túneles que conectaban con este y le había hecho señales de que se callara! Steve pensó que separar a los dos tipos favorecería el ataque sorpresa, para evitar que uno de los dos diera la alarma o escapara. — Revisa mi mano, me duele, parece que una rat
— ¡Maldit0s desgraciados! ¿Cómo fue que dieron con nosotros? ¡Me aseguraste que ese dispositivo de bloqueo de señal era infalible! ¡No había pasado ni una hora y nos descubrieron! Amaia estaba chillando como loca dentro del auto, ahora que ya había pasado el peligro.— ¡No pude hacerlo firmar y todo fue por sus incompetencias! ¡Mi padre…! – pero no pudo terminar su frase porque el auto dio un fuerte frenazo que la hizo casi estrellar la cara contra el parabrisas.— ¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿te volviste loco?!Le gritaba al hombre que se bajó de repente dando un portazo y Amaia comenzó a tener miedo. Miró a su alrededor y estaban en las afueras de unos almacenes del puerto, sin embargo, no había ni un alma a la vista, ¡este lugar estaba desolado!— ¡Sale del auto! – el hombre le intentó abrir la puerta de su lado, pero Amaia la agarró con fuerza, halándola hacia ella, con sus dos manos.Por alguna razón todas sus alarmas se encendieron, ¡este hombre era peligroso y estaba extremadamen
— Contesta Steve, por favor, contéstame amor, esta vez contesta – murmuraba con los ojos rojos, pero nadie le aceptaba la llamada y Emma ya estaba al borde del llanto, no podía creer que vivía esta angustia de nuevo. Tenía hasta hace un momento a su hijo en los brazos, solo se distrajo un momento hablando con Vladímir y lo dejó mirando unas figuras de payasos en la entrada, ¡solo un segundo y lo perdió! ¡Rriiinng, Riiingg! De repente, el sonido del tono de un móvil cerca de ella, la sacó de su agonía mental. Emma corrió hacia el sitio donde vio un celular sobre una banca de madera. ¡Era el móvil de Steve!, ¿qué hacía aquí sonando solo?, ¿qué tipo de película de terror era esta? Antes de encontrar la respuesta, de un momento a otro, todas las luces del parque se prendieron, sorprendiendo a Emma. Al mirar al frente de ella, había una enorme noria llena de luces brillantes, con un enorme cartel en neón que decía: “Querida Emma, ¿te quieres casar conmigo?” Ahora sí, las lágrimas q