Este capítulo es dedicado a Devora Muñoz, vuélvete loca en 3, 2, 1.... ajhahahahah muchas gracias por tus increíbles comentarios.
Sibel creía que podía haberse vuelto loca. La adrenalina que se le disparó por este suceso, era demasiado para ella, y el que ahora caminara con Iván tomándola de la mano, había encendido un fuego en sus entrañas que incluso le formaron una curvatura en su boca. No podía asimilarlo. No podía con esta sensación dentro de su pecho, porque ella había venido aquí a joderse en él, a verlo irse con su prometida, mientras la observaba desde lejos lanzándole advertencias por estar con Alexey y retarlo. Pero literalmente, Iván había mandado a la m****A todo. Estaba agitada hasta la médula, y su cuerpo vibraba de la pura satisfacción, aunque sonara cruel, y fuera de contexto. Y cuando no había nadie a la vista, y los hombres de Iván estaban a fuera con sus autos, él la haló pegándola a uno de ellos, mientras se dirigió a los hombres. —Busquen a Sora… necesito explicaciones, porque si no todos van a morir… A Sibel le tembló la mandíbula. No podía permitir que por su acto alguien más pagara
Sibel apretó los puños de sus manos cuando esa descarga mortal vino a invadir su cuerpo, ante las palabras de Iván. ¿Estaba obsesionado con ella? Su piel se contrajo de la pura anticipación, porque si no era verdad lo que decía, sus actos demostraban que estaba en lo cierto. Iván apretó aún más sus piernas. Él tenía razón, si dejaba toda la fuerza de cuerpo guindando por las cuerdas en sus muñecas, iba a lastimarse mucho. Pero lo contrario sería ceder a su torso, y literalmente complacerlo. Iván metió la mano entre sus piernas, y ella se estremeció cerrando los ojos. Él apretó sus glúteos y luego comenzó a rastrillar sus dedos en todo el cuerpo de Sibel, haciendo que ella cada vez se contrajera más a su anatomía que quería estallar, como si con eso la estuviera castigando. Apretó sus pechos, su vientre, le mordió la piel muchas veces, haciendo que Sibel gimiera ante el desespero, y luego la puso en su anatomía y entró en ella de golpe. Con su mano retenía su cuello, y luego sus
—¿Ella está aquí? —Mila estaba agitada hasta el cansancio, incluso apenas había podido dormir ante la angustia, la humillación, y sus sentimientos aplastados en su pecho. Ágata alzó la palma y la invitó a sentarse en el sofá, en medio de un salón privado en la mansión. —Tranquilízate… —Mila limpió sus lágrimas—. Mírate… estás horrible… ¿Cómo quieres tener a Iván en tu palma? Y Mila se exasperó. —¡Nunca lo he tenido en mi palma! No importa lo que haga, como me vista o lo que haga… él nunca está en mi palma ni siquiera en la tuya… —Mila… —Ágata advirtió, mientras las lágrimas de Mila bajaron incesantemente. —¿Él vino aquí esta mañana con ella? ¡Dime! Ágata asintió. —Los vi entrar… pero Iván se fue rápidamente… parece que tenía asuntos. —Alguien llamó a mis padres de su parte, dijo que tendría una conversación con ellos, y estoy aterrada. —No pasa nada… —Ágata habló con tranquilidad, pero Mila estaba al borde del desespero. —¿Has visto las imágenes? ¡Por Dios! —Su mandíbula tem
—Vasíliev… —Alexey se levantó con un traje puesto, mientras vio la quijada de Iván apretada—. Tu regalo… no me gustó tanto… se le veía mejor a Sibel… —¿Es en serio esto? —Iván casi llegó a su nariz y ambos se miraron de frente. Pero luego Alexey negó y sonrió tomando su rostro y palmeándolo. —¿Crees que puedo ir detrás de una mujer que mira a otro? Mírame… ¿Crees? —¿Por qué put@s la ayudaste? —Alexey se despegó de Iván y luego le ofreció un puro, que eran de sus favoritos—. No me apetece ahora… —Relájate… ella estaba al borde de la locura… pudo hacer algo peor. ¿Qué hiciste para tenerla así? —Alexey sonrió, pero Iván restregó su rostro. —Bien.… no te importa ella… ¿Entonces cuál es tu propósito entonces? —Alexey alzó los hombros. —Eres mi hermano… literalmente has puesto tu carne al frente por mí, puedo hacer cualquier cosa por ti también… nunca olvido. Iván relajó sus hombros y luego recibió el puro, para sentarse en el sillón. —¿Por qué no me dices de qué se trata? ¿Y dónde
—¿Qué ha pasado? —Sora miró a Sibel que tenía lágrimas en los ojos, cuando Iván llegó a la camioneta y la abrió con urgencia. Él tocó su mejilla rasguñada y su ceño se frunció. —Sibel… —ella parpadeó tratando de contener sus emociones, y negó. Se sentía una imbécil por parecer que estaba así por la pelea, le importaba una mierd@ los golpes de hace una hora, porque lo que le había dicho Sora, la había dejado completamente fría. —Habla maldit@ sea… ¿Qué ocurrió? ¿Mila te atacó sin más? Sibel asintió y luego miró a Sora. Se secó las lágrimas de inmediato e intentó decir algo. —Creo que… creo… —¿Qué te ocurre? —Iván tomó su rostro y luego miró a Sora—. ¿Qué le pasa? Sora negó totalmente, serió y Sibel tomó las manos de Iván con urgencia. —Yo… lo siento Iván… —Sora apretó su mandíbula mientras los labios de Sibel temblaron. —¿De qué estás hablando? —Iván se quedó quieto, un poco impactado por su conducta sumisa. En la vida, Sibel le había pedido una disculpa. —Es por tu camiset
—Nos vamos esta misma noche a Estado Unidos… Sibel asintió sin más, y luego vio cómo Iván se sentó en la mesa de vidrio, que estaba delante de ella. —¿Qué te dijo Mila? Habla ahora… Ella negó. —Solo estaba furiosa… —Sibel tenía la mirada hacia abajo—. Yo estaba saliendo al césped y ellas tenían una conversación. Creo que actuó desde su rabia… la dejaste sola en medio de toda esa gente… y se supone que yo soy una empleada tuya… debe estar muy confundida… —Claro… y tú, estás de lado de ella de un momento a otro y loca que está dentro de ti, ha desaparecido por arte de magia… Sibel alzó la mirada, y se perdió en esos ojos negros. —¿Iván? —él apretó la mandíbula y asintió como si preparara para recibir sus palabras—. Estoy un poco cansada de este juego… pero quiero saber una cosa… Iván se levantó un poco fastidiado. —¿Qué ocurre contigo? —Querías que estuviera a tu disposición… que fuera sumisa a tus órdenes… —NO… —él la levantó de donde estaba y restregó su palma por su cara—.
Al siguiente día por la mañana, cuando Sibel salió a trotar dentro de la casa, Sora se puso en medio, y ella se detuvo con agitación. —Me han pedido que la lleve a un lugar… —Sibel tomó de su botella de agua y luego asintió. —¿Iván? —Su abuelo está en la UCI, tuvo un infarto… Los ojos de Sibel se abrieron, y todo su cuerpo se estremeció. —¿Cuándo? —Ayer por la noche… Ella literalmente se fue corriendo a la habitación a ducharse muy rápido, y se vistió con lo primero que encontró. Tenía una situación en la boca del estómago, y cuando llegó a aquella clínica a donde Sora la acompañó, juntos a varios hombres, se enfrentó a una realidad, que ella no había previsto. En la sala de urgencias estaba Clara, la mujer que siempre pensó era su madre, y su hermana Keira. Ella disminuyó los pasos, y pasó un trago cuando Clara levantó la mirada para verla. Allí no estaba esa sensación en sus ojos de querer verla como en el pasado, y su hermana primero miró a su mamá, antes de mirarla de alg
23 años atrás… —¿Estás bien? —Ana se limpió una lágrima y negó. —No… no lo estoy… —¿Por qué no vuelves a bailar…? En el club te esperarían con los brazos abiertos. Ana miró a su vieja amiga Tania, y pasó un trago grueso. —Después de Vladímir, supe que jamás volvería a mi vieja vida… —Ana… Vladímir está postrado en una cama, y crías un hijo que no es tuyo… sé que… Ana puso la mano sobre Tania y negó. —No Tania… Amo a Iván como si fuera mío… yo lo tuve en mis brazos desde que era solo un bebé… Y él me ama como su madre. Y te juro que no me pesaría la enfermedad de Vladímir, sino fuera por su madre encima de mí todo el tiempo. —Es una mierd@ de mujer, no sé cómo la aguantas… Ana negó con las manos temblorosas. —Vlad ha hecho mucho por mí, y no puedo dejar a Iván solo. Aún recuerdo cuando Vladímir Vasíliev llegó al bar por primera vez… él me trató… me trató como la mejor mujer del mundo. —Lo recuerdo… recuerdo cuando llegó con todos sus hombres… como todo un hombre de la mafia…