En la serie de etapas que componían la vida, Zack sintió que estaba cumpliendo una más cuando puso su cepillo de dientes en el baño de Sheily. Por pequeño que fuera, una parte de él se quedaría allí con ella. Él se fue temprano en la mañana y ella pensó en él cada vez que miró el cepillo mientras se arreglaba. Y se vio a sí misma sonriendo cada vez que lo miraba. A la hora del almuerzo, Lili le pidió que comieran juntas. En un extremo del comedor de la empresa ellas se sentaron, como antes. —Tenías razón en todo, Sheily. Todos tus temores se están haciendo realidad, ¡es como si hubieras visto el futuro! —exclamó la muchacha con estupefacción y Sheily sonrió. —Tal vez debería dedicarme a leer las cartas —su tono bromista contrastaba con el de Lili, muy lejos de poder bromear con lo que estaba pasando. Todavía le quedaban cuotas de su auto por pagar. —Ahora no me sorprenderé si la junta directiva se vuelve contra Zack y lo destituye, es lo que dijiste que pasaría —recordó Lil
Sheily y Monroe intercambiaron un escueto saludo y la observó irse por el pasillo enfundada en su impecable delantal blanco. ¿Por qué seguía usándolo incluso fuera de los laboratorios? De seguro la hacía sentirse más importante.Entró seguida de Zack y observó el sillón. Estaba ordenado, como si nadie se hubiera revolcado encima. Tampoco había olores raros en el ambiente y Zack lucía impecable, hasta bien peinado estaba. —¿Qué hacía Monroe aquí? ¿Vas a despedirla? —¿Por qué haría eso? Vino a hablar de algunos proyectos y de la reducción del presupuesto. Es una mujer muy interesante, ¿qué te parece a ti?Sheily lo miró fijamente para saber si bromeaba.—¿Me estás jodiendo, Zack? No soy una amiguita con la que hablas de tus chicas —reclamó y él negó, riendo.—No tengo un interés sexual en ella, Sheily. No seas malpensada. Cuando recorrí los laboratorios al llegar no la vi, creo que estuvo con licencia médica por enfermedad. —Y ahora la viste y te gustó. ¿Cuántas más hay, Zack? ¿Con c
La oficina de Sheily, con sus tres metros cuadrados y su humilde escritorio, de pronto se volvió demasiado pequeña para ella y Johannes Williams. El hombre y su mirada que hacía cosquillear hasta las rodillas y tras el que gateaba llamándolo amo, se aparecía en el peor momento, como si el tórrido sueño que había tenido en la sala de descanso se estuviera haciendo realidad. —Buenas tardes, señorita Bloom. Ya estoy al tanto de lo ocurrido con el laboratorio y los contratistas. Lamento los problemas que aquello pudo causar y tenga por seguro que me encargaré de compensarlo como corresponde. Fue imposible para Sheily no malpensar, cada cosa que él decía la oía desde la boca provocativa que hablaba tras el pasamontañas. Tragó saliva y se obligó a hablar, bien parada sobre sus dos pies. —No es a mí a quien debes decirle todo eso. Y estas flores deberían estar en la oficina de Zack, no en la mía. Él se encarga de negociar contigo. La risa sofisticada de Williams era una melodía exquisit
No dormir de corrido era una de las primeras señales de que la conciencia de Sheily no estaba tranquila. Se despertó a las tres de la mañana y fue al baño. Miró luego a Zack dormir en completa calma, sentada en el borde de la cama. ¿Quién iba a imaginar que ella terminaría enredándose con el padre y el hijo? Era zorra, pero estaba exagerando. ¿Quién iba a imaginar que el encantador y divertido Zack guardara en su corazón tanto odio para ella? Suspirando, le apoyó la cabeza sobre el pecho y oyó su corazón, una melodía de paz que guardaba tras de sí el secreto anhelo de venganza. Una melodía que se enfriaba y dolía. Terminar con él ahora, renunciar a la farmacéutica e irse lejos parecía ser el camino más sensato y mucho menos infame que perseverar en su atroz engaño.*Sheily dejó la oficina de Edward luego de oírlo hablando con su amante. Muchas ideas pasaban por su cabeza. Ira, furia, decepción, eran los motores de las peores ideas. En su auto, en el estacionamiento de la farmacéu
A Sheily no le salieron las palabras. Agradeció estar al aire libre y con algo de brisa porque se ahogaba. ¿Curtida? Las palabras de Lili se le habían clavado directo en el corazón y sin anestesia. ¿Cómo iba a mirar a Zack ahora? ¿Acaso él sospechaba de ella? ¿Y si ya sabía todo y el bello romance que mantenían era parte de su venganza? Lili la vio aferrarse el vientre, como si le doliera o fuera a vomitar en cualquier momento.—De todos modos no son más que suposiciones —agregó ella, tratando una puñalada con una curita—. Últimamente he estado viendo series de psicópatas y siento que las señales están ahí, sólo hay que hacerlas calzar. Tal vez estoy viendo mucha tele, pero ¿por qué poner a una detective a vigilarte? ¿Creerá que escondes algo? ¿Querrá descubrir algo para eliminarte del camino porque te considera su competencia? Es todo tan turbio que me empiezo a asustar. No vio mucha más tranquilidad en Sheily, la mujer de hierro, y se atrevió a abrazarla. Cada una temblaba más qu
Sheily cogió entre sus manos el rostro de Zack, contrito por la frustración, y lo besó, dejando a un lado la ternura o conmiseración que podrían darle algo de consuelo. Ella le devoró la boca con una pasión salvaje que lo sacudió, lo besó con ira y hasta lo mordió suavemente. Zack respondió con idéntico ímpetu, la alzó de la cadera y sentó sobre el escritorio.—¡No, aquí no! —chilló ella y fueron a desahogar sus frustraciones laborales al sillón.—Pensé que no follabas con perdedores —le recordó Zack, con amargura.—Hoy los dos somos perdedores —repuso Sheily mientras le desabotonaba la camisa y luego la mandaba a volar—. Hoy no tenemos ni la tabla. Se quitaron toda la ropa porque estaría bastante sucio y aprovecharon lo in
Sentada en la sala de su casa, Ángela se mantenía atenta a cada gesto de Zack. Él la miraba como si tuviera el control de la situación. —¿Cuánto te paga Williams por espiarnos? No pierdas el tiempo en negarlo, no me subestimes. Desde este momento estás despedida a menos que lleguemos a un acuerdo. Puedes quedarte sin todo lo que estás ganando o ganar algo extra si me das la información que quiero. Ángela exhaló, sin inmutarse. Para dedicarse a lo suyo se necesitaban agallas y ella tenía de sobra. —Dame cinco millones y te diré todo lo que quieras —expresó y se vio sorprendida cuando Zack sacó su teléfono y le pidió el número de su cuenta. —La mitad ahora y la otra al terminar —ofreció él.—Hecho. Zack hizo la transferencia y esperó por su respuesta. —Williams no me contrató para espiar a la farmacética, eso es algo anexo. Él está interesado en Sheily —soltó y Zack sintió que se le revolvía el estómago. —¿Por qué? ¿Qué quiere de ella? —La quiere a ella. Quiere saber todo lo que
Tal y como la junta lo había decidido, Williams pagó las deudas de la farmacéutica y aquello, de forma inmediata, instaló un clima de tranquilidad que los tenía a todos gozando de una felicidad artificial tan delicada como un suspiro. A todos menos a Zack, Sheily y Lili. —Empezaré a ir a terapia —le contó a Sheily la asistente mientras almorzaban. Ya se había enterado de la verdad sobre Ángela y la inocencia de Zack—. La esposa de mi vecino lleva desaparecida unos días, él dijo que fue a visitar a su hermana, pero no pude evitar pensar que la mató. Estoy pensando lo peor de todo el mundo y es agotador. Cometí un error terrible con Zack, cuando el psicópata siempre ha sido Williams. —¿Desconectaste la tele? —Sí, ya no veo ni las noticias, sólo hablan de crímenes atroces. Esta ciudad ya no es lo que era. —Necesitas salir más, distraerte, disfrutar de lo bonito de la vida. Podrías invitar a Jorge e irse de parranda los dos. Mañana es sábado, no hay necesidad de dormir —le s