65

El silencio se había convertido en un tercer miembro en nuestra casa. Se movía con nosotros de habitación en habitación, instalándose entre cada conversación a medias, cada roce esquivo, cada mirada que evitábamos sostener por demasiado tiempo.

Santiago y yo hablábamos de cosas prácticas: de los pagos, de la agenda de la empresa, de cenas con posibles inversionistas. Pero lo que realmente importaba, lo que estaba creciendo entre nosotros como una grieta peligrosa, no se mencionaba. No hablábamos de Londres. No hablábamos del proyecto de diseño internacional en el que yo me había inscrito sin decírselo. No hablábamos de cómo, después de casarnos, parecíamos más distantes que nunca.

Éramos dos personas compartiendo una cama, una casa, una historia… pero no un presente. No ahora.

Yo me levantaba antes que él. Desayunaba sola. Me refugiaba en mis diseños, en mi computadora, en los mails con el comité del proyecto. Él salía temprano a la oficina y regresaba tarde. La única señal de que aún
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP