Yaro detuvo la conversación ahí, buscó mi boca mientras le acariciaba un lado de su costilla. Eso lograba levantárselo. Ese gesto fue el inicio de una noche increíble. En la soledad de la playa, bajo la oscuridad de la noche, con el sonido a fondo de las olas y el deseo de nuestros cuerpos, la ropa fue desapareciendo. Solo deseaba tenerlo en mis entrañas. Con este encuentro sería la cuarta vez que lo hacíamos en el día. Para ser honesta, he deseado lamer por completo a este monumento de concreto. Sus manos apretaron mis nalgas y al presionar hacia él sentí la dureza de su miembro en el abdomen. Mientras nuestras bocas se devoraban, sus manos se introdujeron desde atrás a mi entrada. ¡Por el crucificado! Este tipo si sabía lo que era dar placer sin restricciones.Con solo acariciarme convertía mis entrañas en agua. Su dedo, proveedores de placer, hacían estragos en la parte baja de mi cuerpo, generando un torrente de sensaciones indescriptibles. Ansiaba lo que venía, ese derroche de
Lo besé, estos días dormir a su lado, desnuda, sentir a cada momento como a él le gustaba mi piel y eso me agradó mucho. Quitó las sábanas para iniciar su recorrido cuesta abajo. Guillermo nunca me besó mi entrepierna.En cambio, Gamal no la ha omitido en nuestros encuentros sexuales, no hay noche donde no haya quedado exenta de su lengua. De manera literal, Gamal se había devorado todos mis fluidos. También me he percatado de lo mucho que le gusta mi trasero.Su lengua comenzó a jugar con mi intimidad, lo mordía mientras sus dedos comenzaron una alucinante invasión. ¿Por qué no podía aguantar más sus caricias? Mi experto boxeador me hacía llegar al clímax en segundos.—Eres deliciosa Lía.Me dio la vuelta para darle placer a mis nalgas, el cual saboreaba a su antojo. —Detestaba comparar, pero a Gamal le encantaba tomarme, hacerme suya. Mientras que con Guillermo solo era lo básico, lo necesario para satisfacerse él. En cambio, mi caballero boxeador no me penetraba hasta no regalarme
—Es normal, y admirable. Para mí las mujeres que se autocomplacen antes de estar con personas que no les aportaran nada. Se ganan mis respetos.—¿Te acabas de describir? —volvió a acostarse y se cubrió.—Golpe bajo gordita. —Nos quedamos callados—. Lo siento Onely, no…—Tranquilo. Se te escuchó bonito. Y ese vibrador no lo he usado. —volvió a poner su cabeza en mi pecho.—Entonces, ¿para qué compraste algo tan grande?—Me lo regaló Amira de cumpleaños, yo no tengo necesidad de utilizarlo.—¿Te das placer con la mano?—Te dije que no tenía necesidad.—Deja de ser puritana. Te quedaste aquí escuchando mis gemidos por morbosa. —volvió a reír.—Eso no te lo discutiré. Vine a dejarte la pomada, sin embargo, comenzaste a hacer sonidos raros. ¿Puedo hacerte una pregunta? —No me va a gustar, pero, aun así, afirmé—. ¿Tu sultán se endureció por mí? —Me atreví a abrazarla.—Sigue duro de hecho.—¿Por mí? —Ya estás jodido.—Sí —puedo jurar que la sentí sonreír.—Debo confesarte algo. —escondió su
Escuché el ruido de los que se iban, pero no quise salir… ¡Eh! Pero qué depresión existencial la que tenía. En verdad si estaba jodida con mi Chocolate… ¡Ea Ave María, pues!, en qué momento me ilusioné tanto.Detesto tanto sentirme vulnerable, detesto cuando una situación me recuerda la soledad en la que vivo, ¿cómo pudo lograr Yasar Ortega, sin aviso, estuviera tan adentro en tan poco tiempo? ¿Qué pasó contigo, Amira? Siempre has sido centrada, ecuánime, al pan, pan y al vino, vino. Y ves a un delicioso chocolate… ¿Qué hizo él distinto? «Defenderte». —habló la voz interior y como un tsunami los recuerdos del pasado regresaron.Mi padre era el que siempre me defendía, pero esa vez no pudo, desde ahí alejé a todo el mundo. Las verdaderas personas a las que les permito llegar a mi vida eran porque me protegían, era el bendito patrón de protección. —comencé a llorar en silencio.Yasar sin conocerme me protegió y por eso para mí fue un requisito superado. Para mi protección personal era r
No sé qué horas eran, el sol ingresaba por la ventana, Pomelo no estaba a mi lado, sin embargo, el brazo de mi Chocolate espeso me rodeaba la cintura, como pude me moví y ahora lo miraba de frente. —iban a hacer las doce del mediodía. Reparé a Yasar, era un negro atractivo, le acaricié la ceja. —Pero mírame, pues, como pendeja consintiéndolo.—No vuelvas a llorar, Amira.—Como… —señaló la cámara.—Se me pasa rápido, no te preocupes.—No había podido dormir desde que nos fuimos de viaje hasta ahora que lo hice desde las cinco y media. Desperté hace poco y me estaba quedando dormido de nuevo.—¿Volviste a tomar tu pastilla?—Tu aroma es mi pastilla. —Yo bien empendejada y ¿él me sale con estas?— Lamento no haberte llamado. Y no es excusa, pero Rosa me tenía tan enojado y no quería que se diera cuenta de ti. Si ha pasado días y noches enfrente de Yaro Segurity, solo para seguirme cuando me viera. Eso lo hace una mujer peligrosa.—No te preocupes, lo de nosotros…—Ni se te ocurra decir qu
Con la policía buena, avalada por Operación Aroma, ya que eran policías limpios y eso nos tranquilizaba. Realizaron un cerco de seguridad, mientras esperábamos a que llegara el general Acosta para poner a la señora Yuri y familia bajo su custodia, como testigo para el caso que vamos a ir armando; derrotaremos a quien sea que esté detrás de esto por el tema legal, demostrándole al país que el bien siempre gana. Luego de eso cada uno iría con su familia para sacarlas del país y también gestionar la partida de las familias de ellas. En mi caso, mi Morena me pidió el favor. De todo lo que debemos hacer me disgustaba tener que hablar con Sofía, cada vez que le pido este tipo de encuentros piensa que vamos a volver. Y nada más lejos. —El rostro de mi Morena vino sin previo aviso, me gustaba esa mujer. Me gustaba mucho—. Antes de llamar a la madre de mi hijo, hablaré con ella.Desde la silla donde me encontraba veía a Yaro hablando con su hermana menor. Daniela se puso al frente de los nuev
Llegamos a la agencia, cada uno tomó una camioneta, era consciente de la mirada de mi compañero, pero no iba a hablar del tema. Tanto Yaro y Gamal ayudarán a sacar a las familias de sus mujeres. Onely no tiene por qué pedirme ese favor, sin embargo, me hubiera gustado si lo hubiese hecho.—¡Jabir! Es mejor que sueltes el pasado hermano. Nos vemos mañana y salúdame a tus padres.—Lo mismo para los tuyos.En la parte de atrás de los autos guardamos los maletines con las armas. Llamé a mamá para saber si estaban en la casa o en alguna de las empresas.—Bendición, mamá.—Mi amor, que Dios te bendiga. ¿Llegaste de esa misión? —cerré un ojo.Encendí el auto y salí detrás de Gamal, quien tocó la bocina para despedirse, le respondí igual. Sé que papá no pondrá problema, pero mamá… Así como era de amorosa, lo era de demonia.—Viejita.—Cariño, viejita la cédula, y esa lambonería no presagia nada bueno.—¿Dónde andan? Debo hablar con ustedes.—¡Tienes embarazada a alguien! ¡Juan Carlos! El niño
Jugaba con Gibran en el agua. Se montaba en mis hombros y se lanzaba. Las damas estaban tomando el sol. Lía Luz nos hizo señas para que saliéramos.—Me toca el medicamento.—Te la llevas bien con ella. —El niño afirmó—. Me alegra, tu papá está muy ilusionado.—Lía es linda, la otra no lo era. Y quiero que papá ya no esté solo. —sonreí—. No me molesta que forme una relación.—¿Y si la relación prospera y se casan, luego tienen otro hijo? No lo digo amigo para que te preocupes, sino para que te visualices en que serás el hermano mayor y debes ser un buen hermano.—¿Tener un hermano?—¿No te gustaría?Se encogió de hombros. Salimos y en efecto Lía le dio el medicamento.—Ya no me duele la cabeza.—Pero termínenos el tratamiento por cuarenta y ocho horas.—¡Yasar! —Mi tacita de leche me llamó—. Tu celular ha sonado, mucho.—Hubieras contestado.Se me quedó mirando. Alzó una de sus cejas. Me puse a su lado y por costumbre nuestros cuerpos se acercaron, la abracé, ella se recostó en mi pech