IVANNA El camino se me hizo eterno. Tanto yo como Anto íbamos apurando a nuestros guardias para que conduzcan a toda velocidad. Antonella había escuchado que la pelea comenzaba cómo eso de las seis, y cuando el auto se detuvo faltaban menos de veinte minutos. Rápido nos bajamos y entramos juntas al lugar, sin esperar a ninguno de nuestros guardias, y la verdad ni le tome importancia. Había mucha gente, diría que estaba completamente lleno y muy apenas podíamos alcanzar a ver el ring. Estaba vacío, eso quería decir que todavía no subían o ya habían peleado, pero no creo, Anto había dicho que comenzaba a las seis, aún había tiempo para buscar a mi padre y hacerlo cambiar de opinión Mientras nos movimos entre el gentío. Le pregunté a Anto algo: —¿Le avisaste a mi madre? —Ya lo sabía, yo me enteré porque la escuché hablando con su guardia para que la trajera hasta aquí —respondió, aún sujetando mi brazo para no perdernos entre el alboroto. Sé qué mamá no me lo iba a decir, así que
EN ALGUNA PARTE DE CHICAGO Dante comenzó a dar vueltas por la explanada casi desierta, si no fuera por los hombres presentes. Dándole varias calas a su cigarro, furioso y a poco de perder el control, pues solamente cuando encontraba inquieto se comportaba de esa forma. Sin embargo, era consciente de que si hacía cualquier movimiento no razonable, estaría poniendo en peligro a su familia, y era lo que menos quería. —Te entrego lo que quieras, pero a cambio debes ordenar que dejen libre a mi hijo —comunico Dante, tratando de sonar calmado —Luego de eso, podrá ser borrón y cuenta nueva. —le recordó, ya que ellos habían tenido tratos en el pasado y él, en algún momento, lo podría necesitar para algún otro trabajo. —Has venido a mi territorio a decirme que, le diga a uno de mis lugartenientes que no puede seguir sus tradiciones italianas porque el jodido Diablo vino a ofrecerme un gran trato a cambio de salvarle el pellejo a uno de tus nenes —una sonrisa torcida le mostró al otro capo.
IVANNALlegó ese día, ese que no quiero admitir que odio. Hoy se casa...Están doloroso pensar eso, el que él ya no sea mío y ni yo suya. En pocas horas será de otra y nuestra corta historia dejara de existir, Adamo dejara de recordar lo nuestro, o si no es que ya lo está haciendo.Es claro que no iré a esa boda, no soy masoquista y no me atrevo a ver al hombre que amo con otra cuando le diga "acepto".Habían pasado unos días desde que pasó aquella cosa terrible que hice. No tenía muchos recuerdos de ese día, con lo poco que recuerdo me quedé muy avergonzada, y la verdad era otra de las cosas que quería olvidar.Yo misma me he estado haciendo daño, pero ya no más. Hoy viajaré a Londres. A llegado también ese día el que me hará poner distancia entre él y yo, y todo lo que le rodea.Nunca más sabré de Adamo.Aunque mi relación con Antonella persista, no habrá nada que me lo haga recordar, eso espero...Mamá decidió acompañarme hasta Londres, le dije que no era necesario, pero insistió e
IVANNADeseé algo imposible.Había deseado que lo nuestro hubiese sidodestinado para amarnos por siempre. Pero si amarlo duele, significa que no fuimos hechos para estar juntos.Si alguna vez lo vuelvo a ver... solamente espero, que crucemos como unos desconocidos.Debo tener solo estos pensamientos, pensar que no estamos destinados, para que se vaya apagando poco a poco este sentimiento.Prefería cerrar los ojos cuando el jet comenzó a moverse, mamá y yo ya estábamos de vuelta acomodadas en nuestros asientos, en espera de que el avión ascendiera.Cuando por fin consigo relajarme al poner la cabeza en el respaldo, el jet se detiene de repente. Abrí los ojos observando nuestro alrededor para comprobar que estaba sucediendo, nadie salió de la cabina para avisarnos algo o la joven encargada de atendernos tampoco apareció.—¿Que estará pasando? —cuestiono mi madre inquieta y se desabrochó el cinturón para ponerse de pie, antes de que lo consiguiera la puerta del jet se abrió —¿Pero, qué.
ADAMOTodo es una jodida mierda. No debería estar aquí, pero lo hago, todo sea por protegerlas, protegerla a ella.Qué jodidos, nunca dejaré de pensar en Ivanna, aún estado con otra no podré. Cada cosa, palabra o momento me la recuerda, esto es jodidamente difícil.—¿Baby, estás bien? —la voz chillona e insoportable de mi futura esposa me hace volver al presente, le echo una mirada con desdén antes de poner los ojos en el cura que está enfrente de nosotros —Siga padre —lo anima, ya que había hecho una pausa por mi distracción.El tipo parlotea unas palabras más mientras mi mirada se pierde en el vacío, solo escucho su voz, pero no le pongo atención a ninguna de sus putas palabras.La maldita boda la organizaron en una capilla a lo lejos de Sicilia, pensaban que si no estábamos en el territorio principal de Diablo, nada podía interferir en sus planes, pero no estoy muy seguro de ello.Todo Italia es de Diablo, y no hay poder alguno que detenga un ataque si desea dar la orden, hasta imb
Se sacrificó por mí, había recibido esa cuchillada para salvarme. M****a, mi madre estaba inconsciente y con una herida de cuchillo en el pecho. Yo debí haber recibido ese ataque, en vez de ella. Me salvó, dio su vida por mí... El lugar quedó vacío, el maldito corbatero de Krait y su gente huyó en cuanto Lillie cayó, pues se habían salido con la suya. —Rápido hay que llevarla a la clínica —bramo Dante —Muévanse imbéciles —le dijo a todos. Sin esperarlo mi morena aparece junto con Antonella. Se acercan hasta a mí. —¿Mamá? —Anto le habla entre llanto —Mamá te necesito, ahora no por favor, no me dejes... —se le rompió la voz y se dejó caer a mi lado. Ivanna me miro con tristeza. Quisiera abrazarla y besarla, pero seguía sosteniendo a mi madre entre mis brazos. —¿Cómo estás, no estás herido? —pregunto ella con su voz dulce, negué. —Ahora que has llegado estoy un poco mejor —confesé —No te vayas, te necesito —suplique. Ella forzó una sonrisa pequeña, pero no dijo nada. Sabía que a
Nací para esto. No sé si lo llevaba en la sangre o no, no conocía mi verdadero origen, solo sé que fui desterrado como un maldito estorbo. Los que debieron cuidar de mí cuando era pequeño, y quiénes supuestamente eran mis padres, nunca existieron. No sabía nada de ellos, tampoco es que me haya importado, absolutamente nada de ellos lo hacía.Lo único que sabía era, que por mis venas corría odio y por mis puños sangre cada vez que exterminaba a mis adversarios cuando subía a la jaula de luchas, dónde acostumbraba a venir todas las noches. Esto se había convertido parte de mí, de mi vida.Este lugar era mi refugio, lo que necesitaba, lo único que tenía. Era un maldito que aniqui
ADAMO/DEMON15 años después.Actualidad.La sangre cubría mis manos, yacía un cuerpo sin vida bajo mis pies. Pálido, en un charco carmín, que para mí significaba solo una cosa, veneración y satisfacción. Mis ojos estaban puestos en mis puños sangrientos, sin ver nada más a mi alrededor. Escucho los gritos y aclamaciones, que son solo para mí.Me alejé de allí y salí de la jaula que se encontraba casi bañada de sangre. Di un saltó, para situarme fuera y caminé sin mirar a nadie. Me dirigí a mi lugar habitual, dónde acostumbró a ir luego de terminar una pelea. Nunca festejaba, porque todas las peleas las ganaba y no necesitaba hacerlo, llevaba años sin perder una. Los golpes, la sangre y el estar siempre solo, me convirtieron en una pared de hierro, una que nad