—Que sean solo los vestidos… —Iván dijo cuando la vio salir, pero se sentó derecho cuando Sibel cerró el cierre pequeño con sus manos en la espalda baja del vestido.Su rostro se acostó hacia un lado, y ella caminó de forma seductora.—¿Cuántas vueltas se supone que debo dar? —Iván se giró hacia Sora, que ahora miraba a Sibel con aprensión.—Sal… espera afuera con los demás.—Sí, señor… —el hombre retiró parte de sus hombres hacia la puerta, y Sibel torció los ojos.—Ese es muy largo… —continuó Iván—. Mejor, desfila solo lo que llevarás hoy a la cárcel… —Sibel pudo ver su rodilla que se movía rápido.—¿Te has vuelto loco? ¡No voy a ponerme un vestido para ir a ver a mi papá!Iván sonrió.—¿Cuánto quieres apostar?Y el rostro de Sibel se puso serio y se quedó quieta.Iván se puso de pie en el siguiente segundo, y luego se dirigió a la vendedora.—Quiero algo corto… algo también que tenga escote… —la mujer pensó.—Creo que tengo algo… —Mientras Sibel detallaba los movimientos, pero cuan
Sibel miró a su padre con pánico.—Papá… ¿Qué? —pero Armand negó varias veces como si intentara decirle que no creyera. Iván caminó rápido para llegar a ellos, y sacudió a Sibel para tomarla del brazo.—Es hora de irnos…—No… Iván… te lo suplico… no… —Armand abrazó a Sibel por la cintura, y ella no pudo contener sus lágrimas.—¡Déjala! —Iván gritó, y luego sacó un arma que apuntó su cabeza.Pero, aun así, Armand se arrodilló abrazando a su hija.—Te lo ruego, no la lastimes, ella no tiene la culpa…Y todo se convirtió en un desastre cuando Iván disparó a su mano, y los gritos procedieron.Sora se interpuso en entre Ciro que vino a correr al ver a su hijo herido y Sibel que estaba perdiendo la cordura al ver la sangre de su padre, pero el mismo Iván sacudió al hombre, y ahora lo tenía colgado del cuello, como si se hubiese vuelto ciego de la ira.Sibel pudo notar como Iván masculló cosas en el oído de su padre, y se preparó para apuntarlo.—Vasíliev… —Ciro estaba rojo y a punto de ent
Iván pasó un trago difícil, sus ojos se abrieron, y su aire salió como si estuviera en cámara lenta. Sibel temblaba en su frente y no movía sus palmas de ninguna forma, cosa que lo torturaba más. De hecho, ella cerró los ojos con fuerza, mientras vio sus labios abrirse. ¿Y cuál era la verdad aquí? Una muy evidente. Se había metido tanto en el papel… había tomado esta investigación tan personal, que él tenía grabado en su memoria el cuerpo de Sibel. Sus expresiones, sus movimientos, aquella sonrisa que había desaparecido una vez él entró a su vida. Podía recordar cuando incluso dormida la vigilaba, cuando sus labios eran succionados por su novio y ella se ruborizaba. Culpaba a todos estos cinco años en silencio detrás de ella, y podía resumir, que, de cierta forma, había creado un tipo de obsesión por esta mujer. Pero sabía perfectamente el porqué. El que Sibel MacMillan se había convertido en una obsesión, era muy sencillo de explicar. Ella era un gran NO para él en todos los
Al día siguiente, Sibel abrió los ojos lentamente para ver la cama del lado de Iván vacía. Trató de sentarse en el instante, y recordó la noche anterior ante su ardor.Dormir con este hombre era peor que andar en el día con él, porque parecía que su mente desquiciada olvidaba todo lo que le había hecho, y dormía plácidamente a su lado.No había olvidado que debía hacer todo para él, así que se puso de pie para ir a tomar un baño, esperando que él mismo no viniera a buscarla de nuevo.Sibel estaba acostumbrándose a la ropa nueva, cuando llegando a la cocina principal, escuchó las noticias del día, porque Mari tenía prendida la pantalla plana del lugar.“Ahora el empresario Armand MacMillan se encuentra fuera de peligro, en el hospital de reposo, guardado por la policía nacional”Sibel se acercó más mientras su corazón dio un vuelco.“Dicen que fue un atentado de las personas con las que trabaja el empresario, lo nuevo para nosotros, es saber que pertenece a un grupo de la mafia que tra
Sibel no tenía qué preguntar cómo su documentación ahora estaba en sus manos, incluso trajeron algunas maletas de sus cosas personales, y se alegró de ver algo de ropa conocida, con la que ella se sentía más cómoda.Al menos, aunque fueran cosas, la hacían sentir que no estaba olvidada en este mundo.No hubo un policía en la casa de Iván por el hombre que asesinó ayer por la mañana, y ella tampoco sabía en lo absoluto de su padre, o del resto de la familia.Su corazón seguía palpitando con fuerza de imaginar cuál era el límite de Iván, o cuál sería el punto para que él terminara con todo esto. Eso, sumando a que cada día que pasaba, se daba cuenta de que había estado viviendo una mentira.La familia que solía tener, no lo era a ciencia cierta.Durante los días siguientes hubo movimiento en la gran casa de Iván, cambiaron la alfombra donde se derramó la sangre de ese hombre, y sin poder negarlo, sus hombros estaban menos tensos, cuando Iván no fue al menos por tres días seguidos.Sibel
Moscú, 4:00 pm. Eran apenas las seis de la mañana en California, y la diferencia de hora en cuanto a Rusia, hacía sentir a Sibel extraña. Todo fue mecánico desde que se bajaron del avión, y el frío también era diferente. Los autos que buscaron a Iván se desplazaron rápidamente, mientras ella notaba las calle, y los colores del lugar. Había una mezcla de modernismo y estilo antiguo que cautivaba solo con la mirada. Nunca había venido aquí, y ahora iba con Sora, en un auto diferente al de Iván. Como siempre. En veinte minutos llegaron a una zona boscosa. Sibel incluso pudo ver otro lago dentro de la propiedad, con una gran zona verde que se extendía sin fin hasta perderse en los árboles. Y ella se dio cuenta de que este era el estilo de Iván. Abrieron grandes rejas, y comprobaron los autos. Pasaron una larga entrada y Sibel se dio cuenta cómo todos los autos se estacionaron frente a la gran mansión. Ella esperó un poco para ver que Iván se bajaba del auto, y notó que su abuela,
Sibel quitó sus ojos de su hermano, y tuvo que mirar en dirección contraria a Iván ante las ganas de llorar que la invadieron. Sentía ardor en los ojos y mucho dolor en su garganta, pero de un momento a otro, la mano de Iván giró su rostro y la miró detenidamente.Acarició su rostro y luego con su pulgar separó su boca.—Bésame… —ella parpadeó rápido tratando de pasar el trago que comprimía su garganta, y luego se preguntó, qué pasaba con este hombre loco—. Hazlo…Ella titubeó un segundo, sabía perfectamente que el que Iván repitiera una orden, era para humillarla más.Se inclinó un poco y usó sus emociones que estaban desbordadas en su alma. Tomó el rostro de Iván, y unió su boca con la suya, como si se descargara en esta acción.No fue un beso suave, Sibel estaba llena de rabia, de impotencia, y se frotó contra el cuerpo de Iván de manera descarada mientras metía su lengua para unir la suya.Instantáneamente, la mano de Iván tomó su espalda baja, y la pegó contra él, y su otra mano
Iván asintió hacia Sora cuando todo se completó, y luego entró al lugar que se estaba tranquilizando después de la entrada de la policía. El plan había quedado perfecto, y la cárcel de Moscú era todo lo que Erich MacMillan, vería por mucho tiempo. Esperaba ver la cara de Ciro, cuando su nieto favorito, llorara como una maricA pidiendo ayuda. —Llama a Alexey… ponlo sobre aviso… —Sora asintió, pero Iván se detuvo cuando miró hacia arriba en su zona VIP, y no estaban ni sus guardias, ni Sibel. «¿Había escapado de nuevo?», pensó de inmediato. Pero luego canceló la idea, porque era imposible con tres hombres vigilándola. —Sora… ¿Dónde están los hombres que custodiaban a Sibel? ¿Has ordenado llevarla a otro lugar? —Sora se giró de golpe para ver al mismo sitio vacío y palideció. —Yo… No lo entiendo… No he dado ninguna orden. Iván apretó la mandíbula caminando en largas zancadas, y ordenó a sus hombres seguirlo, mientras Sora colgó la llamada que ni siquiera salió, y buscó a los tres