Steve caminaba por los pasillos de su compañía, rumbo a una cena de negocios, en realidad estaba bastante estresado y molesto.El tener a los perros rabiosos de los accionistas sobre su cuello todo el tiempo era como para andar cabreado todo el maldit0 día.— ¡Steve! – una voz lo detuvo y miró hacia atrás para ver venir taconeando a Amaia Regio.Esa era otra que lo tenía hasta los cojines, no la había mandado a volar de frente, porque la chica en realidad solo coqueteaba y no había ido al directo y porque necesitaba ahora más que nunca del apoyo de su padre, pero era como una sanguijuela pegada todo el día a él.— Srta. Regio, ahora mismo no tengo tiempo de explicarle nada, puede ir con mi secretario y con seguridad, él la ayudará— sin mucha cortesía intentó despacharla.— No, no, solo lo vi que iba saliendo y seguro a la cena, ¿cierto? Yo también voy camino a ese restaurante – respondió acercándose al magnate y a pesar de las negativas de Steve, ella no estaba para nada avergonzada.
Por mucho que intentó esconderse, al final, Emma fue descubierta.Se giró con resignación a enfrentar a la esposa perfecta.— Pensé por un momento que me había equivocado, pero realmente eras tú – Amaia le dijo un poco agitada por el paso apresurado.— Supongo que viste todo ese desagradable espectáculo que protagonizamos, fue vergonzoso, de verdad.— Yo, lo siento… — Emma no sabía realmente qué decirle.— La que lo siente soy yo, Sra. Green, la realidad es que al verla ahora, me siento un mal, como la destructora de una relación. — Voy a serle muy sincera, en serio me interesa el Sr. Brown, pensé que lo que tenía con usted no era… — se detuvo pensando en cómo decirlo para no ofenderla.— Bueno, que solo era algo pasajero, pero al parecer, el Sr. Brown y usted sí tienes algo serio. Creo que hice muy mal al presionarlo por una oportunidad. La verdad me siento avergonzada y le pido disculpas.Emma se esperaba toda clase de insultos y palabras ofensivas. Tenía las respuestas para defen
Cuando Emma salió de la hacienda de los Brown, después de no saber cómo despedirse de su hijo, con el corazón sangrando de dolor, pero decidida, enfrentó otro gran problema.¿Dónde se quedaría ahora?Por un segundo pensó en su viejo barrio, las personas siempre regresan a los sitios conocidos, así que esperó pacientemente el bus y cuando llegó, subió en dirección a los suburbios.El cambio de ambiente era más que evidente. Emma miraba por el cristal del bus, como cambiaba el panorama de grandes mansiones y lujosas haciendas, a calles sucias, hombres en cada esquina con muy malas intenciones y en negocios turbios.La cara de las personas preocupadas y arrugadas, por lo que inventarían hoy para sobrevivir.Pensó que nada de esto quería para su Gabriel y agradeció una vez más las vueltas del destino que la llevaron a tener un bebé de Steve.Al pensar en ese hombre, que había conquistado su alma, las lágrimas amenazaban con volver a caer.Steve tenía todo un mundo de posibilidades por de
Emma palideció al abrir la puerta y ver la cara oscura de Steve. Sus ojos estaban mortalmente serios y ni siquiera le habló, pasando directamente al pequeño departamento y dando una mirada alrededor.— Te doy 15 minutos para que recojas tus cosas y nos vamos de vuelta a casa. — Haré como que esto nunca sucedió, así que empaca, que nos espera Héctor abajo en el auto - le dijo mirándola de manera peligrosa, en cuanto Emma cerró la puerta.— No… no me iré contigo – Emma estaba nerviosa y temblorosa. No porque pensara que Steve le haría ningún daño, más bien era ella quien tenía el puñal y se lo clavaría directo al corazón.— ¿A qué estás jugando exactamente Emma?— Porque no me dirás que simplemente, te cansaste de jugar a las casitas y me abandonaste con una simple nota, para venir a vivir a este cuchitril de mala muerte— la sangre dentro de Steve hervía de la ira.Imaginaba que ella lo había hecho por el bien de él, para liberarlo, pero, aun así, no lo iba a aceptar, sino tantas pro
Lo miró sin podérselo creer, pero los ojos enojados de él, le indicaron que no estaba bromeando.— No soy una puta, si quieres follarte a alguien, puedes hacerlo con cualquiera de las que se te regalan todos los días— Emma también comenzó a enojarse, sin medir que estaba recogiendo lo que sembró.— Resulta que no me quiero follar a nadie más, que me sigue gustando cómo se siente tu coño, así que, si ya te has estado sacrificando hasta ahora conmigo, creo que lo puedes hacer un poco más— Steve comenzó a quitarse la corbata y el saco.Hoy le daría una lección que no olvidaría. A él no lo iba a dejar, así como así, como si fuera un trapo viejo.— ¿Qué estás esperando? Lo has hecho antes, no es nada nuevo, ¿o te resulta ya demasiado asqueroso que ni fingir puedes?— Steve, no hagamos esto, por favor…— Estoy haciendo solo lo que tú querías, Emma, una relación por conveniencia. — ¿Quieres a Gabriel? Pues tienes que seguir complaciendo a su padre ¿Te desnudas sola o lo tengo que hacer yo?
Steve bajó las viejas y oscuras escaleras del edificio y se sentó en el auto de lujo que lo esperaba y desentonaba por todos lados con este barrio pobre.Al llevar tantos años bajo sus servicios, Héctor ya conocía a su jefe y más, al verlo bajar solo sin la Sra. Green.Se quedó sentado como si fuese una estatua en su asiento y esperó las órdenes del magnate, que estaba pensativo en el asiento trasero.Solo se escuchaba el sonido de la calefacción en ese día tan frío.Steve miraba por la oscura ventana, pero no veía la desgastada fachada del edificio, su mente era un caos total de pensamiento.Cerró los ojos con cansancio y ahora que había pasado la rabia, se arrepentía de haber tratado así a Emma.Ella decía que todo era por interés, sin embargo, había abandonado una vida de lujos, la ropa buena, joyas caras y las tarjetas de dinero, por meterse en esta pocilga.Incluso, dejó de estar al lado de su hijo, cuando supuestamente, eso era lo único que le interesaba.Para ser la mujer calcu
Fue asignada a acompañar a otra de las empleadas, una mujer más joven que Emma, pero muy enérgica y conversadora, enseguida entró en confianza con ella.Al inicio, Emma estaba algo cortada, pensando que la iba a menospreciar por su falta de conocimientos, pero la chica se mostraba muy accesible y le enseñaba los manejos bien y en detalle.Era joven, pero habilidosa y responsable.— Mira Emma, cosas como estas, son normales en este hotel. — No te lo tomes a mal, no estoy acusándote de nada, yo también vengo de un origen humilde. Mi padre se sacrificó mucho para que yo estudiara— la camarera la llamó, para que se acercara a una cómoda tocador, en el cuarto que estaban arreglando.Emma se asombró al encontrarse un joyero abierto, con algunos collares de perlas esparcidos sobre la cómoda que estaba segura, no eran imitaciones.Botellas de perfumes que se veían bien caros y joyas tiradas como si nada.— Emma, aunque te estés muriendo de hambre y en la calle, nunca se te ocurra ni darle un
— Eloísa no estoy para tus estupideces y acertijos ahora mismo, ¿de qué me estás acusando ahora? – Steve se giró para enfrentar a su madrastra.— ¿Estupideces? ¡¿Acaso no has visto las noticias?! – la mujer vociferó sin medir que estaba en el pasillo del hospital.— ¿Noticias?— ¡Estás tan metido en tu romance, que ni siquiera te has cuidado de las cámaras y estas, son las consecuencias! — ¡Tu padre vio las noticias y por eso le dio esta crisis! ¡Si muere, todo será tu culpa!— Por favor, no puede estar gritando aquí dentro del hospital y menos a las afueras del salón de cirugía— salió una enfermera y requirió a Eloísa que la miró con molestia, pero al fin cerró la boca.— Héctor, pásame el Tablet— Steve le pidió y se alejó un poco para buscar, de qué hablaba la arpía de su madrastra.No tuvo que indagar mucho, porque estaba en la búsqueda caliente de internet. Un conjunto de noticias, de hecho. Primero, que los cimientos de la compañía Brown se tambaleaban porque el patriarca estab