¿Las personas como yo merecen tener una segunda oportunidad?, ¿merecen amar?, no lo creo.
Me consideraba una b****a, un ser sin alma, despiadado, cruel y mortal. Mi ambición, mi poder y mi trabajo me llevaron a convertirme en lo que hoy soy. En alguien que consigue todo lo que quiere y cuando quiere. Pero el destino había preparado otra cosa para mi, de pronto llegó ella.
Aún no descifro quien necesitaba más a quién. Constantemente me llamaba ángel, aunque mi aspecto era más el de un demonio. Mi amor por ella sobrepasó todos los límites y soy sincero cuando digo que yo solo vivía por ella.
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Miranda, A.©
Sylvana:Salgo del café donde trabajo son las 6 pm, como es costumbre. Camino hacia el hospital donde mi padre se encuentra, cruzo las calles mirando varias veces pero mi paso es apresurado y cansado a la vez. Inconscientemente mi mente da mil vueltas por todas esas facturas que hay que pagar. Mañana es el corte y no creo que este mes pueda cubrir toda la cuota del hospital y no tengo idea de que hacer, he gastado lo menos que puedo, he invertido todo en el hospital, en los medicamentos, en las terapias. No quiero tener que pedirle de nuevo a Jimena, no me agrada que la gente sepa mucho sobre mi situación económica, aunque no es muy difícil adivinar que no tengo casa donde dormir tranquila, ya que tuve que hipotecarla para pagar los costosos tratamientos. Y esa es la razón por la cual paso mis noches en un cuarto de hospital con mi padre. Sylvana:Nos dirigimos a un restaurante de baguettes y pide el que contiene más ingredientes del menú.—Creo que te has pasado un poco Jimena —niega y me obliga a darle una mordida al delicioso emparedado. Me sabe a gloria, sobre todo porque llevo 2 días sin probar un buen alimento.—Amiga, prométeme que no volverás a hacer esto de nuevo —dice señalándome con una papa frita. Asiento con la boca llena, no quiero perder ni un minuto de esta deliciosa comida.Cuando por fin acabamos la cena, subimos su Jetta rojo y conduce a toda velocidad hacia nuestro destino. Estoy realmente llena, creí que jamás volvería a sentir esto.<Capítulo 2
Sylvana:La boca se me cae a los pies al visualizar semejante hombre. De piel tostada, cubierto con varios tatuajes, cabello oscuro, su rostro es mera masculinidad, tiene la mandíbula pronunciada, labios pequeños, barba crecida y nariz perfecta. Sus ojos cubiertos por pobladas pestañas y por si fuera poco las cejas hacen ver a sus ojos verdes aún más penetrantes.Me quedo como estúpida mirándolo para después bajar por su cuerpo. Su espalda es ancha, brazos muy gruesos y pectorales sorprendentes. Su abdomen esta tonificado a la perfección al igual que sus oblicuos.Él también lleva un pequeño bóxer color negro con patrocinadores. La verdad es que luce mucho mejor en él, que en su contrincante. Sus piernas torneadas se mueven &a
Kaleb:—Adrián —tomo una fuerte bocanada de aire, aun puedo sentir ese aroma—. Manda a alguien a seguir a esa chica, Sylvana Borrell, quiero saber todo sobre ella, investígala.Mi jefe de seguridad asiente y toma su móvil. Comienza a hablar y yo no puedo dejar de pensar en sus hermosos labios y su piel tan pálida…—Me comunicaron que va con otra mujer acompañándola —asiento—Me lo ha dicho, su amiga algo así —Adrián vuelve al móvil. Me pongo un pantalón deportivo, zapatos deportivos y una camisa antes de salir por el pasillo con mis pertenencias. Ya me bañare llegando a casa.—Felicidades por la v
Sylvana:—¿Ya piensas decirme que carajos pasa contigo? —como una estúpida y aún temblando abro la bolsa y saco el sobre que el sexy moreno me entrego. Al abrirlo me encuentro con…—Madre Santa —digo sin aliento y solo veo como mi amiga me mira una y otra vez sin apartar la mirada de la carretera.—¿QUE?, ¿SYLVANA QUE HICISTE?—Esto me lo dio el hombre… —mi amiga parece confundida, se detiene a un lado de la carretera y me mira fijamente.—¿Quién te dio esto?, son… hay como 2 mil dólares aquí —asiento con lágrimas en los ojos.&mdash
Kaleb:—¿Ya sabes dónde vive? —pregunto a Adrián y me mira confundido. Vamos camino a casa después de haber cenado—. ¿Y bien?—No encuentro registro de ninguna casa a su nombre.—¿Y qué hay del hospital donde trabaja?, ¿su amiga?, ¿pareja?, ¿familia? —mi amigo sabe que soy curioso.—Te he mandado lo que encontré a tu móvil —asiento y al instante lo tomo. Veamos:Nombre: Sylvana Borrell Cruz.Edad: 25 añosNacimiento: 14 de Septiembre de 1990 en Nuevo México.Padre: Roberto Borrell<
Sylvana:—Mierda —despierto sobresaltada, miro el reloj 5:50 am—. No puede ser.Corro a la ducha rápidamente y en cuestión de 4 minutos estoy afuera. Me coloco el uniforme, doy un beso a mi padre que aún está descansando y salgo de la habitación.No puede ser, en dos minutos entro a la cafetería. El señor Hernán me matará. La ventaja es que el lugar está a 4 manzanas del hospital. Al salir corro como una loca desquiciada. Agradezco que no haya mucha gente por las calles. Cruzo una, es inevitable no pensar en lo sucedido ayer, la verdad es que no he podido sacar de mi cabeza esos hermosos ojos café verdosos y su ronca voz y como me ha ayudado. Cruzo la última calle para llegar al trabajo cuando un golpe me desequilibra.&nbs
Kaleb:La llamada de Adrián me sobresalta, estoy recostado en la silla del despacho y apenas logor dormir un par de minutos cuando me he despertado.—Jefe, la han atropellado— salto de la silla—¡¿QUÉ?!, ¿A QUIÉN? —grito—A Sylvana Borrell, nos pidió que la vigiláramos y me han avisado que ha tenido un accidente camino al trabajo —antes de que Adrián terminara de dar el informe yo ya estaba con ropa deportiva a punto de salir de casa.—Llévenla al hospital —carraspea—Se ha ido corriendo, según mi informe corrió hasta esa cafeter