Kaleb:
—¿Ya sabes dónde vive? —pregunto a Adrián y me mira confundido. Vamos camino a casa después de haber cenado—. ¿Y bien?
—No encuentro registro de ninguna casa a su nombre.
—¿Y qué hay del hospital donde trabaja?, ¿su amiga?, ¿pareja?, ¿familia? —mi amigo sabe que soy curioso.
—Te he mandado lo que encontré a tu móvil —asiento y al instante lo tomo. Veamos:
Nombre: Sylvana Borrell Cruz.
Edad: 25 años
Nacimiento: 14 de Septiembre de 1990 en Nuevo México.
Padre: Roberto Borrell
Madre: Luciana Cruz
SIN HERMANOS
Escolaridad: Universidad (sin terminar) Licenciatura en Enfermería.
Empleo: “Café Donna” Ubicación
Domicilio: Hipotecado.
NOTAS: Se encontraron muchos registros de pagos en el Hospital de Indianápolis. Aparentemente por su padre (cáncer terminal).
No auto. Sin créditos. Cuentas bancarias vacías. No se encontró número de teléfono. Sin relación con la madre.
Nombre de la acompañante: Jimena Gómez.
Y continúa…
El reporte es tan… simple.
—¿Esto es todo?
—Es todo lo que encontré —froto mi barbilla. Pues ahora sé que era verdad lo del móvil y no me estaba rechazando, aunque me resulta muy preocupante saber que está prácticamente en la calle.
—¿Y ahora dónde está? —Adrián revisa en su teléfono
—Víctor me dice que, en el hospital, ha llegado hace unos 15 minutos.
—Quiero a dos hombres vigilándola —Adrián asiente y vuelve al móvil. Mañana mismo iré a buscarla a ese café donde dicen que trabaja, siento una inexplicable necesidad de tenerla aquí, era tan débil y tan hermosa.
Llego a casa y bajo a pasos rápidos. Necesito una copa de vino. Al entrar llamo a Norma.
—Señor —le pido el vino y camino hacia mi despacho. Froto una y otra vez mis sienes pero solo puedo encontrar el recuerdo de sus suaves manos en mi rostro, ¿Qué m****a está pasando? El sonido de mi móvil me saca del trance.
—¿Si? —es Nicolás, mi hermano
—Tengo a los traidores —suspiro
—Mátalos —termino la llamada y al mismo tiempo llaman a la puerta, es Norma, indico que pase y coloca una copa y la botella de vino frente a mí.
—Aquí tiene, ¿algo más? —niego y se retira a paso silencioso. Me pone de pésimo humor que algún estúpido se atreva a desafiarnos y pretenda traicionarnos. Es por eso que no confío en nadie, solo en mi familia. Es una filosofía que mi padre nos inculco desde pequeños a mis hermanos y a mí.
Hace unos días descubrimos que en un cargamento de medicamento que sería distribuido en Europa fue alterado. Mi hermano Nicolás se dio la tarea de encontrar al culpable y acabar con él, es bastante sencillo.
Doy un sorbo a la copa, es delicioso, miro la hora 5:12 am me pregunto ¿qué puede está haciendo la señorita Borrell ahora?
Sylvana:—Mierda —despierto sobresaltada, miro el reloj 5:50 am—. No puede ser.Corro a la ducha rápidamente y en cuestión de 4 minutos estoy afuera. Me coloco el uniforme, doy un beso a mi padre que aún está descansando y salgo de la habitación.No puede ser, en dos minutos entro a la cafetería. El señor Hernán me matará. La ventaja es que el lugar está a 4 manzanas del hospital. Al salir corro como una loca desquiciada. Agradezco que no haya mucha gente por las calles. Cruzo una, es inevitable no pensar en lo sucedido ayer, la verdad es que no he podido sacar de mi cabeza esos hermosos ojos café verdosos y su ronca voz y como me ha ayudado. Cruzo la última calle para llegar al trabajo cuando un golpe me desequilibra.&nbs
Kaleb:La llamada de Adrián me sobresalta, estoy recostado en la silla del despacho y apenas logor dormir un par de minutos cuando me he despertado.—Jefe, la han atropellado— salto de la silla—¡¿QUÉ?!, ¿A QUIÉN? —grito—A Sylvana Borrell, nos pidió que la vigiláramos y me han avisado que ha tenido un accidente camino al trabajo —antes de que Adrián terminara de dar el informe yo ya estaba con ropa deportiva a punto de salir de casa.—Llévenla al hospital —carraspea—Se ha ido corriendo, según mi informe corrió hasta esa cafeter
Sylvana:Camino sin ánimos, y con un dolor horrible de cabeza. Me siento debilitada. Cruzo unas cuantas miradas con Manuela y continúo en dirección a la oficina de Hernán.—Pasa— me indica y cierra la puerta.—Lo siento mucho Hernán yo no… —alza la mano—Hay muchas excusas Sylvana, la verdad es que ya tengo varias quejas de tu servicio, y sobre la preparación del café —mis ojos se abren como platos. He trabajado para Hernán el último año y nunca he tenido ningún reclamo de algún cliente, solo el de hoy.—No he querido mencionarte nada, pero pensaba en darte otra oportunidad, es sólo
Kaleb:Conduzco en dirección a casa. Mi móvil suena pero no tengo ganas, ni paciencia, de hablar con nadie así que lo dejo.—¿Y así lo vas a dejar?, ¿Qué no ibas a salvarla? —pregunta Camilo, y es verdad. Yo tenía otro concepto de lo que iba a hacer y terminé haciendo todo un desastre.—Pues en este momento no tengo nada más que decir —bufa—La cagaste hermano y probablemente ella esté despedida ahora —asiento y estoy a punto de contestarle cuando me interrumpe—. ¿Te interesa?, la chica.Lo miro de forma fugaz sin despegar demasiado la vista de la carretera y asiento. Él sabe que eso no es normal
Sylvana:Me encuentro haciendo fila para pagar algunas de las deudas que tengo con el hospital. Suspiro para ahogar la frustración y las lágrimas que amenazan por salir. Visualizo a Jimena corriendo hacia mí con cara de espanto.—¿Qué está pasando?, me dijo tu padre que te habías desmayado.—Me han echado del trabajo — escupo y rompo en llanto para después refugiarme en sus brazos.—Oh vamos Sylvana, tu puedes con esto, has estado en peores circunstancias y has salido, eres la persona más fuerte que… —alzo la mirada y sé que leyó todo lo que quise decir.—¿Esto?, ¿Qué es esto? —se&n
Sylvana:Me despierto y tardo un momento en comprender que me encuentro en una cama de hospital.—Mierda, mierda —Me siento rápidamente y comienzo a estudiar mi entorno.Estoy canalizada a un suministro de… vitaminas, miro hacia el otro lado y me encuentro con Kaleb sin su saco, con los primeros botones de la camisa desabrochados y en su rostro hay una mirada desaprobatoria.—Desnutrición, he— suspira y yo me avergüenzo—Todo esto tiene un motivo…— explico tratando de recomponerme, asiente—Lo sé, tu padre, las deudas y tu falta de dinero— mi rostro luce como un tomate, estoy s
Kaleb:Se lo he pedido un millón de veces y no me responde. Comienzo a desesperarme, jamás aceptaré un “no” por respuesta y menos de ella, Sylvana tiene que ser mía.—Mira Kaleb, ahora seré yo quien te proponga algo —dice con voz tímida, asiento rápidamente.—Lo que quieras —escupo. Sigo sin dejar su mano y tarda lo que parecen horas para articular sus siguientes palabras.—No quiero apresurarnos, me refiero a que… —sus mejillas se acaloran—. Tú me pareces muy atractivo…Habla sin mirarme a los ojos y una sonrisa maliciosa se me escapa, alza una ceja, parece que se ha dado cuenta.<
Sylvana:—¿Mi novio?, ¿en serio? — empuja la silla de ruedas con demasiada delicadeza.—Tenía que hacer algo oficial, los padres exigen y les agrada bastante que todo sea oficial —bufo y ruedo los ojos. No puedo creer lo que está diciendo, habla de algo oficial cuando ni siquiera tengo idea de que va todo esto.—Esto no es oficial, ni siquiera me lo has pedido, ni siquiera sé cuál es tu color favorito Kaleb —la silla de ruedas se detiene y por un instante me arrepiento de haber dicho eso. Kaleb rodea la silla y se coloca en cuclillas frente a mí para después dedicarme una media sonrisa.—Eso es sencillo, cualquiera que lleves puesto —no puedo evitar sonrojarme, pero tra