Se estremeció de frío y se pasó las manos por la cara_ Seguramente algunos de los invitados que se habrá caído al foso, después de sobrepasarse con la cerveza!Resignado comenzó a ponerse las calzas y la túnica_ ¡Dormíos mi lady, no tardaré!Se acercó a besarla en el pelo y abrigarla con la ropa de la cama, antes de recoger su espada y manta para protegerse del frío de la noche, la puerta se cerró y volvió a reinar el silencio.Dolores se deslizó, sobre la sabana, para colocarse sobre el resto de calor, que había dejado su cuerpo y continuó durmiendo. Nicolás en marcha para ir a ver porque su soldado lo llamaban con tanto apuro. Después de una prolongada sesión preparativa en la gran mansión de los pertong, Druster declaró que estaba preparada para la velada, y al mirarse al espejo Aita, casi estuvo de acuerdo con ella.El vestido que lucia Aita para la ocasión era blanco y de seda, bordado de flores rosas y complementado con una sarta de perlas y unos pétalos de rosas. El resultad
Nicolás estaba visiblemente perturbado ante la noticia que acababa de recibir en su propio Palacio. Su mente estaba ocupada en cómo enfrentar las consecuencias de esta situación inesperada. Los guardias a su alrededor mostraban preocupación, buscando su liderazgo en este momento crítico. Nicolás se levantó con determinación, con una expresión seria e indescifrable en su rostro. A pesar de la incertidumbre, estaba decidido a tomar las riendas de la situación y afrontar lo que fuera necesario. Aunque no escuchó la pregunta de su guardia, su mente ya estaba maquinando cómo dar la noticia a los demás, especialmente a su esposa, y enfrentar las reacciones que vendrían._ ¿Le pregunté qué vamos a hacer ahora con el cuerpo mi lord?_ Vamos a vernos con calma y adecuarnos al momento.Imaginó la presencia de Dios frente a una muerte violenta e inútil. Sus instrucciones no podían ocultar la ira que le invadía ante semejante derramamiento de sangre inútil y posiblemente desastroso. Transportaron
_ La mitad de la copa contiene brandy, parecías necesitar algo más fuerte que la limonadaElla respiró hondo y apuró la mitad de un trago._ Piensa aprovecharse de mí porque no creo que le haga falta emborracharme para eso, entre mí morar, mi imprudencia innata y el deseo de mi padre por atraparlo, podría ser conmigo lo que quisiera y yo lo aceptaría encantada.Isaac se preguntó si otros hombres habían intentado aprovecharse de ella o si su padre lo había animado a hacerlo. Parecía una mujer desgraciada, vulnerable y solitaria, por lo que eligió con más cuidado sus próximas palabras._ ¿Aprovecharme de ti? Admito que me siento tentado y que no dejaré pasarlo por alto, si se presenta, pero no será esta noche. Vamos a sentarnos un momento y luego volveremos al salón de baile como buenos amigos._¿Por qué se molesta en guardar las apariencias si tiene una opinión tan pobre de mí?_ No tengo una pobre opinión de ti, pero me temo que si tú la tienes de ti misma, me molesta que te preocupe
Nicolás se encontraba completamente aturdido por lo que acababa de suceder. ¿Cómo iba a darle esa terrible noticia a su esposa en casa? No tenía forma de explicar lo que había ocurrido. Al entrar a su recámara, el dolor lo invadió por completo. Aun así, se acercó a la cama con una lámpara en mano y se sentó en el borde. Dejó la linterna y tomó las manos de su esposa._”Traigo malas noticias, Dolores”, dijo con pesar.Ella se apoyó en el codo, la alegría desapareció de su voz al ver su expresión._”Necesito que te levantes, tengo una muy mala noticia para ti, mi Lady”, continuó Nicolás.—“Dime qué ha ocurrido”, respondió Dolores con angustia._”Tu hermano David está muerto”, anunció Nicolás.Un intenso silencio llenó la habitación. Dolany de Carter, la nueva esposa de Isaac de Carter, sintió que las palabras se congelaban dentro de su pecho, impidiéndole respirar. Sus manos se aferraron a las de Nicolás y la sangre abandonó su rostro. La luz de la linterna sentía los ojos ardiendo pero
La tragedia se cernía sobre la capilla como una sombra implacable, y el silencio que la envolvía era tan denso que parecía palpable. Nicolás, atrapado entre el horror y la incredulidad, no podía asimilar lo que había sucedido. La imagen de David, el hermano de su esposa, yaciendo inerte bajo la capa que él mismo había colocado con manos temblorosas, lo perseguiría por siempre. Cada rincón del lugar parecía susurrar los ecos de una vida truncada, y el peso de la culpa se instalaba en su pecho como un yugo insoportable. Tomás, su primo, lo observaba con una mezcla de asombro y temor, incapaz de comprender cómo la felicidad que una vez prometió el amor se había transformado en un abismo de dolor. La idea de casarse, que antes le llenaba de ilusión, ahora le parecía un acto temerario, como si el destino se burlara de sus esperanzas. Mientras tanto, la figura de Dolany se dibujaba en su mente, su risa y su luz contrastaban con la oscuridad que los rodeaba. Nicolás había deseado consolarla
En la penumbra de la habitación, las palabras resonaban como ecos de un pasado que se negaba a desvanecerse. Dolores, con el corazón desgarrado, se debatía entre la lealtad y la desconfianza, atrapada en una maraña de emociones que la asfixiaban. Su mente viajaba a las advertencias de su tío, quien había sido un faro de sabiduría en tiempos de tormenta. "Estás unida a este hombre ante la ley y ante Dios", le había dicho, pero ahora esa unión parecía más una prisión que un refugio. Nicolás, su confidente y protector, se mostraba inquieto, paseándose de un lado a otro como un león enjaulado, mientras las sombras danzaban a su alrededor.La incertidumbre se apoderó de ella al recordar la pregunta que había flotado en el aire: "¿Es posible que David haya sido traicionado por alguien de confianza?" La respuesta de Nicolás había sido un rotundo "no", pero su tono había dejado entrever una preocupación latente. ¿Acaso las palabras de su tío eran un aviso premonitorio? La idea de un asesinato
En el luminoso y acogedor salón del palacio, Phiobe, la hermana entrañable de Valeria, había irrumpido con una noticia que prometía agitar los corazones de las jóvenes: la llegada de varios príncipes a la ciudad. Maite, su inseparable amiga, la acompañaba, pues siempre eran ellas dos las que compartían los momentos más significativos con Valeria, la princesa adorada por todos. Con un brillo de emoción en sus ojos, Phiobe se sentó junto a Valeria y comenzó a relatar las novedades que había escuchado en el palacio._ “Valery”, dijo con voz melodiosa, “he oído que el príncipe heredero Faruq de las Dunas y su primo Takeq estarán presentes. Dicen que es un galán majestuoso, un hombre de extraordinarias cualidades y méritos en la batalla”.Maite, con su imaginación desbordante, no tardó en añadir: “Sin olvidar al príncipe Kamal y al príncipe Masud de Arabia. Son muy guapos y prometedores”.La conversación se tornó animada, mientras enumeraban a los príncipes que llegaban:_“Está el príncipe
En la majestuosa mansión de los Pertong, Aita se despertó empapada en sudor. Había tenido un sueño perturbador, recordando la noche en la posada cuando todo comenzó a salir mal. Debía dominar esos brotes de inquietud que cada vez eran más fuertes y frecuentes. La posibilidad de tener un novio grande y fuerte, y vivir con él, no resultaba especialmente tranquilizadora.Sentía que le debía a Llelewas una explicación más detallada. Él no había hecho nada para merecer su desprecio, y a pesar de que no parecía que fuera a hacer algo en su empeño de cortejarla, Aita acabaría desmayándose ante el altar si no le contaba la verdad. Podía poner fin a todo aquello, pero de día conseguía mantener a los demonios a raya. Sin embargo, de noche, las pesadillas la invadían y aquello la frustraba enormemente. Era injusto enredarlo todo para que pareciera el único culpable cuando había sido ella la que organizó su fuga.Estaba dispuesta a pagar el precio por su imprudencia con un ostracismo social bien