Jabir me miraba pensativo. Se encogió de hombros.—Se habían quedado dormidas en la hamaca.—Pues Amira se encuentra enojada conmigo.—No piden el consejo.Yaro llegó recién bañado, tomado de la mano de Salomé, quién también estaba con el cabello mojado. Mira nada más, ellos sí que se extrañaron.» Sigan nuestro ejemplo. Ya somos bastante grandecitos como para ponernos a esperar a ver si funciona. —miró a Yaro.—¿Me estás pidiendo que les diga algo? —Salomé lo miró y se echó a reír—. Tú eres el del sermón.Jaló a la que logró derrumbar sus barreras. Porque él no se arriesgaría a faltar a su palabra de no mezclar trabajo con relaciones si en verdad no le gustara demasiado, desde un inicio supe que se interesaría en ella, me alegra por mi amigo. Ya era hora de que renaciera su vida. Luego el capitán nos miró. —Tú, —me señaló—. Aclara lo que quieres con Amira. Y tú, —señaló a Jabir—. Si no le vas a caminar de manera correcta a Onely, deja libre el camino a José, el muchacho es correcto
No era yo. ¡Ea Ave María! Sí que estaba jodida por los celos que no debía tener por ese morenazo. No éramos nada, no tenía derecho a prohibirle. Él se podía acostar con quién lo desee y aquí estaba con las entrañas a punto de carcomerme el aparato digestivo. Aunque he de reconocer por Dios bendito, que el malestar era porque no me escribió.De tanto pensar en lo ocurrido y mi actuar, debo ser honesta conmigo misma. Me dolió que no le importara y quiero importarle. Ese era mi malestar. Salomé y Lía recibieron mensajes todo el tiempo, mientras que yo no recibí ni los buenos días. Su olvido no fue por mucho trabajo. Su ausencia de mensajes o una llamada fue un mensaje claro para mí. Fue una respuesta silenciosa y clara de un; no eres tan importante. Llegó alguien que sí lo era y por eso me olvidé de ti… ¡Eso fue lo que me dolió!, y no debía sentir nada, pero mi chocolate me gustaba demasiado aumentando aún más mi propio problema.Lo nuestro era un acuerdo sexual, no sentimental como Lí
Ellas sabían lo que hacían, trabajaban muy sincronizadas. Cruzamos la mirada todos nosotros.—Director, a su celular le acabo de enviar información muy relevante y certera. No como la mentira que acaban de decir del mayor Juárez. Tiene un minuto para que interrumpa el noticiero y se retracte de la calumnia que acaban de decir y le pidan disculpa a la familia del mayor, de lo contrario sabe qué haremos pública dicha información. Le quedan cincuenta y tres segundos. —colgaron.—Salomé, para la próxima ponme a decir palabrotas, amiga.—Palabrotas nunca las dirás, en este contexto, ya conoces a la agencia. Amira le mostró a Yasar lo que leyó. Al mirar a Salomé me hizo sacar pecho. Adoro la inteligencia en las mujeres. —Los noticieros en ambos canales interrumpieron la transmisión para que los directores de cada uno tomasen la vocería y con sus rostros completamente rojos se retractaban de la barbarie que hicieron, pidieron disculpas por lo ocurrido y se fueron a comerciales. —Salomé vo
Yaro detuvo la conversación ahí, buscó mi boca mientras le acariciaba un lado de su costilla. Eso lograba levantárselo. Ese gesto fue el inicio de una noche increíble. En la soledad de la playa, bajo la oscuridad de la noche, con el sonido a fondo de las olas y el deseo de nuestros cuerpos, la ropa fue desapareciendo. Solo deseaba tenerlo en mis entrañas. Con este encuentro sería la cuarta vez que lo hacíamos en el día. Para ser honesta, he deseado lamer por completo a este monumento de concreto. Sus manos apretaron mis nalgas y al presionar hacia él sentí la dureza de su miembro en el abdomen. Mientras nuestras bocas se devoraban, sus manos se introdujeron desde atrás a mi entrada. ¡Por el crucificado! Este tipo si sabía lo que era dar placer sin restricciones.Con solo acariciarme convertía mis entrañas en agua. Su dedo, proveedores de placer, hacían estragos en la parte baja de mi cuerpo, generando un torrente de sensaciones indescriptibles. Ansiaba lo que venía, ese derroche de
Lo besé, estos días dormir a su lado, desnuda, sentir a cada momento como a él le gustaba mi piel y eso me agradó mucho. Quitó las sábanas para iniciar su recorrido cuesta abajo. Guillermo nunca me besó mi entrepierna.En cambio, Gamal no la ha omitido en nuestros encuentros sexuales, no hay noche donde no haya quedado exenta de su lengua. De manera literal, Gamal se había devorado todos mis fluidos. También me he percatado de lo mucho que le gusta mi trasero.Su lengua comenzó a jugar con mi intimidad, lo mordía mientras sus dedos comenzaron una alucinante invasión. ¿Por qué no podía aguantar más sus caricias? Mi experto boxeador me hacía llegar al clímax en segundos.—Eres deliciosa Lía.Me dio la vuelta para darle placer a mis nalgas, el cual saboreaba a su antojo. —Detestaba comparar, pero a Gamal le encantaba tomarme, hacerme suya. Mientras que con Guillermo solo era lo básico, lo necesario para satisfacerse él. En cambio, mi caballero boxeador no me penetraba hasta no regalarme
—Es normal, y admirable. Para mí las mujeres que se autocomplacen antes de estar con personas que no les aportaran nada. Se ganan mis respetos.—¿Te acabas de describir? —volvió a acostarse y se cubrió.—Golpe bajo gordita. —Nos quedamos callados—. Lo siento Onely, no…—Tranquilo. Se te escuchó bonito. Y ese vibrador no lo he usado. —volvió a poner su cabeza en mi pecho.—Entonces, ¿para qué compraste algo tan grande?—Me lo regaló Amira de cumpleaños, yo no tengo necesidad de utilizarlo.—¿Te das placer con la mano?—Te dije que no tenía necesidad.—Deja de ser puritana. Te quedaste aquí escuchando mis gemidos por morbosa. —volvió a reír.—Eso no te lo discutiré. Vine a dejarte la pomada, sin embargo, comenzaste a hacer sonidos raros. ¿Puedo hacerte una pregunta? —No me va a gustar, pero, aun así, afirmé—. ¿Tu sultán se endureció por mí? —Me atreví a abrazarla.—Sigue duro de hecho.—¿Por mí? —Ya estás jodido.—Sí —puedo jurar que la sentí sonreír.—Debo confesarte algo. —escondió su
Escuché el ruido de los que se iban, pero no quise salir… ¡Eh! Pero qué depresión existencial la que tenía. En verdad si estaba jodida con mi Chocolate… ¡Ea Ave María, pues!, en qué momento me ilusioné tanto.Detesto tanto sentirme vulnerable, detesto cuando una situación me recuerda la soledad en la que vivo, ¿cómo pudo lograr Yasar Ortega, sin aviso, estuviera tan adentro en tan poco tiempo? ¿Qué pasó contigo, Amira? Siempre has sido centrada, ecuánime, al pan, pan y al vino, vino. Y ves a un delicioso chocolate… ¿Qué hizo él distinto? «Defenderte». —habló la voz interior y como un tsunami los recuerdos del pasado regresaron.Mi padre era el que siempre me defendía, pero esa vez no pudo, desde ahí alejé a todo el mundo. Las verdaderas personas a las que les permito llegar a mi vida eran porque me protegían, era el bendito patrón de protección. —comencé a llorar en silencio.Yasar sin conocerme me protegió y por eso para mí fue un requisito superado. Para mi protección personal era r
No sé qué horas eran, el sol ingresaba por la ventana, Pomelo no estaba a mi lado, sin embargo, el brazo de mi Chocolate espeso me rodeaba la cintura, como pude me moví y ahora lo miraba de frente. —iban a hacer las doce del mediodía. Reparé a Yasar, era un negro atractivo, le acaricié la ceja. —Pero mírame, pues, como pendeja consintiéndolo.—No vuelvas a llorar, Amira.—Como… —señaló la cámara.—Se me pasa rápido, no te preocupes.—No había podido dormir desde que nos fuimos de viaje hasta ahora que lo hice desde las cinco y media. Desperté hace poco y me estaba quedando dormido de nuevo.—¿Volviste a tomar tu pastilla?—Tu aroma es mi pastilla. —Yo bien empendejada y ¿él me sale con estas?— Lamento no haberte llamado. Y no es excusa, pero Rosa me tenía tan enojado y no quería que se diera cuenta de ti. Si ha pasado días y noches enfrente de Yaro Segurity, solo para seguirme cuando me viera. Eso lo hace una mujer peligrosa.—No te preocupes, lo de nosotros…—Ni se te ocurra decir qu