Había tomado su caballo y estaba listo para salir del palacio cuando se topó con el carruaje de Maite y Phiobe también estaba en la salida del carruaje de Verónica, junto a su doncella. El caballo, con la cortina del carruaje levantada, dejaba a la vista la expresión y la silueta incontrolable de Maite, acompañada de dos bellezas incomparables. Maite tenía una mirada perdida en algo que leía, sus ojos majestuosos fijos en algo desconocido, y una sonrisa encantadora que cautivaba a cualquiera que la observara. Su belleza dejó a todos admirados, incluyendo a Sheraak, quien no pudo evitar quedar encantado por su presencia. Estas acciones no pasaron desapercibidas para Verónica, quien no pudo soportarlo y preguntó de manera desafiante quién se atrevería a montar a caballo en el Palacio a esas horas.Verónica sabía que era uno de los príncipes, pero no sabía exactamente quién. No había visto su presentación entre los tres príncipes, pero comparando su vestimenta y tipo de ropa, sabía que e
Dolores lloraba desconsoladamente, como no lo había hecho desde la muerte de su madre cuando era solo una niña. ¿Cómo podía ser tan cruel consigo misma? ¿Cómo podía pensar tan mal de ella? El daño era irreparable, se demostraba por su incomparencia cada noche en su cama, donde sentía el corazón vacío y el lecho desolado.Ivonne abrió los brazos para consolarla, murmurando palabras que pretendían calmar sus sollozos. "¿Importa tanto ese hombre, verdad?" murmuró. "Sí, podría ser el caballero de pelo oscuro de la bola de cristal", dijo Ivoone, con la mejilla apoyada sobre la cabeza de su señora. "Podría ser vuestro enemigo"._"No, no lo es. O no lo sería de no haberlo puesto yo misma en mi contra. ¿Cómo he podido actuar así, Ivonne?"_"Él os hizo daño, y vos os limitáis a devolver el golpe", señaló Ivonne._"No pensé, y ahora me odia"._"No nos odia", replicó Ivonne._"No seáis tan atrevida hoy, Ivonne. ¿Qué necesito, recurrir a la magia negra para llamar su atención? ¿Cómo me acusó? ¡Ta
Isaac se quedó pensativo ante la petición de ella, sintiendo la tensión en el aire._"Me temo que no será posible," respondió con calma, tratando de contener la pasión que bullía en su interior._"Mejor no hoy," añadió en un tono recatado, consciente de la lucha interna que libraba. Ella permaneció inquieta, recordando la última vez que se vieron, cuando le permitió acercarse de aquella manera._"No creo que tenga pensado besarme del mismo modo," dijo con orgullo, desafiante. Isaac asintió, reconociendo su postura._"Supongo que tienes razón," murmuró, acercándose lentamente a ella, deseando romper toda resistencia. Mientras lo hacía, ella titubeó, pero sus labios no pudieron resistirse por mucho tiempo. Isaac pensó para sí mismo y luego le dijo en un murmullo:_"No tienes que ser tímida conmigo, ni ahora ni nunca." Pero ella no escuchó sus palabras, perdida en el momento._"Es verdad, es mi mala idea," murmuró mientras acariciaba su mandíbula con la lengua, sintiendo su tensión ceder
Lo había advertido a tu amantes, lo intenté, pero él me ordenó separar las piernas y que no me moviera - dijo ella con tristeza. Isaac maldijo entre dientes, olvidando por un momento con quién estaba. Respiró hondo y trató de enmendar su error._"Te pido disculpas por mis actos y mis palabras. Me he comportado igual que el hombre que te hizo daño, y te juro que lo mataré cuando lo encuentre. ¿Por su culpa crees que todos los hombres son unos salvajes sin escrúpulos?" - dijo él enojado._"No, por favor" - ella suplicó mientras él la agarraba del brazo._"No pienses en matar, no merece la pena" - insistió ella._"Pero tú sí mereces la pena" - dijo él._"Pero todo fue mi culpa, mía" - insistió ella, cerrando los ojos. Él puso una mano en su cintura para que se acercara y descansara la cabeza en su hombro._"Y esa noche he vuelto a cometer el mismo error al perder la cabeza y venir contigo" - parecía a punto de echarse a llorar, sin pensar en que pudiera asustarla. Él la estrechó en sus b
El corazón de él se contrajo al escuchar las palabras de Nicolás. Aunque no podía encontrar alivio en ese momento, sabía que Ivonne era la responsable de todo. Su prima había sufrido a causa de los actos de la otra, y él no podía evitar sentirse afectado por ello. Suspiró profundamente, intentando comprender qué había motivado a Ivonne a actuar de esa manera.Miró hacia otro lado, avergonzado por los motivos que le daban vergüenza. Sin embargo, decidió poner su mano en la sombra de Dolores, obligándola a mirarlo a los ojos._"Debes contármelo, Dolores", le dijo con firmeza.Dolores suspiró nuevamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas._"Es que Miranda no deja de interponerse entre nosotros, reclamando tu atención", confesó finalmente. "Intenta demostrarme que ella puede lograr lo que yo no, lo cual admito que no es difícil de conseguir. Ivonne está celosa de mí y quiso darle una lección".La sorpresa fue tan grande para él que no pudo evitar soltar una carcajada._"Pero si
Mientras Dolores recuperaba el aliento y el calor en los brazos de su marido, Aita estaba ella, manteniéndose acalorada en la mansión del Duque, obteniendo la calidez que había perdido. Trataba de recuperar y olvidar ese olor que había vivido, intentando salvarse de su pasado desgarrador. Mientras tanto, Verónica planeaba un plan salvaje para dejar a Valeria en un mundo sin retorno. Era una tarde próspera, con un cielo calmado y las flores bailando al ritmo de la música. La ciudad estaba animada, la fiesta del festival de los juegos había llegado a la casa de té donde solía sentarse. Allí se congregaban todas las princesas y las personas de gran estatus.Maite se había sentado en el centro, relajada, mientras recordaba cada gesto del príncipe que la había mirado. Quedó en velada por su parte, mirando cada rastro que se creaba, describiéndolo en su mente y sin parar de mirar y pensar para sí misma en lo que pasaba en ese instante. Valeria entró en la casa de té acompañada de su doncell
Aita entró en el vestíbulo de mármol con una mezcla de alivio e inquietud. Su padre se había puesto furioso al ver al Señor Heliodoro en la fiesta de la noche anterior, y estuvo a punto de avergonzarse a sí mismo al hacer un desaire al Duque. Sin embargo, subestimó la influencia que Isaac tenía sobre él, así como la impaciencia de la mujer por echar a su hijastra de la casa.Con Octavio, todo se calmó. La verdad transcurrió sin incidente, y el señor y lo duro se retiraron inteligentemente de la fiesta después de haberla sufrido en el suelo con el Duque. No le correspondía a Eren defender su honor, para eso tenía un padre y una madraza. Pero ¿qué podía esperar de una mujer ansiosa por ofrecer el poco honor que le quedaba a su hijastra para que el Duque pudiera hacer con ella lo que quisiera? Aita recordó con firmeza que el Duque había prometido que no le haría daño, pero no tenía la menor duda de que la cita de aquel día terminaría con ella boca arriba y el Duque intentando enseñarle l
Valeria se encontraba sentada en su hermoso diván de cuero, con incrustaciones de diamantes y oro, sumida en sus pensamientos. Recordaba los rumores que había escuchado acerca de Ghrand y decidió llamar a su doncella."¿No hay noticias de Ghrand?", preguntó con cierta ansiedad."Sí, mi princesa, hay una carta de Virginia. Se la traigo ahora mismo", respondió la doncella."¿Desde cuándo está esa carta?", inquirió Valeria."Llegó ayer, mientras estábamos de salida", contestó la doncella.Valeria tomó la carta, retiró el sello y comenzó a leer. Al llegar a cierto punto, no pudo contener un gesto de sorpresa y horror. Se llevó la mano a la boca y suspiró profundamente."David ha muerto", murmuró con pesar."¿Qué? ¿Qué le ha pasado al heredero de Romson?", preguntó la doncella consternada."Ha muerto. Mi querida Dolores debe estar muy apenada en estos momentos. Me gustaría estar con ella para consolarla", expresó Valeria con tristeza."El joven David, de Romson, era muy valiente y prometed