Ciro tardó un par de segundos en salir de su asombro, sobre todo al ver la confianza y la convicción en las palabras de Julia al decirle que quería el divorcio.Si ella creía que podía dejarlo tan fácilmente, estaba equivocada. Él no dejaría que ella se alejara de él. Lo que era curioso, porque si lo hubiera mencionado un par de semanas atrás, no hubiera tardado nada en ir a buscar a su abuela juntos y decirle que no pensaban seguir adelante con esa farsa.—¿Así que te quieres divorciar? ¿Estás segura? — Ciro se acercó a ella tomándola del mentón — Si no más recuerdo, me has dicho que te casaste conmigo para salvar a tu madre. Divorciarnos podría ponerla en peligro, pero si seguimos casados, yo podría ayudarte a protegerla y rescatarla.Julia se había arrepentido en el mismo instante en que pronunció las palabras "divorcio". No podía hacerlo, pero la realidad era que tampoco quería hacerlo.— ¿Has dicho lo que creo que has dicho? — no podía creer que su esposo intentara usar la condic
Julia intentaba deshacerse de su agarre para mostrarle los ultrasonidos que tenía en el coche; ya no importaba si él no quería ser padre, ella le diría la verdad y nadie la obligaría a no tener a su bebé. Además, su reacción sería lo único que necesitaba para tomar una decisión sobre su matrimonio.— Suéltame. Debo decirte algo.Ciro solo soltó a Julia cuando estuvieron a unos cuantos pasos de la puerta de su auto abierta, indicando que subiera.—No me mires así, ahora no es el momento. Resolveremos nuestros problemas más tarde, cuando mi familia se marche — él sabía que se jugaba mucho, su primo aspiraba a convertirse en el CEO de la empresa y debía demostrarle que estaba en plenas facultades y que su situación personal también era ejemplar — Es tu culpa por no hablar conmigo esta mañana.Ella solo asintió, dio una respiración profunda y se subió al coche. Lo cierto era que no estaban en el mejor momento para contárselo, así que Julia estuvo de acuerdo en esperar a que terminara el d
La comida se llevó a cabo en absoluto silencio bajo la mirada de águila de Ciro. Algunas veces, Alice, su abuela, rompía el silencio con alguna de sus anécdotas, logrando que todos rieran por un momento, pero después volvían a quedarse callados.Una hora después del almuerzo, Ciro se encontraba con una copa de whisky en la mano, tratando de controlar su mal humor. Si bien había dicho que no deseaba hijos, no era del todo cierto. En realidad, antes de pensar en tener un hijo con Julia, ellos dos deberían funcionar como una pareja sólida.—Julia…— empezó a decir Ciro cuando se topó con ella de frente al salir de su despacho — Bueno...Ciro se encontraba nervioso por primera vez ante Julia. No sabía cómo entablar una conversación con ella en ese momento.Por su parte, Julia necesitaba salir de ahí, tal vez visitar a su madre y encontrar una forma de salvarla sin necesitar la ayuda de los Costello. Además, estaba más decidida que nunca a pedir el divorcio. La incómoda reunión familiar le
Victor no podía creer la osadía de su exmujer al contradecir lo que le estaba pidiendo.— No pienso hacer eso Victor, no te tengo miedo y pronto voy a tener las pruebas para desenmascararte y liberar a mi madre de tus garras.—¡Eres una descarada! — sentenció Victor, alzando no solo su voz, sino también su mano, con la cual pensaba abofetear a Julia.Sin embargo, su intento por abofetear a Julia fue impedido por la fuerza de una mano que le impidió soltar el golpe.Frente a él se encontraba nuevamente Ciro Costello, como un maldito caballero de armadura blanca, salvando a la damisela Julia del peligro.—¡¿Quién diablos te crees para intentar golpear a mi esposa?! — exclamó Ciro con furia en sus ojos, sujetando con firmeza el brazo de Victor.La mirada desafiante de Victor se encontró con la ira de Ciro. Ambos hombres se enfrentaron en un tenso silencio, mientras Julia observaba la escena con el corazón acelerado. ¿Cómo había llegado él hasta allí?¿Y cómo había descubierto que estaba e
Ciro se volvió a mirar a la mujer que había hablado, interrumpiéndolos, notando cierto parecido con Julia. En ese momento, se dio cuenta de quién era ella.Víctor, el exmarido de Julia, tuvo la decencia, o mejor dicho, tuvo la prudencia de salir de ahí en silencio, guardando la poca dignidad que todavía le quedaba. Aun así, se prometió a sí mismo que eso no quedaría así, que Julia pagaría caro haberlo olvidado y ridiculizado para enamorarse de ese hombre.Media hora más tarde, Ciro y Julia ya habían llegado a su casa, estaban a solas. La tensión parecía que volvería a hacerse presente, sin embargo, Ciro no estaba dispuesto a permitirlo.— Julia… tengo algo para ti — la llamó Ciro al verla parada frente a él, observando. En sus manos tenía una carpeta con parte de la información que había recabado de Víctor, el exesposo de Julia.Julia se acercó sin disimular su curiosidad por lo que fuera que quería mostrarle su esposo, sin saber qué era lo que Ciro tenía en sus manos. Al abrir la car
— Shhh— Ciro colocó su dedo índice sobre los labios de su esposa — no tienes que explicarme eso.Ciro la hizo callar para después inclinarse sobre ella, para besarla. No había necesidad de que le explicara nada, sabía que Julia era suya.Él no era un santo, su debilidad antes del accidente y antes de casarse con Julia eran las mujeres, sobre todo las mujeres casadas y todas ellas tenían solo algo en común. Sus esposos no las satisfacen, ellas estaban deseosas de disfrutar de desplegar sus alas en el ámbito sexual.Julia, podría haber estado casada, pero ella no solo necesitaba un impulso sexual, necesitaba una conexión con él para entregarse como lo hacía. Ciro tenía sus dudas respecto a ese tema, pero hoy el mismo Víctor le dio la certeza de que Julia no sentía nada por él, que ahora era completamente suya.Las manos de Ciro se deslizaron por el cuerpo de su esposa, sintiendo como está se despertaba por su toque, sus labios bajaron por su cuello hasta el valle de sus senos, sintiendo
Esa mañana, tras el desayuno, Ciro le pidió a Julia que se quedara, quería hablar con ella. Su voz sonaba más tranquila y genuina que la última vez que la llevó a la oficina.— Sé que la otra vez que te llevé a la oficina no me porté muy bien, pero hoy quiero intentarlo de nuevo. ¿Querrías acompañarme? — le preguntó Ciro a su esposa.Julia asintió, envolviendo los brazos alrededor de su cuello. Eso hizo que Ciro sonriera mientras la estrechaba contra él. Una hora después, ya estaban en el auto de Ciro, rumbo a su empresa.Al llegar a la empresa, todos se sorprendieron al ver a su jefe entrar con una sonrisa en los labios mientras llevaba de la mano a su esposa. Recordaban la última vez que la señora Costello había aparecido en la oficina, desencadenando un problema por un informe mal realizado, sin mencionar la forma en que Monica, una de las empleadas, la había tratado. Muchos habían asumido que la señora Costello nunca volvería a pisar la oficina, pero estaban equivocados.Monica no
— Qué bien que seas abogada, porque esto se arreglará en la corte, ahí los expondremos.El comentario hecho por la tal Mónica había hecho que los familiares del hombre se sintieran ofendidos. Pero no solo sus familiares, también algunos de los compañeros que trabajaban con él y se habían acercado para recibir alguna noticia de su compañero, el señor Larsson.— ¡Señores! — volvió a levantar la voz Ciro, aunque no temía enfrentarse a ellos en un tribunal, prefería no hacerlo.Lo mejor en esos casos era una conciliación entre ambas partes.— Lo mejor será arreglar todo esto en este momento. Les invito a que pasemos a un lugar más cómodo para todos, donde puedan exponer sus pensamientos e inconformidad. — propuso Ciro.Julia tomó la iniciativa y llevó a los familiares del señor Larsson y a una sala de reuniones cercana, — Comprendo que este es un momento difícil para todos ustedes, y lamento mucho la pérdida del señor Larsson. — Empezó a hablar Julia tomando la palabra — Queremos resolv