Sibel estaba estresada, cansada y con una irritación en su cuerpo, como para soportar este tipo de humillaciones, tenía miedo sí, pero este hombre ni siquiera estaba cerca de conocerla tampoco.
Ella no sabía en qué punto el peligro podría estar rondándola, pero si él hubiese querido matarla desde un principio, ya estaría muerta.Alzando su barbilla, le dio una mirada retadora, y luego tomó un sartén que encontró al azar. Sin quitarle la mirada partió unos huevos directos en la cazuela, y con un tenedor, rastrilló batiendo de mala gana.Incluso no dejó que se cocieran bien cuando los sirvió medio crudos en un plato, y luego lo puso en la encimera cruzándose de brazos.—Desayuno listo… Señor… que tenga buen provecho —Iván bajó la mirada a la comida con muy mal aspecto, y luego sonrió.—Perfecto… ahora cómelo.Sibel amplió su sonrisa cerrada, asintiendo sin dejarse amedrentar, luego tomó el tenedor, y se metió los huevos medio crudos en la boca sin apartar la mirada de él.—Exquisito…Iván dejó su mirada en ella por un tiempo, queriendo ahorcarla, pero prontamente recibió una llamada que no pudo rechazar.—Hola… —Sibel tomó el aliento cuando él pronunció sin irse de su presencia y pasó un trago.La comida no sabía mal, pero ella sentía la sangre hervir.Podía recordar este trato que firmó con su mismo pulso, pero ni loca estaría aquí un año con un demente.—Claro… incluso te va a encantar… —Iván cortó la llamada, y luego apuntó a Sibel—. Sígueme…Ella caminó en sus espaldas, y prontamente llegaron a una habitación demasiado grande para su gusto. Habían tenido que subir unos pisos cortos, pero ella se perturbó cuando Iván comenzó a desvestirse delante de ella.Su figura bronceada y muy tonificada hizo que sus ojos se quedaran pegados a su cuerpo, y detallara a la vez los tatuajes en su espalda, brazos y espalda.—Búscame una camisa nueva… y una corbata que combine…Sibel parpadeó y sin decir una sola palabra, buscó el armario que ya era una habitación aparte. No pudo evitar sonreír cuando escogió una camisa azul y una corbata roja.Ella no iba a dejar que la pisoteara, incluso cuando tuviera un arma en su sien.Se apresuró a ir hasta el lugar donde el hombre estaba de pie, pero Iván no se giró, sino que abrió los brazos. —¿No lo enseñaron a vestirse alguna vez? Yo aprendí a los cuatro años…—Tu boca grande va a generarte muchos problemas… como torturar a tu padre hasta la asfixia… ¿Lo quieres?Ella apretó su boca, y luego comenzó a colocarle la camisa. Trataba de no tocarlo mucho, pero notó que cuando sus dedos rozaron su estómago, algo no estuvo bien dentro de su sistema.Sin poder evitarlo, alzó el rostro para ver unos ojos, que antes había visto negros, pero que en esencia no lo eran. Sus ojos eran un ámbar con rayas, que incluso le causó escalofrío.—¿Por qué eres tan lenta? —con sus dedos torpes comenzó a abotonar rápido hasta que llegó a su cuello, pero le fue difícil completar la tarea sin tocar su garganta.Iván la miró lentamente y se acercó a ella hasta oler su aroma. Ella no parecía asustada, sino fastidiada. Pero cuando tocó su garganta con los dedos fríos, se retiró de inmediato y la alejó.Sibel tomó la corbata y él notó como comprimió sus labios como si se burlara, y cuando se dio cuenta, fue evidente que nada combinaba en su elección. Tomándola de los hombros la sentó en la cama, y se quitó la corbata desapareciendo en el closet. —Toma.—¿Qué es esto…? —Sibel vio un estuche pequeño, pero no le dio tiempo cuando Iván la sacudió de la cama, y apretó rudamente su hombro para que se sentara en la alfombra.—Ábrelo… —Ella se apresuró encontrando utensilios para las uñas, entonces abrió los ojos para mirarlo—. No corto mis uñas, y tú tendrás que limarlas todos los días, hasta el largo correcto.—Usted… —Ella apretó.—Ni una palabra… se me hace tarde… y te digo, Sibel… cada vez que hagas algo más, tu humillación se multiplicará… ¡Comienza!El grito hizo que ella saltara, y tomando rápido la lima de acero, miró su mano grande.Con cuidado tomó su mano y tuvo que reprimir sus ojos cuando una oleada burda, la recorrió entera.Abrió su boca para soltar el aliento y tomó su primer dedo con temblor.Iván guardó silencio por todo el momento, detestaba su tranquilidad y su rebeldía a la vez, parecía que la humillación no era suficiente en ella, pero estaba tranquilo sabiendo que las cámaras en su mansión, solo mostraban imágenes.Eso era suficiente para carcomer los días de Armand, viendo lo miserable que estaba siendo su hija, pisoteada por su peor enemigo. —¿Puedo preguntar?Iván parpadeó llevando la mirada a sus ojos, cuando ella interrumpió su momento más sagrado.Sus pensamientos.—No… no puedes…—De igual forma, lo haré… —Sibel estaba refutando cuando un hombre tocó la puerta y entró.—Señor… la señora Vasíliev está aquí…Sibel se estremeció un poco.¿Este hombre era casado?Ella se puso de pie enseguida y ni siquiera guardó las cosas cuando le siguió el paso.—¿Es casado? —sin embargo, la mano de Iván la estrelló un poco contra la pared y apretó su cuello.—Estás acabando con mi paciencia… ¿Qué te hace pensar que puedes preguntarme alguna cosa? No te refieras a mí como igual… ¡Tú eres mi maldit@ sirvienta! Que no se te olvide tu lugar… ahora, desaparece de mi vista, al menos que yo te llame…La echó hacia un lado, mientras Sibel tocó su cuello.Cerrando los ojos, esperó unos segundos, y cuando su garganta apretada ante las ganas de llorar menguó, ella caminó hacia la salida como si estuviera de puntillas cuando escuchó:—Cariño… ¡Pero qué guapo te ves…! —Sibel se escurrió por las escaleras, y se escondió para mirar por la sala.Una mujer mayor, incluso con canas plateadas y muy bien cuidadas, abrazó a Iván y le dio varios besos en las mejillas. Y el modo en que él la saludó, demostró un gran respeto.—La mujer de mi vida… ¿Cómo estás, abuela? —Ansiosa… ¿Dónde está ella? —los latidos de Sibel aumentaron.—No es el momento…—¿Cómo no, Iván…? Necesito ver a esa mugrienta en el suelo, debajo de mis pies… quiero que recoja las cosas para mí… quiero…—Calma… ella aún piensa que esto es un juego estúpido. Incluso es retadora.Los ojos de la mujer mayor se abrieron como si estuviera indignada.—¿La has castigado? Guarda la evidencia… necesitamos videos diarios, porque la vida de Armand MacMillan solo será una desidia.Sibel pudo ver la sonrisa de Iván ampliarse, y con un asentimiento, culminó.—Los castigos vendrán… y por supuesto que los verás en primera fila.Esta vez la piel de Sibel se encogió, y solo sintió un fuerte deseo de correr.Necesitaba hacerlo, y debía hacerlo ahora…Había pasado al menos media hora cuando Iván pasó a su despacho con abuela, Ágata.—Quiero que me cuentes todo, además, recuerda que la carga está próxima en llegar.Iván iba a interrumpirla para informarle, cuando uno de sus hombres, entró agitado.—¡Señor…! Lo siento… pero la señorita MacMillan ha escapado…Sibel estaba a punto de saltar de un muro, que ahora estaba notando demasiado alto. Sus piernas temblaron con anticipación y ella pensó que podría romperse las piernas con este salto, pero estaba segura de que podía irle peor si se quedaba. Tomando una aspiración fuerte, se limpió una lágrima, pero el grito a continuación, hizo que detuviera su pie. —¡Sibel MacMillan…! —ella se giró un poco y notó a Iván caminando de forma lenta hacia ella como si tuviera el control absoluto, sacando su teléfono celular y mostrándolo—. Una bala... una directa al cráneo de tu padre ahora mismo con mi orden... Sibel apretó la boca estremeciendo su cuerpo, para negar. —Uno... —Iván comenzó a contar—. Dos... Sibel miró hacia adelante notando como esa mujer mayor, que se veía bastante conservada, se detenía a mirar la escena. Se cruzó de brazos y achicó los ojos como si esperara su acción. —Tres…—¡Bajaré…! —se apresuró a decir, mientras Iván asintió con una mirada asesina.Él ordenó abrir los p
Había pasado horas desde que la señora de servicio cerró la llave de agua. Sibel estaba sentada con las manos atadas, colgando aún en la pared, mientras su cuerpo, frío y tembloroso, se adaptaba a la situación. Este castigo no la doblegaba nada, ahora solo tenía ganas de ser más fuerte, incluso solo esperaba a ese hombre para mirarlo. Necesitaba hacerlo para que se diera cuenta de que con ella nunca iba a poder, y que de seguro debería pensar en matarla antes, en convertirla en nada en sus manos. Sibel se preguntó cómo estaría su familia, si estaban buscándola como unos desesperados, así como ella sufría por ellos. Pensó en su padre, y tomó el aliento. ¿Qué podía deberle? ¿En qué lío oscuro estaba metida su familia para que una persona, como la abuela de Iván, los odiara tanto? Ella intentó acomodarse al otro lado. Sus muñecas estaban dormidas, todo su cuerpo estaba adolorido, cuando escuchó la puerta, y se puso alerta. Se levantó con dificultad, y con las mismas muñecas amarradas
“Ha pasado algo grave… mi familia está problemas, yo…” Sibel se frenó.¿Cómo le explicaría tal cosa?“No estoy con mi familia, alguien nos quiere hacer mucho daño, mañana saldré a algún lugar, tal vez pueda hablar contigo en algún momento, te enviaré la ubicación”Sibel envió el mensaje, pesé a que podía ser muy peligroso para Aston, sin embargo, necesitaba decirle el motivo de su desaparición. Ella vio que llegaron algunos mensajes, pero apagó el móvil sabiendo que debía aprovechar su carga.A la mañana siguiente, cuando abrió los ojos, una mujer estaba entrando a su habitación, colocando algunas prendas encima de una mesa.—Buenos días, señorita… el señor la espera en media hora en el comedor principal…Sibel se levantó rápido, y tomó la ropa para irse al baño fuera de la habitación.La indumentaria solo eran unos pantalones holgados, unos tenis y otra camiseta. Tal vez Iván quería pasarla desapercibida. Y aprovechó en guardar su teléfono en la ingle para enfrentar el nuevo día.—Ll
Exactamente, cuando Armand iba a contestarle al abuelo, la pantalla se apagó y Sibel puso las manos en la mesa ante la ansiedad. —No… —ella se giró hacia Iván que la miraba detenidamente. Estaba examinando su reacción ante esa información, incluso él nunca miró a la pantalla. Algo estaba haciendo Sibel en ese baño, y lo único que pudo pensar, es que él mismo había olvidado un detalle. Su novio… —Debe haber un error… mi abuelo es… Iván le mostró la palma con un poco de fastidio. Cuando él maquinaba en su cabeza, detestaba cortar. —No vine aquí a entablar una conversación contigo, ni a prestarte mi hombro para que llores tus desgracias de tu maldit@ familia. La situación es como es… Armand, tu adorado padre, te ha mentido todo este tiempo. Sibel se levantó: —Él es mi padre… tenemos el mismo tipo de sangre… tú no… no vas a engañarme… Iván sonrió moviendo la silla de lado, y luego se levantó arrinconándola contra la mesa larga. —¿Y quién dijo que tu abuelo habla sobre la paternid
«Será por poco tiempo, cariño… por favor resiste…»Sibel escuchó la última frase de su padre en su mente, mientras unas lágrimas cayeron en sus mejillas. Iba en una camioneta, junto con guardias a su lado, y ella no pudo hacer, sino pegarse a la ventanilla, y abrazar su cuerpo.Ella sabía que él no podía enfrentarse a este hombre, no cuando era un mafioso, e incluso estaba rodeado de todo ese poder. Su padre nunca podría rescatarla, así que tendría que salir de esto por sus propios medios.Se bajó de la camioneta y caminó por la mansión. Se detuvo mirando a su alrededor, pero no vio a Iván por ninguna parte.Entró al baño con urgencia y lo primero que hizo fue revisar el teléfono que Aston le dio.“Dame un nombre, dime el nombre de la persona que te tiene en esto”Sibel tecleó rápido.“Iván Vasíliev”Los golpes en la puerta alertaron su atención, y en vez de guardar su móvil en su cuerpo, ella prefirió buscar un lugar, dejándolo en silencio. Y la ventanilla, fue su mejor opción.Se la
Su juego había comenzado. Sibel no contaba los días, pero habían pasado semanas, cabizbaja, obediente, y silente hacia todo lo que Iván le ordenara. Las humillaciones primero eran privadas, pero en vista de que ella no demostraba siquiera un atisbo de emoción por nada en lo absoluto, Iván comenzó a sacarla, y a mostrarle al mundo, que Sibel MacMillan, era literalmente su sirvienta. Eran las ocho de la mañana cuando se bajó a colocar las medias y los zapatos de Iván como rutina, se levantó a ajustar su corbata mientras sentía el aliento caliente de su respiración encima de ella, y esa mirada que ni siquiera la dejaba dormir por las noches. Fue en busca de su chaqueta, y cuando se puso detrás de su espalda, escuchó: —Hoy iremos a un bar… te mostraré algo… —Sibel sintió la puntada en su estómago, y después de semanas de sumisión, esta era la oportunidad que estaba esperando. No pudo evitar sonreír. Incluso ni siquiera se dio cuenta de que Iván había girado hacia ella y estaba notand
Sibel abrió los ojos al ver el tipo de “bar” del que Iván le habló. Esta cosa delante de ella era un galpón gigante de lujo, con música alta, y con la cirugía plástica hecha persona a la vista. Parecía que en el lugar no había restricción de nada en lo absoluto, pero cuando Iván llegó con ella a su lado, todas y cada una de las cabezas, se giraron a él con respeto. —Jefe… su lugar está listo… —Iván asintió hacia uno de sus hombres, y luego se giró hacia ella. —¿Qué esperas? Sígueme… o… —amplió su sonrisa irónica y susurró cerca de su oído—. ¿Esperas que te lleve de la mano? Sibel torció los ojos y caminó a su lado, junto a un montón de hombres que siempre lo escoltaban armados. Fue evidente que la gente la miraba de forma curiosa, pero solo miró al frente hasta llegar a una gran mesa. —Estamos esperando aquí la indicación, señor… —Sibel miró al hombre que informó e Iván asintió. Los camareros trajeron todo tipo de cosas, botellas nuevas para que Iván probara en tragos, y una ca
—Aston… apúrate…Aston escaló entre sus amigos, y se agarró fuerte de la ventana para impulsarse. De forma sutil y silenciosa les asomó el dedo de “ok”, y luego corrió la ventana sin hacer ningún ruido.Pero nadie pudo prepararlo para lo que iba a ver.Había un hombre encima de Sibel. Literalmente restregando su cuerpo de forma sádica, mientras le comía la boca con furia. La imagen incluso era perturbadora para él, y en ese momento, se quedó sin aliento.Podía ver sus lenguas entremezcladas, y como de un momento a otro, el sonido de placer, salió de la boca de… su Sibel…Él tuvo que pasar el trago, y sin poder sostenerlo más en su garganta, gritó:—¡Sibel!Sibel se separó de golpe de la boca de Iván, y todos los sentidos volvieron a ella. Fue a esos ojos decepcionados y llenos de dolor de su novio, y negó rápidamente.—No… Aston, espera… —Aston desapareció de la ventanilla, y Sibel se frenó de golpe al ver la calma de Iván, que ahora la observaba con el ceño pronunciado—. ¿Tú lo sabías