Una semana antes del evento. —No puedes hacerle eso ¿estás loco? —explotó Eros, con aquella pasión juvenil inundándolo.La situación no era tan complicada, ya había tomado mi decisión. Pero al revisar el caso con mi hermano menor, simplemente explotó. —¿Qué harías tú? —le pregunté.—Nada de esto, seguramente —explotó desesperado —, esto no lo esperaba de ti.Resoplé y eché la cabeza hacia atrás, en el respaldo de mi sillón. Su gran pasión moral me ocasionaba risa. —¿Por qué no solo hablas con ella sobre esto? —pensaba en soluciones —. Seguramente se puede remediar con un buen asesor y...—Escucha —le dije severo —, ella (la que sea que escoja) necesitará apoyo financiero, lo cual, estoy dispuesto a ceder, a cambio solo le pediré que me acompañe a las ridículas cenas que nuestra madre nos obliga a asistir.—Y la vas a utilizar—frunció los labios y el ceño.—¿Por qué no? —me encogí de hombros.El color carmesí del rostro de mi hermano, no tenía preció, en cualquier momento se le iban
Entonces soltó una fuerte carcajada, aunque, carecía de alegría.Me estremecíAhora me sentía atrapada de verdad.Estrechamente calumniada.Pero si seré imbécil, por aceptar tal cosa a cambio de que el sueño de mi amiga y el mío continúe a flote y sobre todo el prestigio para mis hijos.Mi cuerpo... por dinero.¿Cuánto dinero tenía este hombre? Aquel Cadillac que nos había esperado en la entrada del hotel era impresionante.¿Y si se dedicaba a otra cosa?Abrumador, peligroso.Ya mis instintos estaban despertando, si es que estaban dormidos.—Fue tu voluntad —me contestó osco, pero se apartó de mí.Aunque quisiera contestarle y decirle que era un idiota total, decidí no hacerlo. Miré hacia la ventana, enojada conmigo misma por ser tan imbécil.Estaba tergiversando todo, estaba acorralada, encadenada, lista para ser lanzada al océano, pero solo él tenía esa decisión, de lanzarme y también de mandar a sus tiburones.Oh, no, esto era peor que ser una prostituta.Era más ser una esclava.C
Mi infancia estuvo llena de muchas cosas.Cosas como luces, cosas como cámaras y la gloria total de la atención superficial que puede tener una hija de una actriz.Aunque solo éramos mamá y yo a veces, a veces solo era la niñera y yo.La primera vez que vi reflectores, fue cuando mi madre me llevó a la premier de su película “Las manzanas solo caen en el suelo” ese día, descubrí los encantos de las atenciones de todos.Me gustó tanto el mundo de mi madre que intenté ser como ella, ballet, canto, arte dramático y actuación. Solía salir en cada recital y obra de teatro que la escuela promocionara.No destaqué en canto, ni ballet, no tenía pies izquierdos, pero el ballet requería disciplina, decisión y sacrificios, muchos sacrificios, y mi cuerpo no estaba en esos sacrificios.En plena adolescencia me negaba a que cualquier parte de mi cuerpo fuese deformada. Así que ninguna de esas cosas sirvió mucho y en plena adolescencia, abandoné esa idea.Vagabundeé por la senda de la desorientació
Me desperté incluso antes de que amaneciera completamente.A la lejanía el cielo apenas se esclarecía, como si la esperanza cayera sobre el anhelante suelo de la mansión, o Chateu, lo que fuese. Como si respirase después de contener el aliento toda la noche.Así me sentía.Me hice un moño rápido en el cabello y me metí a una ducha rápida.Sentía que la cabeza me zumbaba un poco, pero estaba decidida.Dakota me había llamado poco después de que me hubiese metido a la cama. Lo sabía, ya sabía todo, no me sorprendió que estuviese con Nicholas, ellos hacían mejor pareja.Me sorprendí cuando dijo que ellos eran hermanos, bueno, había algo de similitud, como los ojos. Aunque si me molesto que Nicholas hubiese sabido de los planes de Adam West. En fin, Dakota estaría en el lugar donde nos viésemos a los abogados. De cualquier modo, ella también debía estar enterada del asunto de los desfalcos.Abrí aquel armario y me estremecí, creí que estaría vacío, pero me equivoque, estaba lleno de ropa
Me vestí a conciencia. Debía estar seria y presentable si nos enfrentaríamos a esas malditas sanguijuelas. Falda negra hasta el muslo y camisa azul a rayas blancas, me acomodé el escote, de botones abiertos. Tenía la cabeza zumbante, no pude dormir mucho, pensando en lo que estaba pasando. Escuché la ducha cerrarse y después, Nicholas salió con un albornoz enredado en su cintura y el agua escurriéndole por el pecho. Caliente. Ahg, no podía quitar los ojos de encima de ese hombre tan... tan caliente. Me miró y bajó la vista con una sonrisa ligera. —Si me miras así no saldremos a tiempo para ir a la oficina. —Tienes la culpa —si yo y mi gran bocota —, eres demasiado sexy para mis ojos. Soltó una carcajada y negó con la cabeza. —Me harás sonrojar, preciosa —después frunció un poco el ceño y se sentó en el borde de la cama —, entonces... Me giré hacia el tocador para colocarme el labial. —Entonces—lo miré a través del espejo, arqueándole una ceja. —No respondiste a mi pregunta
Me ardía todo el rostro por la vergüenza, sentía todos los ojos de los empleados de Adam en mí, y más vergüenza sentía porque estaba caminando sin bragas.Dios.Jamás en mi vida había hecho tal cosa.Bruto Adam, no había dejado que me colocara otras bragas, simplemente me arrastró hacia abajo, pidió una bolsa de hielo, una venda y un ungüento para mi muñeca y nos subimos a su auto. Me había tirado las cosas a un lado para que me las pusiera, como si todo lo que había sucedido antes, en realidad no hubiese pasado.Ver a Dakota me había calmado los nervios, pero pelearse con Adam no valía la pena, se estaban comportando como infantes, mis hijos incluso se portaban mejor.—¿Te encuentras bien? —se acercó Nicholas hacia mí, disfrutando de la discordia en la que se habían metido.—He estado mucho mejor —admití.—Quiero que sepas —se agachó hacia mí, su aroma me golpeo los pulmones, bien, debía admitir que la sonrisa coqueta y ese aroma le acentuaban exquisito —que lamento mucho esta situa
Salí de la sala de reuniones, la chica secretaria, levantó los ojos de su laptop, un tanto apenada, un tanto miedosa.—Oh, señorita, el señor la espera en su despacho—se apresuró a decir, busqué con la mirada el lugar—, es ahí señorita —me señaló hacia la única puerta en el fondo.—Gracias —le intenté sonreír y asentí.Comencé a caminar, para enfrentarme de nuevo al bruto ese.Quedé a unos pasos de la puerta, mi bolso comenzó a vibrar y rebusqué rápidamente hasta que lo apreté en mi mano y vi quien llamaba, fruncí el ceño.—¿Everett? —contesté.—No, tontita, soy yo —la voz chillona de mi hermana casi le llegó hasta la secretaria.Le sonreí a la secretaria con disculpa.—Oh, ya me había asustado, creí por un momento que algo te había pasado.—Tú siempre preocupándote por nada —casi pude imaginármela poniendo los ojos en blanco—en fin, mamá me contó sobre tus vacaciones en N.Y.—No son vacaciones —protesté —¿Qué quieres?Conocía a la perfección a mi hermana, y algo quería.—Ji, ji, ¿Cóm
Estaba hecho furia.¿Cómo pude haber sido engañado por una mosquita muerta como esa?El sexo con ella …BuenoAlgo como hacerlo con una virgen ¿Cómo podía contenerse de esa manera? ¿Cómo podía ocultar lo zorra y desvergonzada que era? ¿Cómo se atrevía a ocultar los gritos de placer?Tenía novio.Carajo, estaba probando las babas de otro hombre.Su reporte no mencionaba nada de eso.Presioné el botón del intercomunicador… pero ¿Qué le diría? ¿investiga al novio de Holly Austen? ¿para qué? ¿PARA QUÉ?Ni yo mismo sabía para qué.No tenía por qué meterme en ello.La punzada de su punta pie en mi espinilla seguía palpitando.Estaba tentado a besarla y apretarle un poco ese suave cuello y tomarla ahí de nuevo. No sabía cómo la prefería, mojigata, inocente y sumisa, o toda una fiera arrebatadora, por muy minúsculo que hubiese sido su arrebato, solo bastó un momento para calentarme por completo. Fuego se encendió en todo mi cuerpo al sentir su lengua caliente en mi pulgar.Uf, quería coger de