Este capítulo es dedicado, a mi querida Liliana Cruz A. Vas directo a mi corazón con tus comentarios....
Sibel tuvo que sonreír para disimular, pero decir que sus palabras habían calado su sistema, era quedarse corta.Por la actitud de Iván, ella supo que no mentía en ninguna de sus palabras, y ahora sabía que él iba a llegar a todas las instancias con ella. ¿El fin total? Aún no lo descubría por completo, pero hiciera lo que hiciera, no había una salida para ella.Y estaba harta de sentir dolor, la presión en el pecho ante la decepción de su familia, y de huir.Ella bajó la mirada a la mano de Iván. Su palma estaba extendida en su muslo expuesto, mientras las fibras de su cuerpo, estaban alteradas.Decir que Iván no afectaba su lívido, era mentir, y si ella quería salir de este infierno, lo mejor era tratar de hacer algo por ello.¿Podría ella hacer algo para conseguir su libertad, salir de las manos de la venganza, y comenzar una nueva vida?Sibel sintió un nudo en la garganta.Nadie vendría por ella, y si quería salir de esto, ella debía hacerlo sola.Con temblor, con muchas cosas en
En el momento en que entraron en una suite, la piel de Sibel se contrajo cuando notó una cama amplia en todo el centro de aquel piso. Unas velas un poco tétricas iluminaban el espacio oscuro, mientras ella también vio que las sábanas eran negras, y literalmente, todo se concentraba en aquella cama. «¿Iván tenía preparado todo esto en su mente con antelación?» Por supuesto, él sabía que este día llegaría, pero incluso todo le había salido demasiado bien. Sibel tuvo que pasar un trago cuando lo vio caminar lento, y luego se giró hacia ella para mirarla todo el tiempo bajo esa mirada negra. Se quitó la chaqueta, y luego se arremangó los puños de su camisa. —Acércate… ¿O tienes miedo? —la mediana sonrisa de Iván hizo negar a Sibel. —No lo tengo en lo absoluto… Iván alzó la ceja y acortó la distancia entre ellos, sin tocarla. —Desabotona mi camisa, Sibel… —Ella pasó un trago duro, y no esperó dos segundos cuando le tocó el pecho para comenzar a desabotonar. Lo que menos quería pare
Sibel parpadeó varias veces para darse cuenta de que el lugar aún estaba oscuro. Las velas estaban apagadas, y solo había una luz muy tenue en una esquina de la suite, que daba como a una calefacción eléctrica. Ella no se movió mucho, pero si giró su rostro hacia Iván, que permanecía dormido a su lado. Debían ser las cinco de la mañana, tal vez, ni siquiera sabía cuántas veces este hombre la tuvo en sus brazos haciéndola suya, y cuantas veces perdió la conciencia y el juicio de su realidad. Lo único que podía recordar e hizo que reprimiera sus ojos antes la vergüenza, fueron sus sonidos en su mente, y de cómo se entregó a este hombre, una y otra vez hasta que la dejó sin aliento. Apretó sus muslos contra sí, y luego se quedó mirando el rostro dormido de Iván. Todo su cuerpo estaba desnudo, apenas cubierto por una sábana que tenía enredada en sus piernas. “Nunca vas a sacarme de ti” Su pulso se aceleró de nuevo mientras su vientre se contrajo. No tenía idea de qué iba a hacer cua
Sibel tuvo que pasar un trago duro y luego intentó tomar un poco de aire cuando Alexey le abrió la puerta de su camioneta. Había una sensación en su pecho muy caliente, y algo en su garganta que no podía descifrar. Era obvio que Iván no sabía que ella vendría aquí, ahora entendía por qué Sora quería sacarla del centro comercial a la mansión mecánicamente después de las compras, pero no podía entender cómo este hombre tenía las agallas de tener una prometida, y follarse a otra con tanta tranquilidad. Y no porque su prometida no fuese importante, sino que se trataba del medio de su venganza, él solo la estaba usando para un medio. —Ve adelante… —ella parpadeó al escuchar a Alexey decirle a Sora, pero el guardaespaldas la miró como si le advirtiera. —No puedo dejar sola a la señorita Sibel… sabes cómo es, Alexey… —en su tono se podía sentir los nervios del hombre. —Ve adelante… no te preocupes… —Sibel solo pudo asentir hacia Sora para calmarlo, y luego vio cómo se sentó adelante, a
Ella necesitaba hablar con Alexey por una vez, pero solo iba a poder ser cuando Iván no estuviera en la casa, y ella tenía que salir de la mansión. Se quedó dormida a pesar de su estrés, pero en medio de la noche, sus ojos se abrieron cuando sintió como si alguien la levantaba de la cama. Se removió un poco, pero ya conocía a la perfección ese olor que tomó su cuerpo y caminó con ella. —¿Dónde…? —Shuuuu… —ella sintió el aliento de Iván en su rostro, mientras sintió cómo él caminaba de forma apresurada hasta que llegaron a la habitación principal en la que ya había estado. Sibel fue puesta en la cama, mientras su pijama era arrancado de su cuerpo. —Espera… —ella trató de decir aún soñolienta. —He esperado demasiado… —Iván llegó a su boca para succionarla con fuerza, mientras que su cuerpo se despertó en un solo segundo. Ella se retorció un poco ante los besos en su cuerpo, las manos ávidas de Iván sobre sus pechos, hasta que, de un momento a otro, él la haló de las piernas para c
Sibel lavó su cara varias veces mientras su mente se volvía loca. Tenía más de cinco minutos en el baño, y en cuanto tomó un toallin para secarse, uno de los hombres, sin importar, entró al lugar para buscarla porque ya sospechaba de ella. —Señorita Sibel… ha tardado demasiado… —Sibel tomó el aire y asintió. —Ya estoy lista… —salió mientras él la siguió. Ella caminó mecánicamente con el corazón en la garganta, sin sentido en su andar, y luego escuchó. —Señorita Sibel… ¿Exactamente a donde nos dirigimos…? —ella parpadeó varias veces, y negó. La pequeña y apresurada charla con Alexey, la había metido en un plan de último momento, y debía seguir sus indicaciones para dejar a estos hombres. —Por favor… solo colaboren… —el hombre frunció el ceño ante su mención. —¿Qué? —Vamos a irnos ahora… —Pero… si acabamos de llegar… Sibel subió los hombros dirigiéndose nuevamente al auto que los trajo y el hombre dio la orden de retirarse a sus demás hombres de manera inmediata. —Entonces,
Iván estaba sentado tomando su whiskey preferido, rodeado de los Sokolov, la familia de Mila, mientras sus pensamientos estaban en la noche anterior. Su abuela había decidió ocupar la misma mesa con una de sus amigas ricas, mientras en el ambiente hablaban sobre las megas empresas que Sokolov había levantado con su ayuda. —Estás tenso… —Iván pasó la mirada a la mano de Mila, que tocó su muslo, y luego miró su boca, pintada en apenas por solo un brillo. Había conocido a Mila cuando celebraba sus 30 años, aproximadamente unos tres años y medio atrás. Literalmente la había conocido por una amiga de Alexey que había arrastrado a Mila hasta el lugar. Su abuela había flechado con ella en primera instancia, incluso él llegó cuando los Sokolov estaban financieramente inestables, y él había sido clave para el resurgimiento de sus empresas. Mila no tenía que ver en sus negocios, los entendía sin discusión, y sabía perfectamente lo que hacía. No la amaba, pero tenía cierta conexión con ella,
Sibel creía que podía haberse vuelto loca. La adrenalina que se le disparó por este suceso, era demasiado para ella, y el que ahora caminara con Iván tomándola de la mano, había encendido un fuego en sus entrañas que incluso le formaron una curvatura en su boca. No podía asimilarlo. No podía con esta sensación dentro de su pecho, porque ella había venido aquí a joderse en él, a verlo irse con su prometida, mientras la observaba desde lejos lanzándole advertencias por estar con Alexey y retarlo. Pero literalmente, Iván había mandado a la m****A todo. Estaba agitada hasta la médula, y su cuerpo vibraba de la pura satisfacción, aunque sonara cruel, y fuera de contexto. Y cuando no había nadie a la vista, y los hombres de Iván estaban a fuera con sus autos, él la haló pegándola a uno de ellos, mientras se dirigió a los hombres. —Busquen a Sora… necesito explicaciones, porque si no todos van a morir… A Sibel le tembló la mandíbula. No podía permitir que por su acto alguien más pagara