—¿Debería continuar con mi historia?— Se preguntaba Adele mientras recogía algunos de los juguetes de Joel. Un enorme suspiró salió de su boca al recordar aquello que el médico les había recomendado «mantenerse en reposo» claro estaba que aunque estuviese a punto determinar aquella historia, esta era una de las que más energía absorbía de Adele —mejor haré otra cosa diferente, sin embargo ¿Qué podría hacer?
A causa del aburrimiento y de la incapacidad de Adele de quedarse quieta a menos de que ella estuviera escribiendo. En ese caso serían sus dedos y su mente la que la llevarían a lugares lejanos y exóticos, lugares a los que nunca iría aún si se presentara la
—Vaya genio— bufó la menor observando a la puerta —ni que su pareja lo hubiera llamado con el nombre de uno de algún ex— rodó los ojos.La hora de recoger a Joel se aproximaba, era momento de que el desaparecido Thoma se abriera paso por la sala e interrumpiera el trabajo de Adele para ir en busca de su niño, cosa que no sucedió. La chica continuaba centrada en una historia totalmente empalagosa que le hacía desestresar y era que escribir se convertía en una buena forma de desestresarse a causa de la escritura, sonaba como un trabalenguas e incluso como un discurso difícil de comprender, sin embargo, Adele lo sabía a la perfección.—¿El sanitario se habrá tragado a este hombre?— murmuró al ver el reloj que colgaba al frente de ella, fal
Mientras el mayor intentaba recordar cómo se había hecho esa marca, la menor terminaba de vaciar su plato, mientras lo hacía resonar en la habitación. —Ni siquiera entiendo por qué estoy tan molesta— bufó —se supone que es un hombre libre— gruñó. La pantalla de su celular se encendió, revelando un mensaje de Angie: «Dentro de veinte minutos llego por mi niño, gracias una vez más por ayudarme, Adele» —Bueno, lo mejor será que vaya por los pequeños, ah, pero su padre— renegó rodando los ojos. Adele con pasos desganados se acercó a la puerta, al abrirla se encontraba un sonriente y enérgico Joel, el cual tenía un lindo dibujo en sus manos. —Mami ¡mira lo que te hice!— Exclamó enseñándole a la mayor su obra de
El silencio una vez más inundó el lugar, el delicado susurro de la voz de Thoma que a su vez se expresaba con importancia, era como si rogara a la menor que le creyera. En cuanto a ella, le creía, podría creerle todo lo que Thoma le dijera, por el simple hecho de ser él, sin embargo, sus emociones se salían de control en algunas ocasiones ¿Tendría que ver con su estado de aislamiento durante tanto tiempo? —Yo…— susurró ella en medio de sus pensamientos. —No debes sostener nada, Adele, no te estoy pidiendo que correspondas ahora mis sentimientos, simplemente quiero que estés segura de lo sinceros que son— se acercó un poco más a ella —¿Podrías creerme?— susurró muy cerca de su oído. —Sí— suspiró —lo hago, perdóname por haberme molestado sin razón y no haber permitido que te explicaras desde un inicio— acaric
—Y eso es lo que más me gusta de ella— añadió el mayor con una tranquila sonrisa.Los planes de la mañana siguiente se vieron postergados a causa de la tormenta anterior, el pequeño Joel se había resfriado a causa de mojarse en la lluvia. Aunque no se encontrara en perfectas condiciones, estaba feliz de tener a su cuidado dos enfermeros vestidos de osos gigantes, nada más para animarlos.—No entiendo de dónde sacaste trajes así— susurraba Thoma en medio del baile que él y Adele hacían para levantar el ánimo del niño, el cual se sentía mal por haber arruinado la pequeña expedición al jardín botánico.—Mi hermana puede ser bastante extraña e irritante
—¡¿Eres hija del fiscal Jones?!— preguntó una vez más con sorpresa, luego de dejar su impresión a un lado, se percató de lo que decía en aquella columna:«11 de mayo de 2015.El domingo pasado, se reportó la muerte de la pareja Jones, en una aparente colisión de autos. Aunque se desconoce la razón exacta del accidente, una de las posibles explicaciones es una falla en el motor del auto de los señores Jones, el cual se detuvo en medio de la vía ocasionando una colisión con el auto que iba detrás de él.El conductor que estaba en el otro automóvil resultó sin daño mayor que algunas raspaduras, las investigaciones para aclarar el i
—Sí— respondió Thoma parpadeando numerosas veces.—Él es el padre de una antigua compañera de clases, Naomi, además de eso ¿Recuerdas el chico molesto que nos topamos en el restaurante y el parque de diversiones? Él es su hermano. El hombre es un reconocido empresario que se ha envuelto en algunos problemillas hasta dónde he escuchado en las noticias, lo asombroso del caso es que en cada momento sale ileso— suspiró —o es un genio o un asesino, una de las dos— elevó sus hombros y se enfocó en su pequeño.—Me sorprende que puedas hablar así de alguien. La madre de Evi, Azuquitar— aclaró para la menor que lo observó con confusión —trabajaba con él, lo hizo por algún tiempo, sin embargo,
—¡¿Qué no tiene hijos?!— cuestionó Adele asombrada y casi en un gritito —¿Cómo va a ser posible que no tenga hijos?, si yo misma lo veía en sus reuniones y crecimos juntos, lastimosamente— suspiró. Pero ahora le interesaba aún más el conocer lo que sucedía con Naomi —¿La fuente es confiable?— indagó sentándose al lado del mayor, su posición parecía ser el de una señora con ganas de chisme.—¿Te cuento un secreto?— susurró con una pequeña sonrisa, la menor se acercó instintivamente para escuchar lo que él tenía que decir, a pesar de ser los únicos despiertos en casa —Broun es estéril— expuso de manera rápida.Un chillid
Adele tenía unos vagos recuerdos acerca de cosas que su padre decía de los Weber, sin embargo, lo poco que recordaba le daba una perspectiva más clara de lo que estaba escrito en los informes de su padre. Henry tenía una letra bastante desaliñada, se justificaba en que la razón de su desorden al escribir era para confundir a aquellos que intentaran robar información. Su pequeña hija, Adele, le creyó todo lo que él le hablaba hasta que comenzó a ayudarle con sus informes, eso, sin contar con las numerosas veces que Jade lo regañaba por dejar un desastre por dónde fuera que él pasara.Una pequeña sonrisa se posaba en los labios de Adele, mientras observaba con tristeza la foto de sus padres, aquella que ella había decidido dejar en el lugar que su padre siempre apreció: El sótano, est