—Señor… su abuela quiere hablar con usted… —Sibel se sentó un poco después de estar acostada en el pecho de Iván, y lo miró esperando su respuesta.Mientras tanto, él apretó la mandíbula, y le pidió a Sora el teléfono inalámbrico. Sibel estaba por retirarse cuando Iván tomó su cintura, y la hizo sentar encima de él, mientras colocaba el auricular en su oreja.—Ágata… —él acarició la boca de Sibel mirándola todo el tiempo.—Iván… ¿Qué es todo esto?—¿Puedes ser más precisa?—Acabas de hacer público un escándalo. ¿Cómo rompes un compromiso tan serio, y además, lo haces así?—Hablé con Mila antes… y no debo darte una explicación.—¿Hablaste con Mila? ¡La humillaste…! —Iván apretó la mandíbula y se detuvo en la caricia, pero Sibel fue más astuta viendo su furia, y comenzó a bajar para besar su estómago.Iván trató de quitarla, pero ella le manoteó la mano y le envió una mirada fría.—Ella lo merece… —él siguió—. Y no tengo nada más que decir… recuerda Ágata, un paso en falso, y lo poco qu
Sibel recibió su título mientras un montón de aplausos invadieron sus sentidos.Ella no encontró una familia a quién mirar, pero sabía que, en medio de toda esa multitud, estaban las gafas oscuras de Iván, detallando cada paso que daba.Y con eso le bastaba.Los gorros fueron lanzados, y todos corrieron a dar abrazos, ella estaba por dar un paso en su dirección contraria, cuando unos brazos la rodearon completamente.—¿Te das cuenta de este absurdo? Una abogada y un corrupto ante la ley… juntos… —Sibel rodeó a Iván con sus brazos, pasándolos por el cuello, mientras él estrechó aún más su cuerpo—. Una abominación…Ella sonrió mientras él inhaló el aire en su cuello.—Esto somos… una cosa corrompida.—Lo bueno es que te gusta lo malo… porque yo nunca seré bueno.Sibel se separó y lo miró detenidamente.—Has sido bueno conmigo…—No… no es así… tú tienes la cabeza enferma… y te enamoraste de lo retorcido…—No digas cosas…—Hay una sorpresa para ti… —él la cortó mirando a los lados y Sibel
—No sé cuál es más hermosa… —ella dijo cuando vio las fotos en internet, al saber que Iván ya había comprado una casa nueva en Rusia para ellos.—Esta… —Iván se acercó a ella, mirándola y luego le alzó en mentón, entonces, Sibel sonrió negando.—Entonces… ¿Tienes todo preparado para cuando nos vayamos por un tiempo a Rusia? —Iván alzó los hombros.—Tú no tienes por qué saber nada… así que… olvídalo.Ella sonrió, habían hablado de la boda, por supuesto ella no esperaba una pedida de mano romántica, de hecho, ni siquiera esperaba que se lo pidiera, porque ya estaban en el tema de una boda pequeña, aunque Iván quería involucrar a todos los medios de Rusia, más que todo por Ágata.Ella pasó las páginas cuando vio que Iván se salía del despacho a hacer unas llamadas, y se quedó mirando la habitación principal a través de la pantalla.Ella se mordió la boca. La habitación era tétrica. Con sábanas negras, detalles dorados, y unas persianas que no dejaban entrar la luz. En la página, había un
Ágata estaba sentada en su restaurante favorito, cuando el anuncio salió en los periódicos más importantes de toda Rusia.“Iván Vasíliev, el empresario”, así lo disfrazaba la prensa, “Le pidió matrimonio, a la hija de su rival, Sibel MacMillan”Los titulares estaban llenos de las noticias, y Ágata solo pudo ver una foto, de ellos llegando a Rusia.Su nieto estaba en un aeropuerto privado para altos mandos de gobierno, y gente de elite, pudo notar sus manos juntas, y como Iván tomaba el rostro de Sibel, y la besaba frente al mundo, hizo que incluso le faltara el aire.Ella supo que algunas de sus amigas le dijeron algo en ese momento del desayuno, había esperado meses para entablar una conversación con Iván, y quizás negociar como solo ellos lo hacían, pero sus sentidos se aturdieron tanto, que incluso le costó respirar en el momento.Un fuerte dolor se agrupó en su pecho, y después de eso, no hubo visión para ella.Fue después de unas horas que Sibel estaba observando su casa de Rusia
Los Ángeles-California, un viernes por la noche... —Mira Sibel… mira esta sincronía tan perfecta… —Aston señaló una ronda de estrellas, mientras Sibel amplió su sonrisa y siguió su dedo dibujando el cielo negro.—Es… maravilloso… —Aston se giró hacia ella y asintió, embelesado por su belleza.Ambos estaban sobre una manta en medio de la nada, escapados de alguna forma, porque era la única manera en que podían encontrarse. Entonces, él acarició su mejilla y susurró:—¿Sibel? —ella se giró encontrando sus ojos grises, mientras algunos mechones de su cabello enmarañado, caían en la frente de Aston, dándole un aspecto juvenil, a pesar de que ya tenía 28.—Dime…—Por favor, no olvides que movería el cielo y la tierra por ti… —Sibel amplió más su sonrisa y luego le dio un beso en la nariz.—Nunca lo olvido… pero, creo que es hora de irme… —Aston frunció el ceño, y ella pudo notar como el aspecto de su rostro cambió significativamente—. No te enfurruñes… ya sabes cómo es…Aston asintió y lu
Iván bajó la mirada de forma lenta y detalló los pies de Sibel en sus sandalias bajas, como cualquier colegiala, junto con un jean desgastado que arropaba sus piernas. Apenas tenía una blusa holgada, y se veía delgaducha con su vestimenta suelta.Sin embargo, él sabía perfectamente sobre su contextura perfecta. Cuanto había en sus pechos, la delgadez de su cintura, y el tamaño de sus glúteos tonificados.Se sabía de memoria sus tiempos y rutinas, los horarios de clase y cuál era su puesto preferido en el aula de la universidad, y como le costaba levantarse temprano todos los días para cumplir sus obligaciones.Habían pasado años desde que había estudiado a esta chica de cerca, desde que su padre la presentó en la sociedad millonaria cuando apenas tenía quince años, y cuando, junto a su abuela, habían dado inicio a su venganza.Sus ojos se detuvieron en los labios entre abiertos, y notó como su cuello palpitaba rápido. Podía oler su miedo desde su distancia, y él conocía perfectamente
La pupila de los ojos de Sibel se ensanchó considerablemente y ella sintió cómo sus mismos huesos se estremecieron.¿Esclava? ¿Sirvienta? ¿Quién era este hombre para pretender semejante cosa?Sin decir una palabra, Sibel solo miró por el rabillo de los ojos, como la gente a su alrededor se movía, mientras ella no podía quitar sus ojos de aquel hombre. Él seguía de pie diciéndole con la mirada que ella sería polvo en sus manos, y sintió una necesidad grande del saber por qué.En algún momento, una mujer se detuvo delante de él y le entregó una especie de vestimenta doblada, pero él no la tomó, sino que la detalló con recelo para decir.—Toma la ropa… ve con ella a donde dormirás… y cámbiate por la mañana.Ella pasó sus ojos al montículo de las manos de la mujer, y notó que era una especie de uniforme.—Yo… no estoy entendiendo.—¿Qué no has entendido? Se supone que eres la más inteligente de tu familia… una que firma un papel solo porque un maldit* se estaba ahogando… era mejor que lo
Sibel estaba estresada, cansada y con una irritación en su cuerpo, como para soportar este tipo de humillaciones, tenía miedo sí, pero este hombre ni siquiera estaba cerca de conocerla tampoco. Ella no sabía en qué punto el peligro podría estar rondándola, pero si él hubiese querido matarla desde un principio, ya estaría muerta. Alzando su barbilla, le dio una mirada retadora, y luego tomó un sartén que encontró al azar. Sin quitarle la mirada partió unos huevos directos en la cazuela, y con un tenedor, rastrilló batiendo de mala gana. Incluso no dejó que se cocieran bien cuando los sirvió medio crudos en un plato, y luego lo puso en la encimera cruzándose de brazos. —Desayuno listo… Señor… que tenga buen provecho —Iván bajó la mirada a la comida con muy mal aspecto, y luego sonrió. —Perfecto… ahora cómelo. Sibel amplió su sonrisa cerrada, asintiendo sin dejarse amedrentar, luego tomó el tenedor, y se metió los huevos medio crudos en la boca sin apartar la mirada de él. —Exquisi