Nací para esto. No sé si lo llevaba en la sangre o no, no conocía mi verdadero origen, solo sé que fui desterrado como un maldito estorbo. Los que debieron cuidar de mí cuando era pequeño, y quiénes supuestamente eran mis padres, nunca existieron. No sabía nada de ellos, tampoco es que me haya importado, absolutamente nada de ellos lo hacía.
Lo único que sabía era, que por mis venas corría odio y por mis puños sangre cada vez que exterminaba a mis adversarios cuando subía a la jaula de luchas, dónde acostumbraba a venir todas las noches. Esto se había convertido parte de mí, de mi vida.
Este lugar era mi refugio, lo que necesitaba, lo único que tenía. Era un maldito que aniquilaba a todo el que se me ponía enfrente. En parte me servía, desquitaba una pizca de ese odio que corría por mis venas.
Este era mi mundo, y esto es lo que soy cuando me encuentro arriba del cuadrilátero, una bestia sin corazón, sin ningún sentimiento grato, porque así es como la vida cruel y solitaria me enseñó hacer. Vivir en un infierno dónde solo hay sangre y dolor, y ese era mi orgullo.
Durante mucho tiempo las pesadillas me abrumaron; sin embargo, mientras más pasaba el tiempo, mi corazón se iba endureciendo, de una manera que nada ni nadie podía hacerme sentir algo agradable. No conocía la bondad, la misericordia o algo relacionado con eso, únicamente existía el sufrimiento, el placer de aplastar y matar a otros. Diario me llenaba las manos de sangre, y eso se había vuelto como una droga para mí, un vicio que me ayudaba a seguir adelante.
Las luchas eran todo lo que tenía y la verdad era lo único que quería tener en este jodido mundo. Crecer en este infierno me ha servido para no ser un maldito debilucho.
A veces pienso que esto fue lo mejor que me pudo haber pasado, el no tener una familia ni nadie por quien debilitarme, eso te transformaba en la bestia que era hoy. Pero en el fondo sabía que nunca quise esto, que en algún momento deseé otra vida, algo bueno, pero ya estaba hecho, este había sido mi destino y ahora disfrutaba ser alguien implacable y cruel. Negar mi naturaleza era como mentir, y odiaba esa m****a.
La gente al final tenía la razón por el apodo que me dieron. Demon, y eso me enorgullecía, a tal punto que eso me daba más fuerza para aplastar más cabezas con mis propios puños.
Si en algún momento llegará a tener la oportunidad de tener enfrente a esas personas que se llegaron a llamar "mis padres" Sin dudarlo ni un segundo, los acabaría de la misma forma como lo hago con los cabrones que se suben a las jaulas, lento y doloroso. Que sufran de la misma manera que yo sufrí durante mi niñez.
Pagarán cada una de mis cicatrices con su propia sangre, no importa que sea la misma que corre por nuestras venas. No tendré compasión, como ellos no la tuvieron conmigo cuando me abandonaron en este jodido infierno.
ADAMO/DEMON15 años después.Actualidad.La sangre cubría mis manos, yacía un cuerpo sin vida bajo mis pies. Pálido, en un charco carmín, que para mí significaba solo una cosa, veneración y satisfacción. Mis ojos estaban puestos en mis puños sangrientos, sin ver nada más a mi alrededor. Escucho los gritos y aclamaciones, que son solo para mí.Me alejé de allí y salí de la jaula que se encontraba casi bañada de sangre. Di un saltó, para situarme fuera y caminé sin mirar a nadie. Me dirigí a mi lugar habitual, dónde acostumbró a ir luego de terminar una pelea. Nunca festejaba, porque todas las peleas las ganaba y no necesitaba hacerlo, llevaba años sin perder una. Los golpes, la sangre y el estar siempre solo, me convirtieron en una pared de hierro, una que nad
IVANNAMe quede concentrada mirando el aparador de ropa en una de las tiendas del shopping center de New York.Llevaba horas comprando ropa con mi madre, pues estaba terca de que necesitaba un vestido nuevo para mi decimoctavo cumpleaños, de la cual me harían una fiesta.—Madre no quiero ese vestido, es demasiado horrendo —me quejo mientras miraba esa prenda de tono rosa escandaloso.Esos colores le iban más a mi prima, por su tez pálida y el color azul de sus ojos, pero sé que ella estuviera a favor mío, pues tenía gustos muy especiales. En cambio, yo tenía la piel en tono canela, idéntica a la de mi madre. Éramos muy parecidas físicamente.—Ivanna, hemos recorrido todas las tiendas y nada que te decides. Ya solo nos queda hoy para conseguirlo —se&n
ADAMO/DEMONUn par de horas más tarde, nos encontramos con los demás. Cada quien estaba abstraído en sus asuntos, sin prestar atención a nuestro alrededor, ni yo que siempre solía estar pendiente de todo.La pelinegra que tenía sentada en mi regazo se había llevado toda mi atención desde que llegamos. Maldito Brian, había tenido razón, era buena en lo suyo.Tenía frente a mí a la hija del lugarteniente de Kansas, ¿qué hacía en este territorio? Ni idea, y tampoco me importaba, lo único que lo hacía era su boca rodeando mi polla para luego de eso follármela duro contra el azulejo del baño de este lugar.Si maldita sea, estaba jugando con fuego, pero solo sería un polvo de una vez y nunca más la volvería a ver, eso esperaba.
IVANNA—¿Qué? ¿Por qué? —exclame —Habíamos dicho que iría a ese viaje, tanto tú cómo papá estuvieron de acuerdo —le recuerde a mi madre.Suspiro y bajo su mirada. Al parecer papá se había echado para atrás y ahora ya no quería que fuera al concurso de talentos en las Vegas.—Lo siento, hija —se disculpó —Tu padre ha cambiado de parecer. Ya te dije el porqué, como igual la fiesta de tu cumpleaños se pospondrá, hasta nuevo aviso.—No es justo —me queje y no era por la fiesta, eso la verdad me venía importando de menos.Nada en este mundo era justo, ahora debía frustrar mis sueños por el simple hecho de
IVANNA—Esperen —la voz de mi hermano interrumpe nuestra fuga.Por un instante pensé que venía solo, pero no, Alessio le acompañaba. Con las manos en los bolsillos a los lados de su pantalón y con la mirada perdida en algún otro lado, estaba plantado frente a nosotras.—Nosotros las llevaremos —era difícil para él aceptarlo, pero lo había hecho —Todo es culpa de este imbécil —señala a Santi con la cabeza.Sonreí y le agradecí en un susurro, él asintió con la cabeza. Anto saltó a lado mío.—Sabía que uno de los dos iba a hacer considerado con nosotras —con una sonrisa se acercó a mi hermano, se colocó de puntillas sobre sus pies y depósito un beso suave en su mejilla —Gracias,
IVANNASeguía embelesada en su mirada gris, no sé cuánto tiempo paso cuando escuché su voz. Sacudí la cabeza para reaccionar. Esperaba que no se diera cuenta del efecto retardado que tuve.—¿Perdón? — pregunté ya un poco más lúcida. No había escuchado claramente lo que me había dicho antes.—Pregunte que si necesitabas ayuda —su voz profunda era tan intensa como su mirada, otra vez me había quedado viéndole como tonta —Hola, te estoy hablando —agito su mano varias veces frente a mi cara para que saliera del adormecimiento que me causó.Respondí de nuevo sacudiendo la cabeza y deseé abofetearme por mi tonta reacción que provocó en mí. El lado izquierdo de su labio se curvó en una sonrisa corta, una que me pa
ADAMO/DEMONDe nuevo ese rostro aparece, nunca lo había visto, a excepción de mis sueños, era extraño y más cuando aparecían esos ojos. Eran en un tono verde, como esmeralda que brillaban con tanta intensidad.Me sobresalté y me desperté de mi pesadilla al instante que un sonido de una bala sale disparada de un arma y el de un auto acelerando junto con unos gritos de una mujer suplicando entre llanto. Siempre despertaba en la misma parte.Las pesadillas eranindescifrables y muy frecuentes, y al final siempre me dejaban con el corazón acelerado y sofocado, como si el alma se me escapara por unos minutos mientras todo pasaba.No sé por qué seguían presentes, era algo con lo que había aprendido a vivir, o más bien a tolerar. Pero lo que continuaba dejándo
ADAMO/DEMONAl llegar al casino entré en el estacionamiento privado y me estacioné junto al Mercedes de May. Al bajar del auto sentí mis músculos tensos, pues continuaba inquieto por esas pesadillas.Hice a un lado todo pensamiento que me llevará a ello y me concentre en la reunión que organizó Rosso. Tenía que tener la cabeza fría y enfocarme en el trabajo, más o menos sabía el porqué de su llamado.Brian y yo tuvimos que viajar a Chicago, a cerciorarnos de que la misión haya marchado correctamente, para así poder avanzar con la segunda parte del plan.Sabía que Rosso nos iba a pedir que prosiguiéramos con lo nuestro, pues los malditos Volkov o Lobos como los hacían llamar, tenían que comenzar su guerra contra la mafia italiana.Que iron