Inicio / Mafia / POR TI, SIEMPRE. / Un paso hacia el abismo
Un paso hacia el abismo

El reloj marcaba las tres de la madrugada, pero Bianca aún no podía dormir. Estaba sentada en el sillón de su habitación, con la vista perdida en el reflejo de la luna sobre los techos de Roma. La conversación con Luca en Villa Farnese seguía rondando en su mente, mezclándose con una maraña de emociones que no lograba descifrar. Había algo en él que la atraía, algo que hacía que cada una de sus decisiones recientes se sintiera como un desafío directo a las expectativas de su familia.

Desde pequeña, Bianca había sido moldeada para encajar en un molde: la hija perfecta, la mujer sofisticada, el reflejo intachable de los Mancini. Pero ahora, con cada paso que daba hacia Luca, sentía que ese molde se rompía un poco más.

Esa mañana, durante el desayuno, su madre comentó sobre una cena con los Rosetti, una familia influyente que su madre claramente veía como aliados estratégicos.

—Bianca, querida, asegúrate de estar impecable esta noche. Los Rosetti tienen un hijo que acaba de regresar de Londres, muy prometedor —dijo con ese tono que usaba para disfrazar sus verdaderas intenciones.

Bianca dejó la taza de café en la mesa con un golpe seco, levantándose.

—No voy a ir.

Su madre parpadeó, sorprendida.

—¿Perdón?

—No voy a ir, mamá. Ya estoy cansada de estas cenas y de tus constantes intentos de emparejarme con alguien "conveniente".

Sin esperar una respuesta, Bianca salió de la habitación, dejando a su madre perpleja. Era la primera vez que desobedecía abiertamente. Pero algo en ella había cambiado; no quería seguir siendo una pieza más en el juego de su familia.

---

Mientras tanto, en un almacén abandonado a las afueras de la ciudad, Luca observaba con el ceño fruncido a tres hombres atados a unas sillas frente a él. Sus ojos eran fríos, calculadores, pero su mente estaba dividida. Las tensiones dentro de su banda estaban creciendo. Había rumores de traición, y Luca sabía que cualquier error podría costarle más que su liderazgo.

Marco, su mano derecha, se acercó con una carpeta.

—Ya revisamos los informes. Parece que la policía está comenzando a investigar el incidente en el puerto. Podríamos tener problemas si nos relacionan con eso.

Luca asintió, tomando la carpeta sin apartar la vista de los hombres frente a él.

—Asegúrate de que todo quede limpio. Y si hay alguien más filtrando información, lo quiero fuera antes de que haga más daño.

Sin embargo, mientras supervisaba cada detalle de sus operaciones, un pensamiento constante lo distrajo: Bianca. Había algo en ella que lo hacía sentir vulnerable, una sensación que no podía permitirse en su mundo.

---

Esa tarde, mientras Bianca paseaba por la Piazza Navona, sintió que alguien la seguía. Era una sensación sutil al principio, pero pronto se hizo evidente. Giró en una esquina para perder a quien fuera que estuviera tras ella, pero un hombre con mirada amenazante apareció delante de ella.

—Señorita Mancini, creo que tiene algo que no le pertenece a mi jefe —dijo, acercándose lentamente.

Bianca retrocedió, el corazón latiendo con fuerza. Antes de que pudiera responder, una sombra surgió detrás del hombre. En un movimiento rápido y letal, Luca lo derribó con un golpe preciso.

—¿Estás bien? —preguntó, girándose hacia ella.

Bianca asintió, aún en shock.

—¿Qué está pasando?

Luca tomó su brazo con firmeza, pero sin brusquedad.

—No es seguro hablar aquí. Ven conmigo.

Sin darle tiempo a protestar, la llevó a su coche, donde Marco los esperaba. Durante el trayecto, Bianca permaneció en silencio, procesando lo ocurrido. Sabía que Luca no era un hombre común, pero ahora quedaba claro que estaba involucrado en algo mucho más oscuro de lo que había imaginado.

Cuando llegaron a un lugar apartado, Luca finalmente rompió el silencio.

—No quería que supieras nada de esto, Bianca. Pero hay cosas en mi vida que no puedo controlar del todo.

Bianca lo miró fijamente, buscando respuestas.

—¿Quién eres realmente, Luca?

Luca suspiró, pasando una mano por su cabello.

—Soy alguien que ha hecho cosas de las que no estoy orgulloso. Pero también soy alguien que protegerá lo que le importa, cueste lo que cueste.

Bianca sintió un nudo en el estómago. Sabía que debía alejarse, que este era el momento de cortar cualquier conexión con él. Pero las palabras no salieron. En cambio, tomó una decisión que sabía que cambiaría su vida para siempre.

—No voy a alejarme.

Luca la miró, sorprendido.

—Bianca, no entiendes lo que estás diciendo. Mi mundo no es como el tuyo.

—Lo sé. Pero tampoco estoy segura de que quiera seguir viviendo en el mío.

La tensión en el aire se rompió cuando Luca dio un paso hacia ella, tomando su rostro entre sus manos. Sus ojos, normalmente duros y calculadores, ahora reflejaban algo diferente: vulnerabilidad.

—Si cruzas esta línea, no hay vuelta atrás —advirtió.

Bianca asintió lentamente.

—Ya estoy aquí.

En ese instante, ambos supieron que no había marcha atrás. Sus mundos, tan opuestos, comenzaban a entrelazarse de una manera que ninguno de los dos podía controlar. Pero con cada paso hacia el otro, también se acercaban al abismo.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP