Iván asintió hacia Sora cuando todo se completó, y luego entró al lugar que se estaba tranquilizando después de la entrada de la policía. El plan había quedado perfecto, y la cárcel de Moscú era todo lo que Erich MacMillan, vería por mucho tiempo. Esperaba ver la cara de Ciro, cuando su nieto favorito, llorara como una maricA pidiendo ayuda. —Llama a Alexey… ponlo sobre aviso… —Sora asintió, pero Iván se detuvo cuando miró hacia arriba en su zona VIP, y no estaban ni sus guardias, ni Sibel. «¿Había escapado de nuevo?», pensó de inmediato. Pero luego canceló la idea, porque era imposible con tres hombres vigilándola. —Sora… ¿Dónde están los hombres que custodiaban a Sibel? ¿Has ordenado llevarla a otro lugar? —Sora se giró de golpe para ver al mismo sitio vacío y palideció. —Yo… No lo entiendo… No he dado ninguna orden. Iván apretó la mandíbula caminando en largas zancadas, y ordenó a sus hombres seguirlo, mientras Sora colgó la llamada que ni siquiera salió, y buscó a los tres
Sibel miró una habitación amplia y muy ordenada, el lujo, las sábanas y la decoración era muy diferente a la de Estados Unidos, entonces se quedó de pie después que Iván cerró la puerta.—¿Qué necesitas que haga? —ella preguntó perdida en sus pensamientos con un poco de amargura, pero inmediatamente sintió cómo Iván la tomó de la mano y la haló para llevarla hasta un baño que era tan enorme como la habitación.Iván quitó sus aretes, y luego comenzó a desvestirla, y Sibel tuvo que tomarle la mano.—¿Qué haces?Los ojos de Iván se posicionaron en ella mientras negó.—Vamos a quitarte estas put@s huellas que se atrevieron a tocarte…Ella intentó con todas sus fuerzas de que sus labios no temblaran, pero no pudo evitar quitarse la sensación asquerosa que tenía en el cuerpo, recordando cómo esas manos de aquellos hombres, la habían tocado, y tratado de abusar de ella.No pudo sostener las lágrimas, y se le escurrieron por las mejillas.—No llores… —Iván la haló, pero Sibel sollozó con fuer
Hubo un silencio extraño en el camino, Iván tenía unas gafas oscuras y Sibel lo miró algunas veces queriendo preguntar si era real que la enseñaría a disparar, pero se quedó en silencio.Por primera vez lo detalló. Su mandíbula cuadrada, sus cabellos que siempre parecían estar mojados, y su tez un poco bronceada. Su cuerpo siempre estaba tenso, y las venas de su cuello estaban a la vista.Ella parpadeó mirando hacia el exterior, y luego tragó grueso.Este era el mismo hombre que quería degradarla hasta el cansancio, y el mismo que la usaba para llevar su venganza hasta el final. El mismo que mató a los hombres que quisieron abusarla…No quería tentar a su suerte, además, por alguna razón extraña, en vez de estar llorando, destruida por lo que estaba sucediendo en su vida, sentía que una fortaleza nueva se renovaba en ella.Y nunca se iba a rendir, pasara lo que pasara.Ella pudo evidenciar que llegaron a un campo abierto, y el polvo que salió de las ruedas le comprobó que este era el
Sibel nunca supo de Iván en el resto del día. Tampoco se le permitió ir a otras partes de la casa que no fuera su habitación, o la parte trasera. Aunque a ella no le importó quedarse frente a este lago para acomodar sus pensamientos. —Señorita… —ella se giró, estaba al final de la tarde cuando una mujer joven que ya había visto por la casa con ropa de trabajo, apareció a su lado. —Esta noche… está invitada a la cena… me han pedido que se lo anuncie —Sibel arrugó el ceño. —¿Aquí en la casa? —Sí, señorita… a las siete y treinta… La mujer estaba por retirarse cuando Sibel le tomó el brazo. —¿Se trata de Iván? —la mujer parpadeó lento y luego asintió. —Sí… Sibel pensó en esto todo el tiempo, y cuando pudo ver que los rayos del sol se ocultaban, entró a la casa para alistarse. —Tal vez… solo quiere mostrarte otro video para lastimarte… —ella se pegó a la loza y cerró los ojos. Quería tantas explicaciones, y cuando se miró en el espejo una vez que estuvo lista, se preguntó qué esta
A la mañana siguiente, Sibel hizo toda su rutina, salió de la habitación y fue a la cocina para tomar algo de desayuno.—Buenos días… —la mujer se giró y le ofreció una sonrisa.—Buenos días, señorita… ¿Quiere llevarle el desayuno al señor al despacho?Sibel torció los ojos y miró la bandeja.Lo que menos quería hacer, era ver a Iván.—La llevaré y volveré en menos de dos minutos… quiero desayunar aquí.La mujer asintió siguiendo en sus cosas, y Sibel tomó el aliento tomando la bandeja.Ella fue dirigida al despacho, y acompañada por un hombre que de cierta forma cuidaba el lugar.Sibel pudo notar la mirada de Iván cuando entró, tenía una portátil frente, en su silla, y estaba vestido de traje como solía andar, ella le quitó la mirada, y solo puso la bandeja en la mesa.—Iré a desayunar… permiso… —intentó irse.—Detente… —se detuvo sin girarse—. ¿Qué ocurre?—¿Sobre qué?—Mírame… —Sibel cerró los ojos, tomó el aire, y luego se giró—. ¿Qué ocurre?—Tengo hambre y llevo prisa… creo que
Iván vio cómo sus manos aún permanecían unidas por medio de la presentación, y de un solo movimiento, las separó. —No… la toques… —dijo de forma firme sin dejar de mirar a Alexey. El hombre entendió la tensión, y carraspeando asintió. —No pasa nada, Iván… Además, quiero mostrarte algo… —Alexey apretó el hombro de Iván, y lo instó a unirse—. Vendremos en un momento… Sibel… puedes tomar lo que quieras… Alexey comenzó a caminar, pero Iván no le siguió el paso, y se dirigió a Sibel. —No te muevas de aquí… nuestra estadía será corta… —ella parpadeó rápido y luego desapareció de su vista. Sibel se sentó tomando el aliento y luego miró a Sora. —¿Ahora qué hice? —Sora alzó los hombros y negó. —Solo… quédese ahí… Alexey pasó a Iván a un sitio privado, y le mostró algunos lingotes de oro, que tenían su marca personal. —Trabajo duro… —Iván sonrió cínicamente, esta costumbre del pendejo seguía intacta de estar mostrándole su poder, y le fastidiaba un poco su estupidez. —Qué bueno… y qué
Sibel tuvo que sonreír para disimular, pero decir que sus palabras habían calado su sistema, era quedarse corta.Por la actitud de Iván, ella supo que no mentía en ninguna de sus palabras, y ahora sabía que él iba a llegar a todas las instancias con ella. ¿El fin total? Aún no lo descubría por completo, pero hiciera lo que hiciera, no había una salida para ella.Y estaba harta de sentir dolor, la presión en el pecho ante la decepción de su familia, y de huir.Ella bajó la mirada a la mano de Iván. Su palma estaba extendida en su muslo expuesto, mientras las fibras de su cuerpo, estaban alteradas.Decir que Iván no afectaba su lívido, era mentir, y si ella quería salir de este infierno, lo mejor era tratar de hacer algo por ello.¿Podría ella hacer algo para conseguir su libertad, salir de las manos de la venganza, y comenzar una nueva vida?Sibel sintió un nudo en la garganta.Nadie vendría por ella, y si quería salir de esto, ella debía hacerlo sola.Con temblor, con muchas cosas en
En el momento en que entraron en una suite, la piel de Sibel se contrajo cuando notó una cama amplia en todo el centro de aquel piso. Unas velas un poco tétricas iluminaban el espacio oscuro, mientras ella también vio que las sábanas eran negras, y literalmente, todo se concentraba en aquella cama. «¿Iván tenía preparado todo esto en su mente con antelación?» Por supuesto, él sabía que este día llegaría, pero incluso todo le había salido demasiado bien. Sibel tuvo que pasar un trago cuando lo vio caminar lento, y luego se giró hacia ella para mirarla todo el tiempo bajo esa mirada negra. Se quitó la chaqueta, y luego se arremangó los puños de su camisa. —Acércate… ¿O tienes miedo? —la mediana sonrisa de Iván hizo negar a Sibel. —No lo tengo en lo absoluto… Iván alzó la ceja y acortó la distancia entre ellos, sin tocarla. —Desabotona mi camisa, Sibel… —Ella pasó un trago duro, y no esperó dos segundos cuando le tocó el pecho para comenzar a desabotonar. Lo que menos quería pare