Mientras, sus manos se colaban por dentro de la camisa de Emma y le acariciaban la cintura y la espalda, para luego desplazarse al frente y comenzar a acunar y toquetear los pechos generosos de la pelinegra, que ni siquiera tuvo tiempo de ponerse sostén después del baño.Emma gimió en la boca del magnate cuando su duro pezón fue pellizcado y burlado por los dedos de Steve.El magnate abrió los botones de la camisa al frente y cuando esos deliciosos pechos blancos rebotaron en su casa, no dudo en bajar la cabeza y comenzar a comérselos, logrando que Emma arqueara la espalda para darle mejor acceso y reprimiera un gemido excitado de su garganta.Sentía que se humedecía por todos lados, mientras la lengua de Steve jugaba con sus pezones y lo alternaba con fuertes succiones que la hacían temblar de placer.Las grandes manos del magnate bajaron para apretarle las nalgas y de un momento a otro, comenzó a bajarle el pantalón del pijama hasta los muslos.Emma podía sentir su dureza rozando co
— Gracias por tan buen servicio, agradezco que Gabriel ya ni siquiera las use o creo que ahora mismo me estaría muriendo de la vergüenza – pudo decirle finalmente a Emma y ambos se rieron a pesar de la situación.Steve agarró un pañuelo de papel de la cajita sobre la mesita y la ayudó a limpiarse.— Solo limpiemos un poco, porque puedo asegurarte que de eso va a salir mucho más – Steve la besó en el cuello y decidió, que también su boca quería saborear a Emma entre las piernas, pero ella tenía otra idea en mente.— No, amor, yo necesito… te necesito ya…ahora …— agarró su cabeza con las dos manos y lo hizo mirarla a los ojos, cuando entendió sus intenciones de bajar por su cuerpo.A Steve le encantó que lo llamara amor y la besó en recompensa.— ¿Segura que estás bien lubricada? Leí que puede ser incómodo después de dar a luz y haber resequedad – Steve la miró preocupado, incluso eso había investigado para no herirla.— Puedo asegurarte, que eso no está nada reseco – Emma le respondió
Steve caminaba por los pasillos de su compañía, rumbo a una cena de negocios, en realidad estaba bastante estresado y molesto.El tener a los perros rabiosos de los accionistas sobre su cuello todo el tiempo era como para andar cabreado todo el maldit0 día.— ¡Steve! – una voz lo detuvo y miró hacia atrás para ver venir taconeando a Amaia Regio.Esa era otra que lo tenía hasta los cojines, no la había mandado a volar de frente, porque la chica en realidad solo coqueteaba y no había ido al directo y porque necesitaba ahora más que nunca del apoyo de su padre, pero era como una sanguijuela pegada todo el día a él.— Srta. Regio, ahora mismo no tengo tiempo de explicarle nada, puede ir con mi secretario y con seguridad, él la ayudará— sin mucha cortesía intentó despacharla.— No, no, solo lo vi que iba saliendo y seguro a la cena, ¿cierto? Yo también voy camino a ese restaurante – respondió acercándose al magnate y a pesar de las negativas de Steve, ella no estaba para nada avergonzada.
Por mucho que intentó esconderse, al final, Emma fue descubierta.Se giró con resignación a enfrentar a la esposa perfecta.— Pensé por un momento que me había equivocado, pero realmente eras tú – Amaia le dijo un poco agitada por el paso apresurado.— Supongo que viste todo ese desagradable espectáculo que protagonizamos, fue vergonzoso, de verdad.— Yo, lo siento… — Emma no sabía realmente qué decirle.— La que lo siente soy yo, Sra. Green, la realidad es que al verla ahora, me siento un mal, como la destructora de una relación. — Voy a serle muy sincera, en serio me interesa el Sr. Brown, pensé que lo que tenía con usted no era… — se detuvo pensando en cómo decirlo para no ofenderla.— Bueno, que solo era algo pasajero, pero al parecer, el Sr. Brown y usted sí tienes algo serio. Creo que hice muy mal al presionarlo por una oportunidad. La verdad me siento avergonzada y le pido disculpas.Emma se esperaba toda clase de insultos y palabras ofensivas. Tenía las respuestas para defen
Cuando Emma salió de la hacienda de los Brown, después de no saber cómo despedirse de su hijo, con el corazón sangrando de dolor, pero decidida, enfrentó otro gran problema.¿Dónde se quedaría ahora?Por un segundo pensó en su viejo barrio, las personas siempre regresan a los sitios conocidos, así que esperó pacientemente el bus y cuando llegó, subió en dirección a los suburbios.El cambio de ambiente era más que evidente. Emma miraba por el cristal del bus, como cambiaba el panorama de grandes mansiones y lujosas haciendas, a calles sucias, hombres en cada esquina con muy malas intenciones y en negocios turbios.La cara de las personas preocupadas y arrugadas, por lo que inventarían hoy para sobrevivir.Pensó que nada de esto quería para su Gabriel y agradeció una vez más las vueltas del destino que la llevaron a tener un bebé de Steve.Al pensar en ese hombre, que había conquistado su alma, las lágrimas amenazaban con volver a caer.Steve tenía todo un mundo de posibilidades por de
Emma palideció al abrir la puerta y ver la cara oscura de Steve. Sus ojos estaban mortalmente serios y ni siquiera le habló, pasando directamente al pequeño departamento y dando una mirada alrededor.— Te doy 15 minutos para que recojas tus cosas y nos vamos de vuelta a casa. — Haré como que esto nunca sucedió, así que empaca, que nos espera Héctor abajo en el auto - le dijo mirándola de manera peligrosa, en cuanto Emma cerró la puerta.— No… no me iré contigo – Emma estaba nerviosa y temblorosa. No porque pensara que Steve le haría ningún daño, más bien era ella quien tenía el puñal y se lo clavaría directo al corazón.— ¿A qué estás jugando exactamente Emma?— Porque no me dirás que simplemente, te cansaste de jugar a las casitas y me abandonaste con una simple nota, para venir a vivir a este cuchitril de mala muerte— la sangre dentro de Steve hervía de la ira.Imaginaba que ella lo había hecho por el bien de él, para liberarlo, pero, aun así, no lo iba a aceptar, sino tantas pro
Lo miró sin podérselo creer, pero los ojos enojados de él, le indicaron que no estaba bromeando.— No soy una puta, si quieres follarte a alguien, puedes hacerlo con cualquiera de las que se te regalan todos los días— Emma también comenzó a enojarse, sin medir que estaba recogiendo lo que sembró.— Resulta que no me quiero follar a nadie más, que me sigue gustando cómo se siente tu coño, así que, si ya te has estado sacrificando hasta ahora conmigo, creo que lo puedes hacer un poco más— Steve comenzó a quitarse la corbata y el saco.Hoy le daría una lección que no olvidaría. A él no lo iba a dejar, así como así, como si fuera un trapo viejo.— ¿Qué estás esperando? Lo has hecho antes, no es nada nuevo, ¿o te resulta ya demasiado asqueroso que ni fingir puedes?— Steve, no hagamos esto, por favor…— Estoy haciendo solo lo que tú querías, Emma, una relación por conveniencia. — ¿Quieres a Gabriel? Pues tienes que seguir complaciendo a su padre ¿Te desnudas sola o lo tengo que hacer yo?
Steve bajó las viejas y oscuras escaleras del edificio y se sentó en el auto de lujo que lo esperaba y desentonaba por todos lados con este barrio pobre.Al llevar tantos años bajo sus servicios, Héctor ya conocía a su jefe y más, al verlo bajar solo sin la Sra. Green.Se quedó sentado como si fuese una estatua en su asiento y esperó las órdenes del magnate, que estaba pensativo en el asiento trasero.Solo se escuchaba el sonido de la calefacción en ese día tan frío.Steve miraba por la oscura ventana, pero no veía la desgastada fachada del edificio, su mente era un caos total de pensamiento.Cerró los ojos con cansancio y ahora que había pasado la rabia, se arrepentía de haber tratado así a Emma.Ella decía que todo era por interés, sin embargo, había abandonado una vida de lujos, la ropa buena, joyas caras y las tarjetas de dinero, por meterse en esta pocilga.Incluso, dejó de estar al lado de su hijo, cuando supuestamente, eso era lo único que le interesaba.Para ser la mujer calcu