40. ¡Eso no es cierto, Víctor!

Victor no podía creer la osadía de su exmujer al contradecir lo que le estaba pidiendo.

— No pienso hacer eso Victor, no te tengo miedo y pronto voy a tener las pruebas para desenmascararte y liberar a mi madre de tus garras.

—¡Eres una descarada! — sentenció Victor, alzando no solo su voz, sino también su mano, con la cual pensaba abofetear a Julia.

Sin embargo, su intento por abofetear a Julia fue impedido por la fuerza de una mano que le impidió soltar el golpe.

Frente a él se encontraba nuevamente Ciro Costello, como un maldito caballero de armadura blanca, salvando a la damisela Julia del peligro.

—¡¿Quién diablos te crees para intentar golpear a mi esposa?! — exclamó Ciro con furia en sus ojos, sujetando con firmeza el brazo de Victor.

La mirada desafiante de Victor se encontró con la ira de Ciro. Ambos hombres se enfrentaron en un tenso silencio, mientras Julia observaba la escena con el corazón acelerado. ¿Cómo había llegado él hasta allí?¿Y cómo había descubierto que estaba e
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