Falta muy poco para la llegada de nuestro bebé, y tener ese constante miedo cada que Akira se adueña de mis sueños, me desestabiliza emocionalmente. Temo mucho por mi bebé y mi familia; creo que esta vez no sería tan fuerte si ese demonio llegara a regresar a nuestras vidas.
Aún me quedaban un par de semanas de embarazo, pero mi hija o hijo decidió adelantarse para conocer al mundo. Los dolores me llegaron en medio de la noche, de un momento para otro y de una forma abismal. Entre más pasa el tiempo, se van volviendo más constantes y fuertes.
—¿No es mejor llevarla a un hospital, abuela? — Caleb tomó mi mano y me miró preocupado.
—He estado en cientos de partos, no te preocupes. Confía en nosotros.
—Está bien.
Entre ella, mi madre y Augusto se enc
Los años se fueron en un pestañeo demasiado veloz. Aún no puedo creer lo mucho que mi familia ha crecido a lo largo de todo este tiempo. Hemos sido diecisiete años lo suficientemente felices como para detenernos a pensar en lo que fue del pasado. Para nosotros lo que pasó ha quedado en el olvido, muerto y enterrado de por vida. No hay día que no seamos plenamente dichosos por esta vida tan maravillosa que llevamos estando juntos. Madeleine acaba de cumplir sus diecisiete años, es una adolescente sumamente hermosa, de cabello rojizo, piel blanca decorada por unas pecas que heredó de mí y tiene un par de ojos desiguales que hechizan el mundo. Ella tiene un poco de lo que somos Caleb y mi persona en su ser. Azael es nuestro segundo hijo, tiene quince años, y es una réplica exacta de lo que es Caleb, pero con unos tremendos ojos azules como el cielo que enamoraría a cualquiera que los viese. Él llegó a nuestras vidas de sorpresa, no esperábamos tener tan pronto otro hijo
El vivir en un pueblo tan pequeño, donde las oportunidades de conseguir un trabajo estable y que sostenga cada gasto, son casi nulas. A pesar de que trabajo en el único restaurante costoso del pueblo, la única temporada buena es cuando hay ferias o visitas de alguien de afuera. Es como único que en el restaurante se vea gran movimiento en masas, porque el resto de año, el trabajo es bajo.Mi jefe; el Sr Torres, ha decidido expandir la cadena de sus restaurantes a una de las ciudades más grandes del país, por lo que me ha pedido a mí y varios compañeros más que lo acompañemos en su nuevo proyecto. Acepté sin titubear, pues, ¿quién no aprovecharía una oportunidad de cambiar de vida en un lugar donde sí se puedan proyectar metas y sueños? Aunque haya nacido en un pue
Luego que salí de la cafetería y retomé mi camino, las palabras de la mujer y un mal presentimiento se incrustaron latentes dentro de mi cabeza y mi pecho. ¿Por qué esa mujer me dijo esas palabras? ¿De dónde sacó ella mi nombre? Si en ningún momento le dije como me llamaba. En las pocas palabras que cruzamos, recuerdo no habérselo dicho, ¿o sí?La luz se fue opacando por la oscuridad velozmente, por lo que decidí aumentar un poco la velocidad del auto. La carretera no era tan inestable como antes, pero sí había uno que otro hueco en el camino. Hacia todo lo posible para no caer en esos huecos.La noche cayó sobre mí cuando empecé a rodear la montaña, e inevitablemente las palabras de la anciana
Abrí los ojos poco a poco, acostumbrándome a la poca luz que había en la habitación. La habitación tenía un olor muy concentrado a flores, las velas eran la única iluminación y las paredes parecían ser hechas de algún metal, no de madera o concreto. Un dolor agudo se instaló en todo mi cuerpo, trayendo pequeños fragmentos a mi mente de lo que había ocurrido antes de caer en la oscuridad.Los aullidos.Los ojos rojos en el espejo.Los colmillos del animal.¿Dónde me encuentro? ¿Sera que estoy muerta o simplemente todo ha sido un sueño?Pero se s
—Tranquila, él es mi nieto y es quien ha estado cuidando de ti todos estos días, Alicia — la voz de la Sra. Elisa se oyó como un susurro.Caleb dio un paso atrás, pero no apartó sus ojos de los míos. No tengo ni la menor idea del por qué vi sus ojos de color rojo, pero es obvio que solo fue una mala jugada de mi mente.Sus ojos son muy diferentes el uno del otro.—Lo siento mucho... no quise ser grosera — mi corazón aún se encontraba acelerado—. Gracias por cuidar de mí, Caleb.Él no dijo nada, solo se quedó viéndome un poco más para luego irse. Tan pronto cruzó la puerta, pude solta
El frío y la humedad en mi rostro me despertó de aquel sueño tan extraño. Caleb se encontraba poniendo una toalla húmeda en mi frente cuando abrí los ojos por completo. Una leve sonrisa apareció en sus labios y me advirtió de lo cerca que estaba de mí. Mi corazón se aceleró con volver a tenerlo cara a cara.—¿Una pesadilla? Lo digo porque no dejabas de temblar, de gritar y llorar mientras dormías — su voz es muy profunda y calmada—. Mi abuela dice que se debe a un efecto secundario de la medicina. Puedes llegar hasta alucinar o ver figuras dónde no las hay.—Pero parecía tan real...Todo me pareció haberlo vivido. La luna, la figura, el
Traté de levantarme de la cama, pero no pude. Un fuerte mareo, más una pesadez en todo mi cuerpo me impedía hacerlo. Las piernas no me respondían, por más en que traté de hacer un esfuerzo por levantarme.—¿Qué me sucede? — volví a recostarme en la cama, y poco a poco el mareo se fue desvaneciendo.Cómo si no hubiese sido nada, el mareo se fue por completo una vez quedé tendida en la cama nuevamente. Miré el techo, pensativa y asustada por lo que acababa de sucederme. ¿Y si el golpe fue mucho más serio de lo que la Sra. Elisa cree? ¿Será que sufrí de algún trauma? ¿Y si me encuentro delicada y no lo sabemos? De algún modo u otro, debo irme de aquí e ir a una clín
Luego de que la Sra. Elisa me ayudara a bañar y a vestir, Caleb llegó cambiado y listo para partir a la ciudad; a la misma ciudad donde se supone que debía haber llegado hace semanas atrás. Ahora no solo tengo que ir a solas con un desconocido descarado al hospital, sino hablar con mis padres y mi jefe sobre lo que sucedió. Tal vez mi jefe me permita quedarme luego de explicarle sobre mi accidente.—¿Estás lista?—Sí, lo estoy.El mareo aún seguía presente en mí, por lo que me quedé sentada en la cama viendo hacia el suelo y tratando de disipar ese mareo de mi mente.—¿Aún sientes mareo? — se arr