Roberto: ¿A qué hora vais a venir?
Yo: Van solo los hermanos, yo no iré.
Roberto: ¿Por qué?
Yo: No te quiero ver la cara.
Roberto: Eres muy valiente detrás de una pantalla.
Yo: Si, porque si estoy contigo te rompo los dientes.
Bloqueé la pantalla y resoplé.
La tarde de ayer la pasé en casa de Roberto, hablando sobre el caso, los años que me pueden imputar, cuando llegará la fecha del juicio, y bueno... Todo lo que conlleva ser acusada de homicidio.
Roberto movió bastante hilos, los patólogos, dictaminaron que era cierto que el cadáver llevaba días sin vida. Tenía un punto a mi favor, eso me tranquilizaba.
Pero Andrea sigue insistiendo en que yo fui quien asesinó a Catalina. No entiendo cual es el problema que tiene conmigo, n
Estaba haciendo limpieza en la habitación, cuando de repente una hoja de un folio cae del escritorio.La cojo y estaba escrita con una letra bonita pero en algunos cachos difícil de leer.Masen, esta carta es para ti, se que el daño que te hemos hecho no se perdona, se que me odiaras y querrás que me vaya de tu vida para siempre, y lo entiendo, créeme que entiendo que quieras que me vaya de tu vida.Puedes estar pensando que estás palabras no valen nada, y que seguramente mientras leas esto recuerdes todo lo malo que te hice, me arrepiento, y prometo que a mi familia les haré pagar todo lo malo que te hicieron, yo también pagaré por eso, aunque para ti no lo sea para mí es un gran castigo el que no quieras saber nada de mí.¿De hace cuanto nos conocemos? ¿Casi un mes? Nunca creí en el amor y mucho menos en el amor a primera vista, y, no sé si esto que siento por ti es amor, lo dudarás por el daño q
Abrí los ojos poco a poco, di gracias por esa luz tenue que no me hacia daño, me incorporé un poco y miré a todos mis lados.Estaba en un hospital.Vi que tenía un catéter en mi brazo derecho y una mascarilla que me admistraba oxígeno. Me quité todo y me levante de la cama. Miré por la ventana y fruncí el ceño.No había nadie por la calle, en el hospital no se escuchaban ruidos ni voces.Busqué mi teléfono pero no estaba por ningún lado, salí de la habitación desesperada y asustada. Me apoyé en la pared y suspiré seguidas veces, me estaba empezando a encontrar muy mal.—¡Roberto! —Grité con todas mis fuerzas —¡Damián! —Al no escuchar respuesta de ninguno comencé a derramar lágrimas.Abrí la puerta de una habitación, había dos camillas con un bulto. Quité la sábana encontrándome con Damián y Roberto tumbados en ellas pálidos.Mis ojos se
Roberto se comporta raro, últimamente se la pasa muy pendiente de mí, preguntándome que como estoy, que si necesito algo, no sé si es porque casi me muero o porque de verdad se interesa, pero me parece extraño.Nada es como antes, cambió radical, ahora me deja salir de su casa, no me encierra...—Masen —la voz de Roberto me sacó de mis pensamientos.—¿Qué pasó?—Debo hablar contigo sobre algo.Lo miré atentamente. Él se sentó en la cama a mi lado, dio un largo suspiro y miró hacia el suelo.—¿Algo anda mal?Me miró y se encogió de hombros.—Todo —susurró.—Explícate.—Lo he intentado Masen —fruncí el ceño mirándolo... No entendía que a se refería —he intentado dejar de pensar en ti, olvidarte, pero no puedo, se me hace imposible, quiero tenerte a mi lado todo el
Miraba la camilla en la que estaba Roberto tumbado sin expresión ninguna. Nos habían dejado pasar a verle pero estaba dormido. Tenía heridas por la cara, el labio lo tenía partido y la ceja derecha muy hinchada, un brazo lo tenía escayolado.Respiraba con algo de dificultad y eso me ponía muy nerviosa.Vi entrar a Damián.Se quedó mirando la camilla igual que yo.-Es mi culpa -susurré.Damián se quedó en silencio.-Él no debió coger el coche estando en el estado que estaba -se acercó a mi Damián.-Pero yo le hice estar en ese estado.-No es tu culpa, las personas discuten.-Tienes razón -lo miré.-¿En qué?-En qué debería darle una segunda oportunidad.-¿Es por qué lo estás viendo medio muerto?Lo miré a los ojos y negué. Me acerqué a
—Se está enamorando de un chico y no lo quiere admitir.Miré mal a Damián. Me levanté de la silla para irme pero una mano me detuvo.—No te vayas, que se vaya él.Damián abrió la boca sorprendido.Se levantó de la silla y salió de la habitación no sin antes sacarme de dedo del medio.Roberto y yo nos miramos. Él sonrió. Le ayudé a ponerse cómodo y me volví a sentar.—¿Quién ese chico tan afortunado de tenerte?—Nadie, no hagas caso a Damián.—¿No estás enamorada entonces?—No.Respondí sin mirarlo. Ni siquiera yo sabía que me estaba pasando.Nuestras miradas conectaron por varios segundos.—¿Te puedo hacer una pregunta? —Susurré y el asintió con una sonrisa en los labios.—¿Tu crees en las segundas oportunidades y en los cambios?—Ahora mismo no creo en nada, ni en
Ya estábamos de vuelta en la mansión. Damián, Rina y yo intentamos hablar lo más lejos posible de Roberto.Pero era bastante difícil cuando cada dos por tres el pelinegro me estaba buscando. Me hacía gracia y me gustaba... Por muy tonto que pareciera era así.Se hace difícil mirarlo y saber que no se acuerda de nada, casi todo lo que he pasado con Roberto a sido malo, pero después de que me dieran el alta él cambió tanto, es tan diferente ahora.Estaba subiendo las escaleras para entrar a mi habitación y tumbarme un poco ya que estos tres días no he dormido nada. Al entrar en mi habitación me encontré con Roberto mirando por la ventana.—¿Qué haces aquí?Me acerqué a él que se había girado rápido para mirarme.—Te estaba esperando.—¿Para qué?—¿Qué tal con Damián? —Preguntó de mala gana.Sonreí y asentí.—Bien.
De vuelta a Italia, aunque pasé muy poco tiempo me familiaricé con la casa de Damián y con algunas calles.Llevamos aquí bastante tiempo. Los tres nos habíamos pasado un día entero comprando cosas para cuando empezara el instituto.Les debo mucho a los hermanos.Siento que cuando empiece el instituto comenzará una nueva etapa en mi vida. Algo nuevo y grande se aproxima, lo siento...Todos los días llamamos a Rina para preguntar sobre Roberto, dice que está bien y que poco a poco va recordando. Como por ejemplo: ya sabe el trastorno mental que tiene, sabía que eso sería lo primero que iba a recordar, pues es algo que lleva con él todo el tiempo.Rina dice que no se acuerda de ninguno, que por más que intenta hacer memoria no puede. Debe ser muy estresante no acordarse de nada.—¿Estás preparada para tu primer día?—Estoy muy nerviosa —miré a Damián y ambos reímos.—Mucha suerte pequeña rata.—Gracias.
Salí corriendo rezando por primera vez en mi vida de que Roberto no se haya ido, pero para mi desgracia si, el coche en el que había venido ya no se encontraba.Metí mi mano en el bolsillo y antes de marcar el número de Roberto la voz de Ana resonó en el patio.—A tocado el timbre ¿vamos?—No, ahora tengo que hacer algo muy importante.—¿Necesitas mi ayuda?—¿Me puedes guardar mis cosas? Espero venir antes de que acaba el instituto.—Claro, suerte en lo que tengas que hacer.—Gracias.Ambas sonreímos y ella corrió hacia dentro. Marqué el número de Roberto y me lo pegué a la oreja.Vamos cógelo...Primer pitido.Segundo pitido.Tercer pitido.Roberto: ¿Qué pasó?Yo: ¿Te has ido?Roberto: Estoy en el hote