A este punto mentiría si la mirada de Román y su severa sentencia no hacen que pierda un poco la calma. Como si ya sintiera en su cuello una soga que jala más de ella para asfixiarla. Aprieta los dedos al volante y vuelve a respirar.—No sé cómo decirte esto…—Julieta murmura con la vista fija en la carretera. Todavía no sabe a dónde se dirige, y lo más probable es que ambos tengan qué tomar rutas donde exigen una identificación. Para ese momento tendrán que tener un plan. ¿Realmente puede confiar en Román en estos instantes?—, es algo muy serio…Román, por su parte, no deja de mirarla. Luego deja el arma en su regazo y dirige sus ojos claros hacia el frente.—Sospecho que no me dices la verdad…—La verdad no es la habíamos creído. Me contaste sobre lo de mi padre, y pese a tener dudas sobre ti, necesito que me demuestres que dices la verdad —Julieta rectifica con una mirada apesadumbrada—, todo lo que está pasando ha sido culpa de una sola mujer, y esa mujer es la desgracia de la vid
—Ya le han hecho entrevistas al presidente hablando sobre los dos —Romanov tiene una tablet encima de sus piernas. Parece buscar algo y al tenerlo se los muestra—, el presidente no ha ordenado ninguna captura hacia ustedes, pero debe dejar que prosigan los procesos para demostrar que ustedes son inocentes. Sólo se dará el veredicto final en una corte y con la presión mediática en el que está, me ha contactado personalmente para que le avise una vez tenga noticias de ti. Julieta observa un vídeo de Ryan hablando en cadena nacional. Román solamente lo escucha pero después de que Romanov termine de hablar pone sus ojos en él, tomando aire. Extenuante de todo esto.—Ryan me conoce bien pero entiendo que deba seguir los protocolos —dice Román—, aún así también hay que abrir un expediente contra Rebecca porque no sólo se trata de difamar a Julieta por los de los niños, sino por cosas que a mi parecer, ya tiene pruebas verídicas.—¿Cómo cuales? —se interesa Romanvo en preguntar.—Te lo diré
—¿¡A dónde vas?! —Julieta lo toma de la muñeca, desesperada—. ¡No! ¡Román! ¡No me dejes sola ahora!—No lo haré, linda. Pero ahora necesito que te quedes aquí mientras superviso. No se quienes son, si son hombres de Ryan o alguien se ha enterado y le ha dicho a la policía que estamos aquí. Cualquiera que sea la opción, no voy a desprotegerte. Te quedarás en el apartamento y si llegan a este piso te encerrarás en nuestro cuarto y tomarás el arma en el armario, oculta entre la ropa, arriba.—No digas eso. No quiero que nos separemos, Román…—Julieta vuelve a abrazarlo y se adhiere a su cuello, sin dejarlo ir—, por favor, no te vayas. —Hey, linda. Aquí estoy —Román coloca su mano en su cabello tan frágilmente que Julieta ahora sólo es una flor que tiene que tocar con delicadeza. Su flor—, Estoy aquí para protegerte, y no tengas miedo de nada porque a partir de ahora sólo somos tú, yo, y Lizzie —Román también la abraza, murmurandole en el oído—, para siempre.—No digas eso. Es como si te
Oír las súplicas de Julieta al cerrar la puerta y encerrarla en el departamento ha sido una de las peores cosas que ha hecho en la vida. Esa sensación desgarradora a la hora de oír cómo le pide que se quede, que no se marche, lo vuelven insensato. Pero al momento de alejarse sin mirar atrás, mantener a Julieta a salvo es su única aspiración. Nadie se atreverá a hacerle daño. El piso estará clausurado para cualquiera que se atreva a subir hacia ellos porque antes de que se den cuenta ya los arrojará al piso. Romanov está en camino y por lo tanto debe hacer tiempo, dando de bajas a los enemigos y usando la ventaja de tener a su disposición el edificio, pero no es algo para estar orgulloso más de lo que cree. Debe apresurarse a montar guardia y proteger mientras llegan los refuerzos.Dispone de un cargamento listo para usarse, y en el vestíbulo las personas y los trabajadores de éste lugar, con sus rostros llenos de preocupación, observan a las patrullas afuera del edificio.Román tom
Julieta apenas había visto las posibilidades y su cuerpo no recobró vida hasta que había dejado de llorar.¿Era Lizzie la niña que había estado buscando todo este tiempo? ¿Era Lizzie la niña que vio aquella última vez mientras se desangraba? ¿La niña que aparecía en sueños como un ángel a la vista y como eso, un sueño?Jamás en la vida había temblado tanto, jamás en la vida había experimentado sentirse morir y que todo se quebrará en mil pedazos y a la vez…volver a la vida.Años pasó buscando la verdad de su desgracia, luego, la verdad de su vida…¿Bianca la engañó todo este tiempo…?Con el cuerpo tambaleante pero su destino en su mente determinada, logró ponerse de pie. Esto cambiaba el rumbo de su vida, el rumbo de todo, completamente todo. Y si no era capaz de parar con la agonía en su vida en esos momentos…nunca lo haría, y el problema era ese, ¿Tendría el valor? ¿Cómo podía seguir luchando cuando en estos meses su vida era un remolino? Tenía la motivación, la esperanza…Y ese mom
Julieta confiesa todo. Les confiesa desde el accidente de su padre hasta su encuentro con Bianca y todo lo que le había ofrecido para la maternidad subrogada. Entre lágrimas, lo confiesa. Y su corazón, roto en mil pedazos, con distintas emociones en medio de todo, logra recomponerse a medida que abre sus mayores miedos, por ser señalada y juzgada, por sentirse molesta consigo misma al perder a esa bebé y creer que había caído en manos equivocadas, por perder a Marianne y cargar con esa duda durante años.Jamás se lo ha contado a nadie, y su tormento era la culpa. Carcomiendo su cuerpo, comiendo como gusanos un cadáver que ha muerto por sentirse culpable…No puede decir que se sentía aliviada, al contrario, la situación parece ahogarla aún más y siendo la primera vez que se abre frente a esas personas…su corazón estallaría en mil pedazos.Pero Román…Lo único que hace es atraerla hacia él, abrazarla y besar su cabello. Sin palabras, sólo aquel acto de confianza y de solidaridad ante
Aunque sus ojos reflejan el brillo que no la dejará ni un momento, Julieta no deja la mano de Román cuando se encaminan hacia el pasillo. Aunque sabe que no pueden ver a Lizzie todavía, al menos estaría bien saber cómo está, y en dónde se encuentra. Y en estos momentos, teniendo en la mente revelar toda la información de Rebecca y Bianca, el temor ya se ha ido. Cuando sus ojos se dirigen hacia la esquina del pasillo, éstos se abren al notar quien viene desde el otro pasillo.—¡Julieta! Clara no deja de trotar con rapidez hacia ambos y al instante en el que abre sus brazos, Julieta la recibe. —Gracias a Dios estás bien. Están bien —el alivio se observa en sus ojos negros, y la primera dama del país no sólo es una gran diplomatica y una embajadora por los derechos, sigue siendo su amiga—, los dos. ¿En dónde estaban…? ¿Qué había ocurrido aquel día qué te secuestraron? ¿Quién te secuestró?—Todo está bien, Clara. Estamos bien ahora —Julieta le sonríe con sinceridad, tomando sus manos—,
—Claro, de inmediato —el cuerpo de Julieta se tensa al oír al escolta pero no hay tiempo para dar marcha atrás y mucho menos ahora.—Bien, sígame —el escolta asiente a su respuesta.El rostro de Clara también ha cambiado, y le asiente a sus guardaespaldas de que reconoce al escolta. Julieta estuvo con ella hace un año atrás cuando su vida cambió por completo; no dejará sola a su amiga.El pasillo del capitolio se desvanece, y quiere saber dónde está Román. ¿Sabrá lo de Bianca? Pero se había repetido a sí misma, no puede dar marcha atrás. Tiene un expediente abierto pero las pruebas que está usando Bianca se caen ahora que ha encontrado a Lizzie, y se demuestre que es su hija biológicamente, así que, mientras Bianca tenga una mejor prueba que esa, no tiene porqué ir con el rostro agachado. Irá a una corte pero no pasará una noche en prisión y debe aprovechar esa ventaja. El carro las lleva a las dos al centro penitenciario que toma a Julieta por sorpresa. ¿Qué hace Bianca en este lug