— ¿Me puedes explicar qué significan estas fotografías? - fue la bienvenida de Augusto a su hijo, mientras lo miraba desde la cama del hospital.Steve recogió las fotografías esparcidas al pie del colchón y aunque se asombró un poco, había aprendido a guardar sus emociones delante de su padre.— Creo que no hay mucho que explicar, las fotos hablan por sí solas, ¿ahora también vigilas mi vida personal? – volvió a dejar las fotografías de Emma y él cariñosos en la calle, el día que iban al restaurante.Incluso medio escondidos en el estacionamiento subterráneo y aunque no se observaba nada en claro por la lluvia, no había que ser muy lumbrera, para darse cuenta de lo que hacía esa pareja en la oscuridad.— No las hice yo, sino Eloísa. Las envió a un importante periódico sensacionalista, pero el director ha hecho negocios conmigo y me debe algunos favores. — Fue inteligente al no quererse meter en un escándalo con nosotros – su padre lo miró y le habló muy pausado, pero Steve lo conocía
Emma llegó nerviosa al hospital donde estaba ingresado el padre de Steve. La habían llamado y le habían pedido venir hoy a visitarlo.No quería separarse del bebé y menos después de lo que sucedió hace unos días, pero se había quedado bien cuidado en la hacienda.Si no aprovechaba cuando Steve estaba en la empresa, esa condición de venir a escondidas, era imposible.Caminó por los blancos pasillos, hasta que llegó a la habitación VIP, donde un hombre de traje la hizo pasar al cuarto.— Pase adelante, Sra. Green, no se ponga nerviosa – el padre de Steve acostado en la cama le hizo una señal para que se acercara a él.Emma lo encontraba igual intimidante, pero desde la última vez que lo vio, sí que se veía más deteriorado de salud.— Usted me mandó a llamar. Espero que se encuentre mejor ¿En qué puedo ayudarle? – Emma le preguntó tomando asiento en el sillón al lado de la cama a petición de Augusto.— Voy a ser claro y rápido, Sra. Green, porque como se pudo dar cuenta, el tiempo no es
Steve apretaba los documentos en la mano, en lo que se bajaba del auto. Al menos, una buena noticia en ese día de mierd4 que había tenido en la empresa.Como todos, desde que había llegado y para completar, la Srta. Regio, que se hizo cargo de un proyecto nuevo a su llegada, no paraba de aparecérsele por todos lados, con la excusa de que era nueva y no conocía muchas cosas.Si Steve con la edad que tenía, no se daba cuenta cuando una mujer estaba coqueteándole, entonces era imbécil.Pero con mucho respeto y firmeza, se la había ido quitando de arriba. No quería que su pelinegra lo malinterpretara de ninguna manera.— ¿Dónde está Emma? – en cuanto llegó, se extrañó de no verla, así que le preguntó al mayordomo que lo recibió.— Está con el bebé, en su habitación – el señor tomó el abrigo y el maletín de trabajo, mientras Steve subía apresurado con la carpeta en las manos a ver a sus dos amores.Se la encontró jugando con Gabriel acostado en un gimnasio para bebé y unos juguetes que h
Mientras, sus manos se colaban por dentro de la camisa de Emma y le acariciaban la cintura y la espalda, para luego desplazarse al frente y comenzar a acunar y toquetear los pechos generosos de la pelinegra, que ni siquiera tuvo tiempo de ponerse sostén después del baño.Emma gimió en la boca del magnate cuando su duro pezón fue pellizcado y burlado por los dedos de Steve.El magnate abrió los botones de la camisa al frente y cuando esos deliciosos pechos blancos rebotaron en su casa, no dudo en bajar la cabeza y comenzar a comérselos, logrando que Emma arqueara la espalda para darle mejor acceso y reprimiera un gemido excitado de su garganta.Sentía que se humedecía por todos lados, mientras la lengua de Steve jugaba con sus pezones y lo alternaba con fuertes succiones que la hacían temblar de placer.Las grandes manos del magnate bajaron para apretarle las nalgas y de un momento a otro, comenzó a bajarle el pantalón del pijama hasta los muslos.Emma podía sentir su dureza rozando co
— Gracias por tan buen servicio, agradezco que Gabriel ya ni siquiera las use o creo que ahora mismo me estaría muriendo de la vergüenza – pudo decirle finalmente a Emma y ambos se rieron a pesar de la situación.Steve agarró un pañuelo de papel de la cajita sobre la mesita y la ayudó a limpiarse.— Solo limpiemos un poco, porque puedo asegurarte que de eso va a salir mucho más – Steve la besó en el cuello y decidió, que también su boca quería saborear a Emma entre las piernas, pero ella tenía otra idea en mente.— No, amor, yo necesito… te necesito ya…ahora …— agarró su cabeza con las dos manos y lo hizo mirarla a los ojos, cuando entendió sus intenciones de bajar por su cuerpo.A Steve le encantó que lo llamara amor y la besó en recompensa.— ¿Segura que estás bien lubricada? Leí que puede ser incómodo después de dar a luz y haber resequedad – Steve la miró preocupado, incluso eso había investigado para no herirla.— Puedo asegurarte, que eso no está nada reseco – Emma le respondió
Steve caminaba por los pasillos de su compañía, rumbo a una cena de negocios, en realidad estaba bastante estresado y molesto.El tener a los perros rabiosos de los accionistas sobre su cuello todo el tiempo era como para andar cabreado todo el maldit0 día.— ¡Steve! – una voz lo detuvo y miró hacia atrás para ver venir taconeando a Amaia Regio.Esa era otra que lo tenía hasta los cojines, no la había mandado a volar de frente, porque la chica en realidad solo coqueteaba y no había ido al directo y porque necesitaba ahora más que nunca del apoyo de su padre, pero era como una sanguijuela pegada todo el día a él.— Srta. Regio, ahora mismo no tengo tiempo de explicarle nada, puede ir con mi secretario y con seguridad, él la ayudará— sin mucha cortesía intentó despacharla.— No, no, solo lo vi que iba saliendo y seguro a la cena, ¿cierto? Yo también voy camino a ese restaurante – respondió acercándose al magnate y a pesar de las negativas de Steve, ella no estaba para nada avergonzada.
Por mucho que intentó esconderse, al final, Emma fue descubierta.Se giró con resignación a enfrentar a la esposa perfecta.— Pensé por un momento que me había equivocado, pero realmente eras tú – Amaia le dijo un poco agitada por el paso apresurado.— Supongo que viste todo ese desagradable espectáculo que protagonizamos, fue vergonzoso, de verdad.— Yo, lo siento… — Emma no sabía realmente qué decirle.— La que lo siente soy yo, Sra. Green, la realidad es que al verla ahora, me siento un mal, como la destructora de una relación. — Voy a serle muy sincera, en serio me interesa el Sr. Brown, pensé que lo que tenía con usted no era… — se detuvo pensando en cómo decirlo para no ofenderla.— Bueno, que solo era algo pasajero, pero al parecer, el Sr. Brown y usted sí tienes algo serio. Creo que hice muy mal al presionarlo por una oportunidad. La verdad me siento avergonzada y le pido disculpas.Emma se esperaba toda clase de insultos y palabras ofensivas. Tenía las respuestas para defen
Cuando Emma salió de la hacienda de los Brown, después de no saber cómo despedirse de su hijo, con el corazón sangrando de dolor, pero decidida, enfrentó otro gran problema.¿Dónde se quedaría ahora?Por un segundo pensó en su viejo barrio, las personas siempre regresan a los sitios conocidos, así que esperó pacientemente el bus y cuando llegó, subió en dirección a los suburbios.El cambio de ambiente era más que evidente. Emma miraba por el cristal del bus, como cambiaba el panorama de grandes mansiones y lujosas haciendas, a calles sucias, hombres en cada esquina con muy malas intenciones y en negocios turbios.La cara de las personas preocupadas y arrugadas, por lo que inventarían hoy para sobrevivir.Pensó que nada de esto quería para su Gabriel y agradeció una vez más las vueltas del destino que la llevaron a tener un bebé de Steve.Al pensar en ese hombre, que había conquistado su alma, las lágrimas amenazaban con volver a caer.Steve tenía todo un mundo de posibilidades por de