— Vaya no veo a tu chófer hoy— dijo Rose saliendo de la universidad junto a su amiga y es que Julia no se había encontrado demásiado bien ese día por lo que quería asegurarse de que llegara bien a su coche.— Te dije que ya estoy bien — respondió Julia con una sonrisa en los labios viendo el coche de su esposo aparcado. — No vino mi chófer ahí está Ciro.Rose sonrió por la forma en que a su amiga le brillaban los ojos, era agradable verla enamorada y ese hombre que parecía frío pero se podía notar lo que también sentía por ella, la única que no parecía notarlo era su amiga.— Igualmente voy a acompañarte el debe saber que no te has sentido bien.— No hace falta, te dije que me encuentro bien — respondió Julia, mientras recordaba haber sentido algo de mareo y vómito tras el almuerzo. Aunque sabía que era normal en su estado, no podía contárselo a nadie, ni siquiera a Rose.— Entonces solo iré a saludarlo.Julia y Rose caminaron hacia el coche donde Ciro los esperaba. Al acercarse, Juli
Ella se apartó rápidamente de su esposo ante la impresión del líquido mojando su cuerpo y fulminó con la mirada al culpable, pero cuando el chico empezó a hablar, su expresión cambió. Lo recordaba, era el hombre borracho que había evitado que se lanzara al lago.— Vaya, eres tú — dijo ella, feliz de verlo. — Sí, soy Julia, y me alegro de volver a verteJoseph parecía sorprendido y a la vez emocionado de encontrarse nuevamente con Julia.— Estaba de paso por la ciudad y me enteré de este concierto, así que decidí venir. Me alegra mucho verte otra vez, ¿cómo estás? — preguntó con una sonrisa sincera.— Estoy bien, me alegra verte bien también y sobrio — respondió Julia. — Y este es mi esposo, Ciro.Joseph estrechó la mano de Ciro con una sonrisa cortés.— Encantado de conocerte, Ciro. Gracias por entender lo del accidente con la soda, soy un poco torpe a veces.— Un placer, Ciro Costello — Ciro correspondió al saludo del joven, pero se encontraba molesto, no por la forma en que había si
Julia no podía decir que Joseph fuera una mala compañía, lo cierto era que se esforzaba bastante por tener una conversación amena y ser gracioso, incluso la hizo reír un par de veces. Sin embargo, tras terminar de comer, Julia no se sentía bien ni con ánimos de quedarse a escuchar el concierto, a pesar de que todavía quedaban un par de grupos por tocar.— Joseph, gracias por todo, en serio. Pero me siento un poco cansada y preferiría irme a casa y descansar — le dijo Julia, tratando de explicar de manera amable que no se encontraba bien.— Lo entiendo, Julia. ¿Quieres que te lleve a casa? — preguntó él preocupado, por nada del mundo dejaría que una mujer se fuera sola a casa a esas horas.— No, ya pedí un Uber y parece que está por llegar — le mostró la aplicación donde el mismo pudo ver que el coche estaba a tan solo unos minutos de llegar.Él asintió con cierto pesar, se lo estaba pasando bien, pero entendía que esa mujer debía marcharse, y eso hizo Julia, apresurándose a caminar ha
Ciro tardó un par de segundos en salir de su asombro, sobre todo al ver la confianza y la convicción en las palabras de Julia al decirle que quería el divorcio.Si ella creía que podía dejarlo tan fácilmente, estaba equivocada. Él no dejaría que ella se alejara de él. Lo que era curioso, porque si lo hubiera mencionado un par de semanas atrás, no hubiera tardado nada en ir a buscar a su abuela juntos y decirle que no pensaban seguir adelante con esa farsa.—¿Así que te quieres divorciar? ¿Estás segura? — Ciro se acercó a ella tomándola del mentón — Si no más recuerdo, me has dicho que te casaste conmigo para salvar a tu madre. Divorciarnos podría ponerla en peligro, pero si seguimos casados, yo podría ayudarte a protegerla y rescatarla.Julia se había arrepentido en el mismo instante en que pronunció las palabras "divorcio". No podía hacerlo, pero la realidad era que tampoco quería hacerlo.— ¿Has dicho lo que creo que has dicho? — no podía creer que su esposo intentara usar la condic
Julia intentaba deshacerse de su agarre para mostrarle los ultrasonidos que tenía en el coche; ya no importaba si él no quería ser padre, ella le diría la verdad y nadie la obligaría a no tener a su bebé. Además, su reacción sería lo único que necesitaba para tomar una decisión sobre su matrimonio.— Suéltame. Debo decirte algo.Ciro solo soltó a Julia cuando estuvieron a unos cuantos pasos de la puerta de su auto abierta, indicando que subiera.—No me mires así, ahora no es el momento. Resolveremos nuestros problemas más tarde, cuando mi familia se marche — él sabía que se jugaba mucho, su primo aspiraba a convertirse en el CEO de la empresa y debía demostrarle que estaba en plenas facultades y que su situación personal también era ejemplar — Es tu culpa por no hablar conmigo esta mañana.Ella solo asintió, dio una respiración profunda y se subió al coche. Lo cierto era que no estaban en el mejor momento para contárselo, así que Julia estuvo de acuerdo en esperar a que terminara el d
La comida se llevó a cabo en absoluto silencio bajo la mirada de águila de Ciro. Algunas veces, Alice, su abuela, rompía el silencio con alguna de sus anécdotas, logrando que todos rieran por un momento, pero después volvían a quedarse callados.Una hora después del almuerzo, Ciro se encontraba con una copa de whisky en la mano, tratando de controlar su mal humor. Si bien había dicho que no deseaba hijos, no era del todo cierto. En realidad, antes de pensar en tener un hijo con Julia, ellos dos deberían funcionar como una pareja sólida.—Julia…— empezó a decir Ciro cuando se topó con ella de frente al salir de su despacho — Bueno...Ciro se encontraba nervioso por primera vez ante Julia. No sabía cómo entablar una conversación con ella en ese momento.Por su parte, Julia necesitaba salir de ahí, tal vez visitar a su madre y encontrar una forma de salvarla sin necesitar la ayuda de los Costello. Además, estaba más decidida que nunca a pedir el divorcio. La incómoda reunión familiar le
Victor no podía creer la osadía de su exmujer al contradecir lo que le estaba pidiendo.— No pienso hacer eso Victor, no te tengo miedo y pronto voy a tener las pruebas para desenmascararte y liberar a mi madre de tus garras.—¡Eres una descarada! — sentenció Victor, alzando no solo su voz, sino también su mano, con la cual pensaba abofetear a Julia.Sin embargo, su intento por abofetear a Julia fue impedido por la fuerza de una mano que le impidió soltar el golpe.Frente a él se encontraba nuevamente Ciro Costello, como un maldito caballero de armadura blanca, salvando a la damisela Julia del peligro.—¡¿Quién diablos te crees para intentar golpear a mi esposa?! — exclamó Ciro con furia en sus ojos, sujetando con firmeza el brazo de Victor.La mirada desafiante de Victor se encontró con la ira de Ciro. Ambos hombres se enfrentaron en un tenso silencio, mientras Julia observaba la escena con el corazón acelerado. ¿Cómo había llegado él hasta allí?¿Y cómo había descubierto que estaba e
Ciro se volvió a mirar a la mujer que había hablado, interrumpiéndolos, notando cierto parecido con Julia. En ese momento, se dio cuenta de quién era ella.Víctor, el exmarido de Julia, tuvo la decencia, o mejor dicho, tuvo la prudencia de salir de ahí en silencio, guardando la poca dignidad que todavía le quedaba. Aun así, se prometió a sí mismo que eso no quedaría así, que Julia pagaría caro haberlo olvidado y ridiculizado para enamorarse de ese hombre.Media hora más tarde, Ciro y Julia ya habían llegado a su casa, estaban a solas. La tensión parecía que volvería a hacerse presente, sin embargo, Ciro no estaba dispuesto a permitirlo.— Julia… tengo algo para ti — la llamó Ciro al verla parada frente a él, observando. En sus manos tenía una carpeta con parte de la información que había recabado de Víctor, el exesposo de Julia.Julia se acercó sin disimular su curiosidad por lo que fuera que quería mostrarle su esposo, sin saber qué era lo que Ciro tenía en sus manos. Al abrir la car