ADAMO Los hombres de Caruso me conducen hasta el estacionamiento, nos detenemos cuando llegamos a un auto completamente negro. —El señor ha dicho que entre, ahí podrán hablar mejor —anuncia uno de sus hombres. ¿Qué demonios quiere este tipo conmigo? —No —me negué —Si quiere hablar que sea aquí mismo. No iba a hacer lo que él quisiera, no obedecía órdenes de nadie que no fuera mi Capo, y este maldito estaba muy lejos de serlo. Aunque sea un lugarteniente de la organización vecina con la que hemos trabajado algunas veces, no le corresponde darme órdenes. Un gesto de desagrado recibo por parte del hombre de Caruso, pero no réplica en contra de mi respuesta. Le asiente a otro. Mis músculos se tensaron cuando varios de ellos me rodearon con sus armas desenfundadas, pero en posición baja, solo esperando una orden para que las alcen y así dispararme. La puerta del auto blindado negro se abre y baja de ahí Caruso, son contadas las veces que lo había visto antes, se miraba más viejo que
ADAMO —¿Adamo, estás bien? En todo el camino no dije ni una sola palabra, la noticia me había tomado por sorpresa. ¿Casarme yo? Está demente ese maldito si cree que yo haré esa estupidez. Y mucho menos voy a creer eso de lo del embarazo, si es que lo está. Ese mocoso no es mío, estoy seguro de eso. Solamente tomo la mano de Ivanna y le doy un ligero apretón, la llevo a mis labios y beso su dorso, es mi modo de tranquilizarla. No puedo revelar esa noticia, es mejor ignorar y seguir. En cuanto baje del auto y lo rodeé para abrir la puerta de Ivanna, uno de los hombres de Diablo se me acercó. —Joven Adamo, tiene una visita. Frunzo las cejas. Odio que se dirijan de esta manera a mí. —¿Quién es? ¿Quién demonios me iba a visitar? No esperaba a nadie y tampoco tenía gente cercana que pudiera interesarse en venir hasta aquí, pues me encontraba en otro país muy lejos de Las Vegas. —No sé, solamente dijo que era un amigo. Está hablando con su madre en el salón principal... No termine
IVANNA Últimamente, Adamo ha estado muy extraño, distante y callado, no sé que está pasando con él. Lleva casi toda la semana huyendo de mí, puedo estar segura de eso. Cuando por fin lo halló solo, y se percata de que estoy presente, se va. ¿Soy yo la del problema? Pero si es así, ¿qué fue lo que hice? Con respecto a la relación con su madre, todo marcha muy bien, excelente diría yo. Lillie siempre lo toma en cuenta y hay momentos donde él la acompaña a algún lugar cuando sale. Se han hecho muy unidos en tan poco tiempo, y es de entender, mi madrina quiere disfrutar cada segundo con su hijo ahora que lo tiene nuevamente. Sobre Alessio aún no hemos tenido contacto alguno, y por esa parte, mi madrina está preocupada. No tener a todos sus hijos juntos es como volver al principio como cuando se llevaron a Adamo. En ocasiones la veo llorar, aunque quiere mostrarse fuerte y feliz para Anto y Adamo, por dentro no está todavía bien; sé que aún no está preocupada y triste. Mamá y ella, su
ADAMOFue lo mejor.Haberle dicho aquello y haberle hablado de aquel modo había sido lo mejor para ella. Al principio me odiará, pero con el tiempo lo olvidará todo. Soy consciente, que cuando se entere el golpe será muy duro para ella, y lo que menos quiero es que sufra.La única forma es que me odie para que olvide todo lo que pasó entre nosotros y pueda continuar con su vida, esto es lo mejor para Ivanna. Aunque me sea difícil renunciar a ella.Maldita sea, me había encaprichado con ella. La quería de nuevo, ya sea sobre mi regazo, o yo encima de su maravilloso cuerpo o como demonios sea, pero estar con Ivanna era todo lo que quería ahora.No sé cómo voy a hacerle cada vez que la tenga cerca, el no tocarla será una tortura, de hecho ya estaba sintiéndolo de esa manera.Luego de no haber podido pegar el ojo en toda la madrugada, decidí salir e irme al gimnasio de luchas que hay en Sicilia, antes de que amaneciera para no cruzarme con nadie más.Al volver ya pasaba de las seis de la
ADAMOMis músculos seguían tensos. Después de que llegue a la locación, me quedé un poco sorprendido, pues no pensé que Caruso iba a hallar un lugar en todo Sicilia para reunirse conmigo.Y de esa manera fue. El sitio estaba a las afueras de la ciudad, se trataba de un hotel pequeño y nada llamativo, había hallado el lugar correcto para esconderse de la organización Italia.Mis ojos estudiaron el área. Dos de los hombres de Caruso me empujaron al interior del hotel llevándome a lo que parecía una oficina. La puerta se abrió y me dejó ver a tres hombres, uno de ellos era Caruso y los otros dos sus guardias principales que le acompañaron aquel día.Los otros malditos me vuelven a empujar, pues me había quedado situado a cierta distancia.Gruñó en el instante cuando uno de ellos ejerce más fuerza para conseguir que avance.Clavo mis ojos en Caruso. Su forma parecía relajada, a diferencia de la mía.—¿Dónde está? —es lo primero que solté cuando me coloque frente a él.—Primero hablemos —d
IVANNAMis lágrimas no se hacen esperar y ruedan por mis mejillas. Respondiendo a su beso, no puedo dejarlo de hacer, quiero esto, lo quiero a él aunque sé que no está bien, ahora ya nada lo está.Los dos nos perdemos entre el deseo y esa pasión que ambos despertamos el uno por el otro. Él me necesita y yo a él, solo será única vez.Las lágrimas no me abandonan en ningún momento, es una mezcla de sensaciones abrumadoras. Estoy rota por dentro, pero por fuera siento fuego, un fuego que muy pronto me consumirá y solo quedarán cenizas de aquel sentimiento.Cuando su lengua se desliza dentro de mi boca, dejo de respirar, dejo de pensar quién soy y dónde estoy, solamente disfrutando el ahora.Su cuerpo me inmoviliza contra la que parece ser la puerta de mi habitación. Rodeo su cuello con mis brazos para atraerlo completamente hacia mí y nos consumimos plenamente con muestras bocas.—Dime si quieres que me detenga, lo haré, aunque desee lo contrario —soltó entre jadeos sobre mis labios.Est
IVANNA—¿Qué significa esto? —vocifero mi madre alterada.—Mamá, no es asunto nuestro —la detengo apretando mi brazo con el suyo.—Como de que no, ese chico no puede hacerte esto —lo señala furiosa —Me va a escuchar.Sin embargo, antes de que avanzara más, la jale y la llevé conmigo. Entre protestas y maldiciones que iba soltando en el camino puso de su parte y dejo que la arrastrara hasta la cocina.—¿De dónde salió esa maldita trepadora? ¿Y cómo es qué Lillie no me lo dijo?Mi madre está dando vueltas en la cocina, nunca la había visto tan furiosa. Sus ojos llenos de ira y una vena resalta en su cuello cuando mascullo insultos hacía la futura esposa de Adamo.Su futura esposa... No podía hacerme la idea de que él se casará muy pronto.—Madre —musite y me coloque el taburete junto a la barra —No nos deben ninguna explicación.Y es que así era, aunque quería sacar todo y gritarle el porqué ella y yo no, al final mi lado prudente ganaba.Ella se detiene en seco y me observa con esa mir
IVANNA—¡Ahhh! Estoy tan molesta, no, molesta es poco, estoy malditamente furiosa —expreso Anto.Luego de la dichosa comida que tuvieron, vino y se dejó caer a mi lado en la cama, como siempre acostumbramos a hacer esto juntas.—Tranquila, no te hará bien —le dije.Estaba esforzándome para no mostrarme afectada con ese asunto.—No tienes por qué fingir que no te duele. Llora, maldice, patalea y si es necesario también dale una patada en las bolas al tarado de mi hermano, se lo merece por idiota —resoplo.—No, no quiero lastimarlo —musito.—Oh, Ivy tontita —me abraza —Tú eres mucho para todos esos idiotas de allí afuera.—Solo abrázame, Anto, y quédate conmigo está noche.—Y así será, nunca te dejaré sola.Y así fue. El tiempo que estaba ella, hacíamos todo juntas. Vimos varias películas de amor, no podía faltar nuestro helado de chocolate y unos pañuelos para seguir llorando.¿Cuándo se supone que mi alma se vaciara?Quisiera ser fuerte como Antonella, pero ella y yo éramos muy distin