—Lo de ayudarte sigue en pie —dijo para después salir de la casa.
Saqué todo el aire que tenía retenido en mis pulmones al no verlo más. Alma y Damián entraron y se quedaron mirándome.
—¿Todo bien?
—Si, se ofreció a ayudarme, dice que es abogado.
—Lo es, pero seguramente te pida algo a cambio.
—Que me vaya con él.
—¿Y no te quieres ir, verdad? —Miré a Alma y negué.
—Claro que no, quiero empezar mi vida desde cero y él no entra ahí —los miré a los dos.
—Podemos quedarnos aquí hasta que hayamos solucionado el problema del asesinato, luego nos iremos —asentí.
—Me parece bien —sonreí.
Y así fue como nos quedamos otra vez en Madrid. Aún faltaba lo peor que era volver a ver a Roberto. Aunque solo fuera para hablar sobre el asesinato no estaba cómoda, quería acaba
Me desperté de un salto al escuchar un grito. Parpadee un par de veces para ver con claridad. Roberto me miraba con el ceño fruncido. —¿Qué pasó? —Negué tumbándome otra vez en la cama. —Una pesadilla supongo —me aclaré la garganta —¿Qué tal estás? —él miró hacia el armario y hacía una esquina de la habitación. —Estoy bien, mejor —asentí y me senté en la cama —. ¿A qué habíais venido? —A hablar sobre el caso del asesinato —Roberto asintió llevándose las manos a la cabeza. —Voy a ducharme y nos vemos en el salón —sonreí y asentí. Salí detrás de él. Bajé las escaleras y me encontré con Damián y Alma tomándose un café. Me sonrieron y dejaron las tazas encima de la mesa. —¿Qué tal se despertó? —Dice que bien —miré hacia la puerta —os juro que ayer pensé q
Roberto: ¿A qué hora vais a venir? Yo: Van solo los hermanos, yo no iré. Roberto: ¿Por qué? Yo: No te quiero ver la cara. Roberto: Eres muy valiente detrás de una pantalla. Yo: Si, porque si estoy contigo te rompo los dientes. Bloqueé la pantalla y resoplé.La tarde de ayer la pasé en casa de Roberto, hablando sobre el caso, los años que me pueden imputar, cuando llegará la fecha del juicio, y bueno... Todo lo que conlleva ser acusada de homicidio.Roberto movió bastante hilos, los patólogos, dictaminaron que era cierto que el cadáver llevaba días sin vida. Tenía un punto a mi favor, eso me tranquilizaba.Pero Andrea sigue insistiendo en que yo fui quien asesinó a Catalina. No entiendo cual es el problema que tiene conmigo, n
Estaba haciendo limpieza en la habitación, cuando de repente una hoja de un folio cae del escritorio.La cojo y estaba escrita con una letra bonita pero en algunos cachos difícil de leer.Masen, esta carta es para ti, se que el daño que te hemos hecho no se perdona, se que me odiaras y querrás que me vaya de tu vida para siempre, y lo entiendo, créeme que entiendo que quieras que me vaya de tu vida.Puedes estar pensando que estás palabras no valen nada, y que seguramente mientras leas esto recuerdes todo lo malo que te hice, me arrepiento, y prometo que a mi familia les haré pagar todo lo malo que te hicieron, yo también pagaré por eso, aunque para ti no lo sea para mí es un gran castigo el que no quieras saber nada de mí.¿De hace cuanto nos conocemos? ¿Casi un mes? Nunca creí en el amor y mucho menos en el amor a primera vista, y, no sé si esto que siento por ti es amor, lo dudarás por el daño q
Abrí los ojos poco a poco, di gracias por esa luz tenue que no me hacia daño, me incorporé un poco y miré a todos mis lados.Estaba en un hospital.Vi que tenía un catéter en mi brazo derecho y una mascarilla que me admistraba oxígeno. Me quité todo y me levante de la cama. Miré por la ventana y fruncí el ceño.No había nadie por la calle, en el hospital no se escuchaban ruidos ni voces.Busqué mi teléfono pero no estaba por ningún lado, salí de la habitación desesperada y asustada. Me apoyé en la pared y suspiré seguidas veces, me estaba empezando a encontrar muy mal.—¡Roberto! —Grité con todas mis fuerzas —¡Damián! —Al no escuchar respuesta de ninguno comencé a derramar lágrimas.Abrí la puerta de una habitación, había dos camillas con un bulto. Quité la sábana encontrándome con Damián y Roberto tumbados en ellas pálidos.Mis ojos se
Roberto se comporta raro, últimamente se la pasa muy pendiente de mí, preguntándome que como estoy, que si necesito algo, no sé si es porque casi me muero o porque de verdad se interesa, pero me parece extraño.Nada es como antes, cambió radical, ahora me deja salir de su casa, no me encierra...—Masen —la voz de Roberto me sacó de mis pensamientos.—¿Qué pasó?—Debo hablar contigo sobre algo.Lo miré atentamente. Él se sentó en la cama a mi lado, dio un largo suspiro y miró hacia el suelo.—¿Algo anda mal?Me miró y se encogió de hombros.—Todo —susurró.—Explícate.—Lo he intentado Masen —fruncí el ceño mirándolo... No entendía que a se refería —he intentado dejar de pensar en ti, olvidarte, pero no puedo, se me hace imposible, quiero tenerte a mi lado todo el
Miraba la camilla en la que estaba Roberto tumbado sin expresión ninguna. Nos habían dejado pasar a verle pero estaba dormido. Tenía heridas por la cara, el labio lo tenía partido y la ceja derecha muy hinchada, un brazo lo tenía escayolado.Respiraba con algo de dificultad y eso me ponía muy nerviosa.Vi entrar a Damián.Se quedó mirando la camilla igual que yo.-Es mi culpa -susurré.Damián se quedó en silencio.-Él no debió coger el coche estando en el estado que estaba -se acercó a mi Damián.-Pero yo le hice estar en ese estado.-No es tu culpa, las personas discuten.-Tienes razón -lo miré.-¿En qué?-En qué debería darle una segunda oportunidad.-¿Es por qué lo estás viendo medio muerto?Lo miré a los ojos y negué. Me acerqué a
—Se está enamorando de un chico y no lo quiere admitir.Miré mal a Damián. Me levanté de la silla para irme pero una mano me detuvo.—No te vayas, que se vaya él.Damián abrió la boca sorprendido.Se levantó de la silla y salió de la habitación no sin antes sacarme de dedo del medio.Roberto y yo nos miramos. Él sonrió. Le ayudé a ponerse cómodo y me volví a sentar.—¿Quién ese chico tan afortunado de tenerte?—Nadie, no hagas caso a Damián.—¿No estás enamorada entonces?—No.Respondí sin mirarlo. Ni siquiera yo sabía que me estaba pasando.Nuestras miradas conectaron por varios segundos.—¿Te puedo hacer una pregunta? —Susurré y el asintió con una sonrisa en los labios.—¿Tu crees en las segundas oportunidades y en los cambios?—Ahora mismo no creo en nada, ni en
Ya estábamos de vuelta en la mansión. Damián, Rina y yo intentamos hablar lo más lejos posible de Roberto.Pero era bastante difícil cuando cada dos por tres el pelinegro me estaba buscando. Me hacía gracia y me gustaba... Por muy tonto que pareciera era así.Se hace difícil mirarlo y saber que no se acuerda de nada, casi todo lo que he pasado con Roberto a sido malo, pero después de que me dieran el alta él cambió tanto, es tan diferente ahora.Estaba subiendo las escaleras para entrar a mi habitación y tumbarme un poco ya que estos tres días no he dormido nada. Al entrar en mi habitación me encontré con Roberto mirando por la ventana.—¿Qué haces aquí?Me acerqué a él que se había girado rápido para mirarme.—Te estaba esperando.—¿Para qué?—¿Qué tal con Damián? —Preguntó de mala gana.Sonreí y asentí.—Bien.