A Ciro le llevó un par de horas resolver el problema que las firmas habían ocasionado, por lo que finalmente regresó al trabajo. Estaba algo enojado por la forma en que había tenido que dejar a Julia mientras ella visitaba a su madre. Había esperado con paciencia a que ella le indicara que había terminado, pero al comprender que tal vez Julia no lo llamaría, decidió enviar a su chófer, solo para descubrir que ella ya se había ido.Intentó comunicarse con ella en vano; la impaciencia y la preocupación lo estaban descontrolando."Ciro, tranquilízate", se dijo a sí mismo en un intento de calmarse, justo en el momento en que su teléfono sonó nuevamente. Sin siquiera verificar quién era, asumió que era Julia y contestó de inmediato.—¿Ya has terminado tu visita? —fue lo primero que dijo Ciro al responder el teléfono. Su rostro estaba lleno de una sonrisa, pero se volvió serio al darse cuenta de quién estaba realmente al otro lado de la línea.— ¿Mi visita? La que me harás tú en este precis
Julia podía leerlo en la mirada de Ciro, era capaz de ver la culpabilidad en sus ojos por mucho que intentara aparentar normalidad. Lo cierto era que él había capturado a Víctor tras el atentado que ella sufrió y sorprendentemente seguía en la calle, ni siquiera una denuncia o algo, no le dijo que había sido de Víctor y además este no la había vuelto a molestar.— No digas nada — dijo Julia antes de que Ciro hablara, no quería aclarar nada, ella se marcharía pronto y prefería llevarse un buen recuerdo de él, aunque siempre se quedará con la duda de si aquello era cierto — Estoy agotada, llévame a casa.El trayecto a la mansión de los Costello fue en absoluto silencio por parte de ambos; sin embargo, en el interior del auto, Julia se encontraba arropada en los brazos de su esposo, resguardada en lo que le daba paz y a la vez se la quitaba. Sin entender por qué le costaba tanto desprenderse de él, tal vez solo era una persona dependiente en el fondo, alguien que no era lo suficientement
La noche paso muy rápido dando paso al día siguiente dónde se daría el anticipado juicio contra el exesposo de Julia, el cual tuvo lugar en un tribunal impregnado de tensión y expectación. Se presentaron ante el jurado todas las pruebas meticulosamente recopiladas durante la investigación presentada en el pendrive que Julia le había hecho llegar a las autoridades junto con su denuncia. Cada testimonio, cada pieza de evidencia, se entrelazó para tejer un relato convincente de los acontecimientos. Los presentes apenas contenían la respiración mientras el juez, con mirada severa, pero imparcial, ponderaba la información ante él.Se descubrió en ese juicio la forma que Víctor había llevado a cabo no solo grandes estafas, también varios asesinatos, entre sus víctimas se encontraba el padre de Julia y el accidente donde Ciro casi pierde la vida.La resolución de juez tras las pruebas no se hizo esperar. Con una autoridad que resonó en la sala, pronunció el veredicto que pondría fin a meses
Minutos después, la sala de reuniones estaba llena de personas que alguna vez habían trabajado junto a su padre. Julia se encontraba de pie al frente segura de las decisiones que había tomado.—Esta empresa ha sido mi legado familiar y no puedo permitir que se hunda debido a los errores y la avaricia de otros. He tomado una decisión — dijo, mirando a cada uno de los presentes — Vamos a cerrar esta empresa. Sí, es doloroso, pero es la única forma de detener esta sangría económica, recuperar el poco capital que queda y empezar de nuevo.Hubo murmullos y expresiones de sorpresa en la sala. Algunos expresaron su desacuerdo, pero Julia los miró con firmeza.—No vamos a dejar que la corrupción y la mala gestión destruyan lo que mi padre construyó con tanto esfuerzo. En lugar de luchar una batalla imposible, vamos a concentrar todos nuestros recursos en mi empresa en el extranjero. Solo le daré detalles a los que quieran trabajar para mí y estén dispuestos a mudarse a otro país, el resto sim
Los días se convirtieron en meses, y los meses en años. Ya habían pasado cuatro años y, Julia se había establecido con éxito en Londres. Aquella tarde llegó a casa agotada a causa del trabajo.Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando una pequeña niña llamada Hanna, corrió hacia ella con los brazos extendidos, era el recuerdo del amor que jamás había dejado de sentir por Ciro, todo lo había volcado en ella y su hija era lo único que necesitaba para que cualquier día, por pesado que fuera, se convirtiera en perfecto.— ¡Mami, mami!— exclamó Hanna emocionada mientras se abalanzaba sobre Julia.— Hola, mi amor. ¿Cómo estuvo tu día?— respondió Julia con una sonrisa tierna, alzando a su hija en sus brazos y envolviéndola en un cálido abrazo.—¡Bien, mami! ¡Aprendí nuevas palabras!— Vaya parece que alguien ha tenido un día emocionante.Mientras la madre de Julia las observaba desde un rincón, era tan agradable para ella observarlas que casi no se atrevía a interrumpir, ahora ya no bebía, s
Después del encuentro con la pequeña, el hombre llevó a Ciro a dar una vuelta por la oficina. Era una manera de matar el tiempo, ya que la persona con la que debía hablar era el CEO, y este se encontraba en una junta importante.—¿Dónde está el CEO? — preguntó Ciro tras ser llevado a una pequeña sala de conferencias vacía.—El CEO no tardará, está atendiendo un pequeño detalle que surgió de improviso. Pero no se preocupe, no tardará mucho. Mientras tanto, puede esperar aquí. Haré que le traigan café y algunos canapés.El hombre estaba visiblemente nervioso, más aún al ver la mirada fría que en ese momento tenía el CEO, Ciro.Una vez a solas, Ciro soltó un gran suspiro. Se preguntaba quién sería la niña y por qué tenía un parecido tan marcado con Julia. Esa cuestión rondaba su mente sin cesar. Como si fuera invocado por sus pensamientos, la puerta se abrió, sacándolo de su ensimismamiento. La persona que entró por la puerta no era otra más que la pequeña niña.— ¿Y Usted qué hace aquí
Julia respiró hondo un par de veces, se le había hecho un nudo en la garganta que le impidió hablar correctamente, intentó tranquilizarse para no matar ahí mismo a la pobre Sonia mientras caminaba de arriba a abajo por su oficina— ¿Vino el CEO en persona? ¿Y se puede saber por qué mi hija está con él? Te dije que la vigilaras, no puede estar molestando a nuestros acreedores.—Lo siento, es solo que la pequeña…— Sonia supo que tenía que guardar silencio, que la niña fuera traviesa no era motivo para que ella le permitiera hacer lo que deseaba, era una niña a fin de cuentas y ella una adulta — lo siento, lo siento — volvió a decir inclinándose ante su jefa avergonzada— Hazme el favor de ir a esa sala y sacar a mi hija de ahí, no voy a atender a ese hombre, buscaré a quien lo haga por mí.Sonia no dijo nada, simplemente salió rápidamente de la oficina de Julia y se encaminó hasta la sala donde se encontraba la pequeña Hanna con el CEO americano.—Hanna— llamó Sonia a la pequeña haciend
Julia y su hija Hanna caminaban tomadas de la mano por las calles del centro comercial de la ciudad. Era uno de los pocos días en los que no llovía en Londres y por fin Julia ya no estaba ansiosa, al menos allí estaría a salvo de no encontrarse con Ciro. Hanna, con su cabello dorado y sus ojos curiosos, no dejaba de sonreír mientras observaba a su madre.—Mamá, ¿puedo comer helado? — preguntó Hanna con entusiasmo, señalando un carrito de helados colorido.Julia sonrió y asintió. Juntas se acercaron al carrito y Hanna eligió su helado favorito, uno con chispas de chocolate y fresa. Mientras saboreaban sus deliciosos helados, decidieron sentarse en un banco.—¿Está rico, cariño? — preguntó Julia, viendo cómo Hanna tenía manchas de helado en la nariz y en las mejillas.Hanna asintió enérgicamente, con los ojos brillando de emoción.—Sí, mamá, ¡está riquísimo! — exclamó, riendo mientras se lamió los dedos para no desperdiciar ni una pizca.Después de terminar los helados, Julia y Hanna co