Su juego había comenzado. Sibel no contaba los días, pero habían pasado semanas, cabizbaja, obediente, y silente hacia todo lo que Iván le ordenara. Las humillaciones primero eran privadas, pero en vista de que ella no demostraba siquiera un atisbo de emoción por nada en lo absoluto, Iván comenzó a sacarla, y a mostrarle al mundo, que Sibel MacMillan, era literalmente su sirvienta. Eran las ocho de la mañana cuando se bajó a colocar las medias y los zapatos de Iván como rutina, se levantó a ajustar su corbata mientras sentía el aliento caliente de su respiración encima de ella, y esa mirada que ni siquiera la dejaba dormir por las noches. Fue en busca de su chaqueta, y cuando se puso detrás de su espalda, escuchó: —Hoy iremos a un bar… te mostraré algo… —Sibel sintió la puntada en su estómago, y después de semanas de sumisión, esta era la oportunidad que estaba esperando. No pudo evitar sonreír. Incluso ni siquiera se dio cuenta de que Iván había girado hacia ella y estaba notand
Sibel abrió los ojos al ver el tipo de “bar” del que Iván le habló. Esta cosa delante de ella era un galpón gigante de lujo, con música alta, y con la cirugía plástica hecha persona a la vista. Parecía que en el lugar no había restricción de nada en lo absoluto, pero cuando Iván llegó con ella a su lado, todas y cada una de las cabezas, se giraron a él con respeto. —Jefe… su lugar está listo… —Iván asintió hacia uno de sus hombres, y luego se giró hacia ella. —¿Qué esperas? Sígueme… o… —amplió su sonrisa irónica y susurró cerca de su oído—. ¿Esperas que te lleve de la mano? Sibel torció los ojos y caminó a su lado, junto a un montón de hombres que siempre lo escoltaban armados. Fue evidente que la gente la miraba de forma curiosa, pero solo miró al frente hasta llegar a una gran mesa. —Estamos esperando aquí la indicación, señor… —Sibel miró al hombre que informó e Iván asintió. Los camareros trajeron todo tipo de cosas, botellas nuevas para que Iván probara en tragos, y una ca
—Aston… apúrate…Aston escaló entre sus amigos, y se agarró fuerte de la ventana para impulsarse. De forma sutil y silenciosa les asomó el dedo de “ok”, y luego corrió la ventana sin hacer ningún ruido.Pero nadie pudo prepararlo para lo que iba a ver.Había un hombre encima de Sibel. Literalmente restregando su cuerpo de forma sádica, mientras le comía la boca con furia. La imagen incluso era perturbadora para él, y en ese momento, se quedó sin aliento.Podía ver sus lenguas entremezcladas, y como de un momento a otro, el sonido de placer, salió de la boca de… su Sibel…Él tuvo que pasar el trago, y sin poder sostenerlo más en su garganta, gritó:—¡Sibel!Sibel se separó de golpe de la boca de Iván, y todos los sentidos volvieron a ella. Fue a esos ojos decepcionados y llenos de dolor de su novio, y negó rápidamente.—No… Aston, espera… —Aston desapareció de la ventanilla, y Sibel se frenó de golpe al ver la calma de Iván, que ahora la observaba con el ceño pronunciado—. ¿Tú lo sabías
—Jefe… Es un desastre, los federales llegaron, y bueno…—Me entenderé con ellos… vete… —Iván tenía un cigarrillo en la mano, y aun encendido, lo apretó para despedazarlo con sus dedos.La mierd@ era de tamaño abismal. Una de sus propiedades, como ese bar, ahora estaba involucrada en esa explosión e incendio, y, además, con kilos y kilos de drog@ que habían estado destinadas para su propósito.Arruinar el apellido MacMillan.Algo que no podía dejar pasar, era que su círculo era demasiado perfecto, su organización no hacía las cosas de esta manera, y esta mancha era solo una jodida burla para él.No había mucho problema con los federales, su tema con ellos estaba resuelto, pero el que Sibel hubiese jodido todo su plan de involucrar a los MacMillan en este asunto, le tenía los nervios irritados.—Señor… Su abuela está aquí…Iván torció los ojos, y se bebió el líquido que quedaba en su vaso de un solo golpe.Lo que menos que quería hacer era hablar con su abuela.—No necesito ser anunciad
Sibel necesitaba odiar a este hombre, el temblor en sus labios cesó, y colocándose firme, se quitó la sábana y la dejó caer para quedar desnuda ante Iván.Levantó la barbilla, y lo dijo:—No podía esperar menos… adelante… Abusa de mí, porque no hay forma de que haga esto de forma espontánea…Fue inevitable para Iván no mirarla. Y aunque estaba ejerciendo todo su autocontrol, era un hombre. Una fuerte erección se apretó en su entre pierna mientras las corrientes nerviosas se avivaron.El cuerpo desnudo de Sibel fue toda una tentación, pero él era más que neuronas excitadas.Apretó una de las manos en su costado, y luego sonrió hacia Sibel. De hecho, soltó la risa de forma burlesca.—Necesitarás mucho de esto para que se me dé la gana de coger contigo… además… no es que me excite las violaciones… no es lo mío… —Dando un paso hacia ella, le empujó un poco el pecho y la hizo sentarse en la cama, se agachó un poco y se acercó a su rostro—. Ni siquiera te tengo que convencer… y lo haré en e
Sora intentó tomar a Sibel de los brazos, pero ella lo manoteó.—¡No me toques! —Iván masajeó su sien sin levantarse, y Sora se adelantó a decirle.—Jefe… recuerde que necesitamos a Sibel todavía… trate de tenerle un poco más de paciencia…—A veces quiero seguir el plan sin ella… lo juro… —se levantó de la silla, mientras Sibel trataba de sostener la respiración.Estaba vestida con el mismo pantalón rasgado de la primera vez, y aquella camiseta holgada, pero Iván podía ver su cuerpo desnudo en su mente.—Sibel…—¡No! ¡Mi padre está preso!—Pudo estarlo ayer… pero tú jodiste todo…Ella apretó la mandíbula indignada.—Nadie va a creerte… ¿Cómo puedes matar gente inocente para incriminar a alguien? Y esa droga… ¡Todo es tuyo! Ese hombre tenía una familia… Y tú lo asesinaste…A Iván se le agrió la boca ante el recuerdo, y Sora sostuvo la respiración.Él caminó dos pasos más llegando hacia Sibel, y esta vez no fue condescendiente con ella. Apretó su cuello duramente, y pegó su rostro como
—Que sean solo los vestidos… —Iván dijo cuando la vio salir, pero se sentó derecho cuando Sibel cerró el cierre pequeño con sus manos en la espalda baja del vestido.Su rostro se acostó hacia un lado, y ella caminó de forma seductora.—¿Cuántas vueltas se supone que debo dar? —Iván se giró hacia Sora, que ahora miraba a Sibel con aprensión.—Sal… espera afuera con los demás.—Sí, señor… —el hombre retiró parte de sus hombres hacia la puerta, y Sibel torció los ojos.—Ese es muy largo… —continuó Iván—. Mejor, desfila solo lo que llevarás hoy a la cárcel… —Sibel pudo ver su rodilla que se movía rápido.—¿Te has vuelto loco? ¡No voy a ponerme un vestido para ir a ver a mi papá!Iván sonrió.—¿Cuánto quieres apostar?Y el rostro de Sibel se puso serio y se quedó quieta.Iván se puso de pie en el siguiente segundo, y luego se dirigió a la vendedora.—Quiero algo corto… algo también que tenga escote… —la mujer pensó.—Creo que tengo algo… —Mientras Sibel detallaba los movimientos, pero cuan
Sibel miró a su padre con pánico.—Papá… ¿Qué? —pero Armand negó varias veces como si intentara decirle que no creyera. Iván caminó rápido para llegar a ellos, y sacudió a Sibel para tomarla del brazo.—Es hora de irnos…—No… Iván… te lo suplico… no… —Armand abrazó a Sibel por la cintura, y ella no pudo contener sus lágrimas.—¡Déjala! —Iván gritó, y luego sacó un arma que apuntó su cabeza.Pero, aun así, Armand se arrodilló abrazando a su hija.—Te lo ruego, no la lastimes, ella no tiene la culpa…Y todo se convirtió en un desastre cuando Iván disparó a su mano, y los gritos procedieron.Sora se interpuso en entre Ciro que vino a correr al ver a su hijo herido y Sibel que estaba perdiendo la cordura al ver la sangre de su padre, pero el mismo Iván sacudió al hombre, y ahora lo tenía colgado del cuello, como si se hubiese vuelto ciego de la ira.Sibel pudo notar como Iván masculló cosas en el oído de su padre, y se preparó para apuntarlo.—Vasíliev… —Ciro estaba rojo y a punto de ent