Iván tomó el rostro de Sibel con fuerza para profundizar su beso, mientras su debilidad y un poco de dolor en su estómago disminuía.Él no supo la razón exacta del porqué todo su cuerpo tomó una energía increíble cuando sus lenguas se rozaron, pero fue como si todos los días anteriores, y casi un mes de zozobra, muerte lenta, y una mente confundida, se hubiese disipado.Como si nunca hubiese pasado por esta enfermedad, como si mágicamente un analgésico hubiese sido puesto en su cuerpo.Ella estuvo a punto de despegarse para saber cómo se encontraba, pero Iván la estrechó fuertemente contra su cuerpo, y le mordió la boca para que ella no dejara de besarlo.—¿No te das cuenta? —él dijo pegado a su boca—. Me muero sin ti… no puedes… no puedes irte…Sibel lo sintió temblar.—¿Iván? —Ella tomó su rostro—. Por favor… estás sudando mucho… ¡Sora!—Ya estamos casi llegando… —Sora respondió nervioso.—¿Dime…? —Iván tomó sus manos y las besó— ¿Has agonizado todo este tiempo? Responde que si… por
Pasaron tres días para que a Iván lo diesen de alta.Llegaron por la tarde a la mansión, y por supuesto Iván ya había planificado de ante mano que, si su abuela llegase a estar, debería ser sacada. Pero por supuesto, ella no estaba desde hace mucho.En silencio se fue a Rusia, o eso es lo que sus hombres le habían informado. Sin embargo, él sabía que debía tener mucho cuidado con sus pasos, porque Ágata le había demostrado a lo largo de los años, que era una persona totalmente traicionera.Él se sentó en el amplio Sofá y se dio cuenta de que habían tomado sus órdenes a la perfección, cuando quiso cambiar muchas cosas de la casa, y la iluminación era una de ellas.Notó como Sibel miró hacia todas partes extrañada y él solo se quedó pendiente de su reacción.—Esto está… diferente…—¿Te gusta? —Sibel alzó los hombros.—No lo sé… creo que está más iluminado… diferente a como cuando viví aquí.—Pero… ¿Te gusta? —Ella frunció el ceño, se sentó cerca y preguntó.—¿Te golpearon en la cabeza?
—Señor… su abuela quiere hablar con usted… —Sibel se sentó un poco después de estar acostada en el pecho de Iván, y lo miró esperando su respuesta.Mientras tanto, él apretó la mandíbula, y le pidió a Sora el teléfono inalámbrico. Sibel estaba por retirarse cuando Iván tomó su cintura, y la hizo sentar encima de él, mientras colocaba el auricular en su oreja.—Ágata… —él acarició la boca de Sibel mirándola todo el tiempo.—Iván… ¿Qué es todo esto?—¿Puedes ser más precisa?—Acabas de hacer público un escándalo. ¿Cómo rompes un compromiso tan serio, y además, lo haces así?—Hablé con Mila antes… y no debo darte una explicación.—¿Hablaste con Mila? ¡La humillaste…! —Iván apretó la mandíbula y se detuvo en la caricia, pero Sibel fue más astuta viendo su furia, y comenzó a bajar para besar su estómago.Iván trató de quitarla, pero ella le manoteó la mano y le envió una mirada fría.—Ella lo merece… —él siguió—. Y no tengo nada más que decir… recuerda Ágata, un paso en falso, y lo poco qu
Sibel recibió su título mientras un montón de aplausos invadieron sus sentidos.Ella no encontró una familia a quién mirar, pero sabía que, en medio de toda esa multitud, estaban las gafas oscuras de Iván, detallando cada paso que daba.Y con eso le bastaba.Los gorros fueron lanzados, y todos corrieron a dar abrazos, ella estaba por dar un paso en su dirección contraria, cuando unos brazos la rodearon completamente.—¿Te das cuenta de este absurdo? Una abogada y un corrupto ante la ley… juntos… —Sibel rodeó a Iván con sus brazos, pasándolos por el cuello, mientras él estrechó aún más su cuerpo—. Una abominación…Ella sonrió mientras él inhaló el aire en su cuello.—Esto somos… una cosa corrompida.—Lo bueno es que te gusta lo malo… porque yo nunca seré bueno.Sibel se separó y lo miró detenidamente.—Has sido bueno conmigo…—No… no es así… tú tienes la cabeza enferma… y te enamoraste de lo retorcido…—No digas cosas…—Hay una sorpresa para ti… —él la cortó mirando a los lados y Sibel
—No sé cuál es más hermosa… —ella dijo cuando vio las fotos en internet, al saber que Iván ya había comprado una casa nueva en Rusia para ellos.—Esta… —Iván se acercó a ella, mirándola y luego le alzó en mentón, entonces, Sibel sonrió negando.—Entonces… ¿Tienes todo preparado para cuando nos vayamos por un tiempo a Rusia? —Iván alzó los hombros.—Tú no tienes por qué saber nada… así que… olvídalo.Ella sonrió, habían hablado de la boda, por supuesto ella no esperaba una pedida de mano romántica, de hecho, ni siquiera esperaba que se lo pidiera, porque ya estaban en el tema de una boda pequeña, aunque Iván quería involucrar a todos los medios de Rusia, más que todo por Ágata.Ella pasó las páginas cuando vio que Iván se salía del despacho a hacer unas llamadas, y se quedó mirando la habitación principal a través de la pantalla.Ella se mordió la boca. La habitación era tétrica. Con sábanas negras, detalles dorados, y unas persianas que no dejaban entrar la luz. En la página, había un
Ágata estaba sentada en su restaurante favorito, cuando el anuncio salió en los periódicos más importantes de toda Rusia.“Iván Vasíliev, el empresario”, así lo disfrazaba la prensa, “Le pidió matrimonio, a la hija de su rival, Sibel MacMillan”Los titulares estaban llenos de las noticias, y Ágata solo pudo ver una foto, de ellos llegando a Rusia.Su nieto estaba en un aeropuerto privado para altos mandos de gobierno, y gente de elite, pudo notar sus manos juntas, y como Iván tomaba el rostro de Sibel, y la besaba frente al mundo, hizo que incluso le faltara el aire.Ella supo que algunas de sus amigas le dijeron algo en ese momento del desayuno, había esperado meses para entablar una conversación con Iván, y quizás negociar como solo ellos lo hacían, pero sus sentidos se aturdieron tanto, que incluso le costó respirar en el momento.Un fuerte dolor se agrupó en su pecho, y después de eso, no hubo visión para ella.Fue después de unas horas que Sibel estaba observando su casa de Rusia
Los Ángeles-California, un viernes por la noche... —Mira Sibel… mira esta sincronía tan perfecta… —Aston señaló una ronda de estrellas, mientras Sibel amplió su sonrisa y siguió su dedo dibujando el cielo negro.—Es… maravilloso… —Aston se giró hacia ella y asintió, embelesado por su belleza.Ambos estaban sobre una manta en medio de la nada, escapados de alguna forma, porque era la única manera en que podían encontrarse. Entonces, él acarició su mejilla y susurró:—¿Sibel? —ella se giró encontrando sus ojos grises, mientras algunos mechones de su cabello enmarañado, caían en la frente de Aston, dándole un aspecto juvenil, a pesar de que ya tenía 28.—Dime…—Por favor, no olvides que movería el cielo y la tierra por ti… —Sibel amplió más su sonrisa y luego le dio un beso en la nariz.—Nunca lo olvido… pero, creo que es hora de irme… —Aston frunció el ceño, y ella pudo notar como el aspecto de su rostro cambió significativamente—. No te enfurruñes… ya sabes cómo es…Aston asintió y lu
Iván bajó la mirada de forma lenta y detalló los pies de Sibel en sus sandalias bajas, como cualquier colegiala, junto con un jean desgastado que arropaba sus piernas. Apenas tenía una blusa holgada, y se veía delgaducha con su vestimenta suelta.Sin embargo, él sabía perfectamente sobre su contextura perfecta. Cuanto había en sus pechos, la delgadez de su cintura, y el tamaño de sus glúteos tonificados.Se sabía de memoria sus tiempos y rutinas, los horarios de clase y cuál era su puesto preferido en el aula de la universidad, y como le costaba levantarse temprano todos los días para cumplir sus obligaciones.Habían pasado años desde que había estudiado a esta chica de cerca, desde que su padre la presentó en la sociedad millonaria cuando apenas tenía quince años, y cuando, junto a su abuela, habían dado inicio a su venganza.Sus ojos se detuvieron en los labios entre abiertos, y notó como su cuello palpitaba rápido. Podía oler su miedo desde su distancia, y él conocía perfectamente