—¿Es eso lo que dice ahí?— preguntó Adele observando a su hermana con los ojos más abiertos de lo habitual —esto parece sacado de una película de acción— murmuró la menor después de recibir una respuesta afirmativa de parte de su hermana.
—Al parecer, hicieron una grabación de la escena— balbuceó Mónica, sus manos estaban temblorosas. ¿Thoma tendría idea de lo que había pasado? O más aún ¿Federic tenía conocimiento de esto? —el ogro fue quien envió esto, pero la letra es horripilante, no parece ser su letra. ¿Logras encontrar lo que sobresalta aquí?— señaló Mónica algunas de las palabras, en cambio, a Adele le costaba simplemente entender lo que decía, no hallaba ninguna semejanza a las
—Mejor ven aquí— lo tomó ella del brazo haciéndolo acercarse a ella —espero que te mantengas así de tranquilo y calmado como dices— amenazó. Adele no se confiaba de que estos personajes terminaran en el suelo, llenos de moretones, es mejor alejar a las personas de los problemas antes de que sean vedados del hospital.—¿Qué es lo que él está haciendo aquí?— preguntó Federic elevando una de sus cejas —pensé que estaríamos solos tú y yo, hermosa Adele— y sí, todo esto lo decía con la simple intención de molestar a Thoma.—Ya, no le añadas más leña al fuego— soltó una risita la menor, hasta ese momento no se había percatado del interés que a&
El silencio inundó una vez más la habitación, esa era información que Thoma estaba lejos de conocer. Sin embargo, y por más complicada que fuera su relación con Federic, la manera de enterarse del pasado oscuro de su familia lo hacía empatizar con él —¿Estás bien?— preguntó el rubio posando su mano sobre el hombro de Federic. Un pesado y exhausto suspiro de su parte, les dio a entender a los demás que necesitaba un poco de tiempo para digerir lo dicho. Sabía que debería tener alguna relación estrecha con aquel hombre de la fotografía, sin embargo, no había llegado a cruzársele por la cabeza de que era su padre y Broun… los había usado todo este tiempo como marionetas. Federic había pensado que algo del interés que Broun por lo menos llegó a mostrar por su hermana eran sinceros y la
—Siento que alguien olvidó que no solo es recibir soborno, sino también sobornar— susurró Mónica elevando una de sus cejas. Joel elevó sus hombros mientras sonreía con una aparente inocencia.—Tía, yo solo soy un niño de cinco años, tengo mucho que aprender de la vida— respondió haciendo un pucherito. La expresión confusa de la mayor fue lo más cómico de todo, por un momento ella se sintió extraña al intentar discutir con un niño. Sin embargo, Joel al parecer, no era tan normal como los demás pequeños de su edad.—Bueno, en ese caso, no deberías intentar sobornarme o mamá Adele se sentirá algo triste— susurró —pero, podrías decirme sin pedir nada a cambio y yo c
Joel se despidió de todos con una sonrisa mientras corría en busca de sus amigos, Samuel faltaría hoy también, y no habían logrado comunicarse con Angie para conocer la condición del menor.—Johann, yo…— respondió ella con algo de nervios —había quedado en salir con Thoma, lo siento— sonrió.—No, lo siento yo— jugó con sus manos al ser observado sin descanso por Thoma —no piensen que lo pido con algún interés romántico— rio de manera intranquila —es algo completamente diferente, es muy importante, si no es molestia. Yo… lo haré aquí para no ser ninguna molestia para ambos. Adele, quiero preguntarte— comenzó a buscar aquella foto entre sus
Minutos después, una preocupada Mónica se habría paso por el hospital en el que su hermana había terminado, llevaba de la mano a Joel, quien no sabía qué era lo que estaba sucediendo y estaba confundido por haber salido del colegio antes de que sus clases terminaran. Al encontrar la habitación en la que su hermana estaba, halló en el interior a Thoma, quien estaba recostado en la barandilla de la cama. El rostro de Adele podía apreciarse sereno, a pesar de estar conectada a aquellos aparatos que estaban monitoreando su estado.—¿Hablaste con el médico?— preguntó Mónica lanzando un suspiro —¿Qué es lo que sucedió?— su tono de voz denotaba lo ansiosa que se encontraba al contemplar a su hermana en una situación así. La mirada del mayor se posó en la de e
Los ojos horrorizados de Mónica no se detenían al derramar lágrimas, con lentitud se habían convertido en una inagotable fuente de llanto, sus manos estaban temblando y lo único que se le ocurrió en ese preciso instante era llamar a sus padres. Con dificultad logró decir de manera entendible el nombre del hospital en el que su hermana estaba, solo era cuestión de minutos a que sus padres llegaran al lugar.—¡Estamos aquí!— exclamaron ellos mientras corrían en su dirección. Mónica sentía que le hacía falta hacer algo, más su mente se había agolpado por la preocupación de que algo muy malo estuviera sucediendo con su hermana. Las mañana había clareado mientras las cosas en el hospital se estaban normalizando, Adele había sido estabilizada y lo peo
El médico desapareció de la vista de los presentes, sus miradas se encontraban tratando de llegar a un silencioso acuerdo de no decir nada en caso de que Adele despertara. Lo importante era mantener la calma y confiar en que todo saldría bien, aunque, algunas veces no terminara siendo de la manera esperada.Las horas parecían ir mucho más lento que lo acostumbrado, quizá era el ambiente que no les permitía percibirlo, no obstante, no dejaban de esperar el momento en el que Adele abriera sus ojos. Joel permanecía en silencio, jugando con la mano de su madre, la cual había procurado mantener sujeta durante toda la jornada. Era tan pequeño que no conocía la seriedad del problema, ni tampoco comprendía el por qué de las miradas entristecidas de los demás, no permitía que nadie hablara en la habitació
El tiempo en el que aquella sedación debía hacer efecto, había terminado. Los ojos de Adele se abrían una vez más, sin embargo, ahora era una habitación vacía la que la rodeaba. Sus ojos examinaron cada rincón para cerciorarse en dónde se encontraba —un hospital— susurró sobando su cabeza. Ella aún se sentía adormilada y le parecía estar en una realidad diferente. La primera persona en cruzar aquella puerta, fue su hermana, una sonrisa adornó el rostro de la mayor al ver a la rubia despierta y observando en dirección de la ventana. —Buenos días, dormilona— susurró con delicadeza en tanto se sentaba a su lado —¿Recuerdas qué edad tienes?— Indagó para conocer acerca del espacio en la línea de tiempo en la que Adele se encontraba. —Tengo veinte, lo sé, aún soy demasiado joven, pero… ¿Por qué preguntas?— sonrió