Aunque aún no había abierto sus ojos, podía sentir mucha luz, dónde quiera que estuviera. Pero no quería abrir sus ojos, estaba aterrada de quién podía estar ahí. Cuando pudo decidió ser valiente y abriría sus ojos, se encontró en una gran habitación, hermosa y con grandes ventanales, con su mirada recorrió el lugar y luego se miró así misma, llevaba puesta una pijama de seda, ya no se encontraba atada, en sus muñecas tenía vendas, sin poder evitarlo los recuerdos la invadieron al igual que el miedo y el terror, empezó a llorar, temiendo por lo que pudiera pasarle. Su corazón latía demasiado rápido, tanto que parecía quería salirle del pecho. En ese instante la puerta se abrió y ella brincó en su propia cama, un dolor la invadió en todo su cuerpo. —Tranquila, no te haré daño — Avery lo miraba entre sorprendida y asustada. — Tienes que estar tranquila, ahora estás a salvo. —No creo que esté a salvo con usted, si es uno de ellos. — dijo con voz muy ronca. Él hombre que traía una ba
Al día siguiente cuando Avery abrió sus ojos, por alguna extraña razón esta vez no se sintió asustada, tampoco estaba tranquila, y mucho menos confiada, pero al menos no estaba asustada, decidió levantarse de la cama y tenderla, luego, se dio un baño relajante, su rostro pálido ya tenía un mejor aspecto, luego de lavarse los dientes y cepillar su cabello, fue directamente al armario, dónde no sabía que elegir de tanto que tenía, pero se decidió por algo sencillo y sport. Cuando salió de ahí, ya su desayuno estaba en la mesa de noche, sin poder evitarlo llevó sus manos a su vientre, ahí estaba creciendo vida, con suspiro lleno de nostalgia, se dirigió hasta la bandeja, la tomó en sus manos y salió a la terraza, en la noche anterior, ella había notado una mesa pequeña con cuarto sillas pequeñas, ahí decidió desayunar en silencio, cuando terminó, se quedó por otro rato más ahí, hasta que escuchó que estaban tocando a la puerta, se levantó y se dirigió abrir la puerta, Darío se encontraba
Tres meses habían pasado desde que Avery se dio cuenta que tenía una familia, una familia de verdad, algo que toda su vida había anhelado, Maggie nunca fue alguien cariñosa o que le diera amor, y a sus padres nunca los pudo tener. Ella iba dos veces por semana con su Psiquiatra, y aunque había avanzado algo, aún no había conocido a nadie más de su familia, solo su tío y su primo la visitaban, este último se había hecho muy unido a ella, a menudo la invitaba a salir, la hacía reír y olvidar por momentos, aquella gran tristeza que tenía en el corazón. Pero cada vez que estaba sola, pensaba en él, en los momentos que pasaron juntos, en todas esas veces que decía amarla y que iba a protegerla, que eso pronto iba a acabar, rió con amargura mientras se miraba al espejo, aún esperaba que todo fuera una pesadilla, qué cuando ella despertara él iba a estar a su lado, cuidándola y protegiéndola. Negó con la cabeza mientras terminaba de arreglarse. —No seas estúpida Avery, nada fue cierto, re
Ella creyó haber encontrado el amor, por lo que cuando él le propone matrimonio acepta, pero en cuanto pone un pie en el lugar que sería su nuevo hogar, sabe que algo no anda bien y todo lo que tenía planeado se le viene abajo.Su sufrimiento y martirio empieza de la peor manera cuando se da cuenta que el hombre con quién se ha casado se encarga de vender y prostituir mujeres.Pero ese camino de dolor por recuperar su libertad y felicidad encontrará al verdadero amor de su vida, ese hombre que le enseñará lo que es la pasión desmedida, que los consumirá a ambos.¿Estarán destinados?¿Podrá él salvarla?¿Podrá ella ser capaz de huir de ese mundo tan corrompido?
Avery caminaba deprisa para poder terminar de comprar lo que necesitaba para la cena de esta noche, tenía cuatro meses de estar saliendo con Harry Rocha, un hombre de 35 años, muy apuesto, de ojos grises, cabello castaño, tenía un cuerpo de infarto, ella realmente estaba muy ilusionada con él, su tía Maggie se lo había presentado, y aunque casi nunca se había llevado con su tía, ahora pues lo hacían y muy bien.Él le había dicho que quería salir a cenar con ella a un lugar romántico, pero su tía la convenció de hacer una gran cena en la casa, para ellos tres, no entendía porqué tenía que ser una cena especial, pero al fin de cuentas estaba feliz de poder pasar un tiempo con Harry.Él era un hombre de negocios importantes, por lo que pasaba mucho tiempo trabajando y ella lo entendía per
Avery se encontraba tan feliz, faltaban muy pocos días para su boda, sería algo sencillo, ya que ella no tenía amistades, sería solo su tía, Harry y un amigo de él, quién iría como testigo por lo que dieron plazo de quince días para organizar la boda, una de la cual se encargaría Maggie.—Puedo ver que estás muy feliz — le dijo su tía en cuanto entró a la cocina, donde se encontraba Avery muy alegre charlando con Susy, quien era una señora mayor y la encargada de la cocina.—Sí, muy feliz, en dos días será mi boda, y estoy tan feliz tía. El vestido llegó hoy y está más que perfecto, gracias.—No hay de qué, niña. Avery no creas que por irte de la casa vas a trabajar como maestra de preescolar. — el tono duro que usó
El gran día había llegado, Avery se miraba al espejo y aunque se veía realmente hermosa no podía evitar sentirse nerviosa, además sentía que estaba cometiendo un error. Sacudió su cabeza para quitar esa idea, hoy sería su boda con un hombre ideal para ella, a su mente llegó el recuerdo de aquel hombre de ojos grises y cabello oscuro, suspiró como tanto.Hoy por fin podría ser libre de Maggie, aunque nunca la había maltratado, tampoco fue dada a darle amor, pero si fue de dar órdenes y prohibirle salir de casa a menos que fuera para ir a estudiar, le había extrañado tanto cuando le presentó a Harry y es que prácticamente se lo metió por los ojos, pero en realidad tenía que agradecérselo, porque Harry era una de las mejores cosas que le había pasado, él había sido muy bueno con ella y la llevar&iacut
—¿Qué has dicho? —Mira Avery, te presento a mis grandes socios — Avery vio a los seis hombres aterrada. — Tranquila cariño, ellos aún no te harán nada. — ella lo miró con lágrimas en los ojos sin poder creer lo que oía, sencillamente no entendía qué pasaba. — Ven cariño, se una niña buena y siéntate aquí — Harry la llevó a un sillón y la sentó a la fuerza. —No sé para qué vamos hacer esto Harry, yo ya te di una buena cantidad de dinero a ti y a Maggie por ella. — dijo Sander enojado. —Sé que así es, pero ya que todos la vieron personalmente quiero saber que piensan, si no valía la cantidad que pedimos por ella. — Los hombres presentes miraban a Avery como si fuera una coca cola en el desierto. —La verdad es que me gusta Harry, te pago el doble de lo que pagó Ferrer y a él le devuelvo lo que invirtió — Sander empezó a negar con la cabeza, él no la iba a dar por nada en el mundo. —No, no la voy a negociar, es mía y se acabó. — dijo Ferrer decidido. —¿Qué pasa amigo? Es más te doy