Hay espejos que no reflejan lo que somos realmente, nos solemos mirar para luego acabar engañados por este, a veces quisiera ser como antes y alejarme de todo lo que soy hoy en día, de vivir una vida cerca del mar y no preocuparme de las facturas, las deudas que mis padres dejaron encima de mis espaldas y sobre todo olvidarme de la famosa duquesa.
—Ya te dije que no sé mucho de él, solo que es un árabe que está de paso en Londres con sus amigos y por negocios— me voy probando vestido frente a mi compañero mientras él me interroga.
Necesitaba causarle una buena impresión, no quería asustarlo al verme con un vestido corto y demostrando un escote que por esta noche cubriré con un vestido de cuello alto y largo a tres dedeos por dejado de las rodillas, de color negro.
—Creo que, este me queda perfecto.
—Duquesa, todos lo que te has probado te quedan bien.
—Gracias.
—Oye, ¿y si el tipo se presenta a la fiesta con la típica ropa de ellos? Túnica y turbante.
Sonreí al imaginarlo. —Pues así se viste y no, déjame decirte querido amigo que se ven muy hermosos con ese atuendo.
Carlos suspiró.
Así es, mi compañero se llama Carlos.
—Es un cliente más y por el hecho de que nunca he tenido a un cliente árabe no significa que sea raro.
Carlos asintió— Yo espero que no te dé calabazas, si sus amigos buscaron a la duquesa es porque ese tipo no se conforma con cualquiera y si tan perfecto es, lo tendrás difícil por muy sexy que seas.
—Ya veremos, querido amigo.
La llegada a uno de los hoteles más lujoso de Londres hizo que me sintiera nerviosa y no sabía si era porque nunca tuve que hacer este tipo de acuerdo o por el ambiente, no era el único árabe que había en la sala, de hecho esto parecía una fiesta solo para ellos.
Reconocí a uno de los hombres que me visitó ayer el cual me hace una seña con los ojos al tal Amir, mi vista recorre esa señal y se detiene en el corpulento y alta forma de aquel ser, su perfecta barba y su rostro tan bien perfilando hizo querer dar marcha atrás y olvidarme de esta locura, pero luego me recuerdo a mi misma quién soy y mis pies inician los pasos hacia ellos. Él estaba hablando con el señor Smith, uno de los empresarios más reconocidos del país.
—Buenas noches— interrumpí su conversación llamando la atención del árabe y del inglés el cual me sonríe mientras su rostro se arruga.
Viejo asqueroso.
—¿Cómo está su esposa?— pregunté mientras tenía a una jovencita de veinte años a su lado.
—Pensé que estaba divorciado— sonó esa voz tan masculina y firme provocando que lo mirara.
—Al parecer el señor Smith se quedó sin hablar, típico de estas situaciones incómodas— añadí.
Amir me miró y juro que su mirada negra me examinó de arriba a abajo intentando darme una nota.
Del uno al diez ¿Qué nota me habrá puesto?
—¿Tengo el aprobado?
Interrumpo su mirada y esta vez me mira a los ojos.
—Por supuesto y con honores.
Sonreí discretamente y después nos quedamos solos, al parecer el empresario inglés se molestó por ser pillado in fraganti y me imagino que este árabe era importante para sus negocios.
—Encantada, soy Lauren— extendí mi mano, pero este la miró antes de aceptarla.
—No suelo aceptar la mano de nadie excepto la de mi hermana, mi esposa o mi madre.
¡Genial! Chasco por no informarme de las costumbres de este tipo.
—No hay problema, de hecho eso dice mucho de un hombre.
Volví a sonreír y luego miré de lado para evitar sostener su mirada.
—Me llamo Amir.
— Mucho gusto, ah y lo siento por arruinar su conversación con el señor Smith, pero detesto que estos viejos caminen de la mano con chiquillas de veinte años teniendo a sus hermosas esposas en casa.
Me volvió a examinar.
—Creo que me hiciste un gran favor al interrumpirnos, y sobre lo otro pienso que no hay acto más gratificante que caminar cogido de la mano de la mujer de uno, da igual donde pero siempre juntos.
Lo tenía claro, era muy difícil de seducir si no aceptaba ni tocar mi mano, su forma de expresarse demostraba lo maduro que era.
La noche era larga y ese momento con Amir dio por finalizado al acercarse otro empresario dispuesto a caerle bien para invertir.Mientras tanto me alejé de él, pero sin perderlo de vista, lo tenía a centímetros de distancia, pero cada vez que podía lo observaba como si fuera una adolescente que miraba a su amor de la secundaria.Mi imagen captaba las miradas de muchos, pero no la del hombre que quiero que me mire, muchos alzaban la copa para brindar conmigo desde la distancia, pero Amir solo conversaba mientras su semblante era serio y a la vez amigable.—Es triste ver a una mujer como usted sentada tan sola— se acerca un hombre a mí.—¿Quién le dijo que ando so
No estaba segura a ciencia cierta de que era como sus amigos me contaron de él o realmente era una estrategia para hacerse el santo, tenía que averiguarlo como dé lugar y la única manera era haciendo mi trabajo.—Entonces nada de nada— repite Carlos.—Nada, ese hombre es diferente a lo que conocí hasta ahora. Te puedes creer que ni me dio la mano para presentarse.Carlos me había llamado por la mañana temprano para cotillear y es que no había mucho cotilleo porque no pasó nada, después de dejarme en casa este se despidió cordialmente y luego me salí de su auto.—Te encuentras que en su cultura las únicas mujeres que puede
Las horas pasaron y él parecía estar divirtiéndose, pero lo que más me gustó de la mañana fue cuando empezó a alimentar a los cisnes del lago y él en medio de ellos.—Antes hemos estado hablando de lo inapropiado, pero poca respuesta recibí de usted, señorita Lauren— volvió al tema de antes. — Y que me dice de lo apropiado, ¿qué sería para usted lo adecuado?Tome una calada de aire y respondí con firmeza.—Lo que no dañe a otras personas, lo apropiado sería hacer cosas las cuales nos sintamos cómodos sin esperar expectativas altas de nadie. En resumen dejarse llevar y ser feliz.Este cur
Cometer errores no nos hacen personas imperfectas, al contrario es parte de la naturaleza del ser humano fallar en ocasiones y es un proceso de lo más común, pero mucho no lo ven de esa manera.—Tome la iniciativa de llevarlo a conocer la torre de Londres, ya que es exquisita visitarla a esta hora de la mañana.Parece no haber pasado una buena noche, sus ojos dejaron ver lo cansado que estaba y aun así acudió a la cita prevista.—Me parece buena idea, señorita Lauren.—Por favor, solo llámame Lauren, es que me siento rara al oírlo tantas veces.Este asintió y después el chofer inició el trayecto.—¿Está usted bien?— pregunté.—Cansado, una noche agotadora.Vaya, podría pensar muchas cosas que lo hubieran dejado exhausto, pero mi mente sucia le quitó sentido al pensar l
Era alucinante sentirse besar por tal hombre, su forma de dejarse llevar por mis labios me dejó más claro que su madurez no solo la carece en aspecto físico y mental, sino en saber cómo dominar sin hacer nada.—Ya no juegues más, Lauren— se separó de mí.Su mirada se volvió fría y arrogante.—El cazador no siempre caza a la presa— anuncie llevando la vista a sus ojos.— Y no todo cazador se deja cazar tan fácilmente y que la presa no suele actuar con inteligencia ante la adversidad del cazadorMi boca formó una perfecta "o" mientras esté tomaba distancia.
Que tan malo lo había hecho para que él no quisiera verme más, ¿debería considerar sus palabras tan llenas de respeto y alejarme de esta seducción la cual me va a llevar a la locura?—Se acabó, no voy a seguir con el contrato.—¿Tan malo fue?—Todo lo contrario, aunque le haya robado el beso, su forma de hablarme, el tacto que tuve fue tan extraño que no quiero terminar huyendo porque la Lauren de años atrás vuelva nuevamente y no... ya sabes lo que pienso de tener sentimientos.Carlos presiona los labios y asiente. —Entiendo que este cliente no es como los demás.—Joder,
Amir.Muchos dicen que mi semblante no es más que una fachada donde escondo mi verdadero yo.La realidad de mi vida es otra, he sido el mayor cretino que ha existido sobre la Tierra, jugué que muchos corazones y cuando me di cuenta de que nada me llenaba decidí parar, dar un cambio a mi vida y dejar atrás todo lo que hasta ahora quedó en el pasado y me hice un hombre de bien, con principios y valores donde doy importancia a mis creencias y cultura y admiro como mucho respeto a las mujeres.No deseo pasar una noche con una y mañana buscar a otra, no quiero diversión que dure solo unos minutos, mi prioridad era encontrar algo o mejor dicho a alguien que llene mis días de locuras, de magia y sobre todo de esas emocio
LaurenTodo lo que tenía que hacer era seducirlo y acostarme con él, sin más, pero las cosas se retorcieron a tal punto que no sé si terminar con ese maldito contrato o desafiar al árabe que se cree que no soy capaz de demostrarle lo que me pidió, sé que ante los ojos de otros hombres no soy valorada por lo que me dedico, pero tengo orgullo y es más poderoso que cualquier otra cosa.—Ya les dije, señores que su amigo no es tan santo como les hace creer, al parecer tuvo un pasado bastante involucrado con mujeres y ahora no sé si está fingiendo o realmente cambió— les explicó a los que me contrataron.—Es imposible, duquesa, somos amigos desde hace años y n